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lunes, 30 de agosto de 2010

INTENSÍSSIM VIATGE PEL NORD




El viatge per quatre províncies va ser molt intens. Una província per dia. Burgos, Lleó, Astúries i Cantàbria: Déu n'hi do¡¡¡

allò que m'ha impressionat més han estat el retaule de la Cartuja de Miraflores i el claustre de la Colegiata de Santillana del Mar.



Oviedo m'ha semblat una ciutat molt pintoresca, molt ben cuidada i molt viva. Les seves cases de colors, verd, vermell, rosa, blau cel encara vibren en la meva memòria.

Comillas també m'ha agradat força. És com una ciutat catalana davant del mar cantàbric. Alguns dels grans arquitectes catalans com Gaudí i Domènech i Montaner hi han deixat la seva empremta. D'altra banda, Comillas està plena de moltes cases pintoresques, fetes de fusta, amb balcons atapeïts de clavells i geranis. Té una platja envoltada de muntanyes verdes. En fi, un poble de costa memorable.



El viatge ha estat meravellós tant pels paisatges vistos com per la companyia del David. Amb ell he viscut moments molt feliços en llocs inoblidables. Que més es pot demanar¡¡

domingo, 22 de agosto de 2010

UNA FOTO SUGERENTE



En la foto de arriba estoy en Tarragona. Me la hizo David en el Museo Arqueológico. Mi intención era fotografiarme junto al mosaico de la Medusa, la obra más famosa de dicho museo, pero como no se podían tomar fotos sin flash, al final no me pude inmortalizar junto a esa espantosa criatura mitológica, de mirada penetrante que, según la leyenda, convertía a la gente en piedra.
Ayer David me comentó que le gustaría tener esa foto enmarcada para colocarla en algún lugar de su piso. Según él en ella desprendo un halo sensual que le encanta. Yo, en cambio, me veo como ausente, ingenuo, soñador... despistado, frágil... La mirada es vergonzosa, lejana, impenetrable. La sonrisa (casi inexistente) distante, algo tierna, angélicamente voluptuosa.

A mi, en cambio, me gusta la foto de abajo. David está también en Tarragona. Curiosamente a él no le gusta. Se ve algo afeminado. Además, si se amplia la imagen, aparezco reflejado en sus gafas de sol.

viernes, 20 de agosto de 2010

MIS ESCASOS BUENOS RECUERDOS DE NORBERTO)

MIS ESCASOS BUENOS RECUERDOS DE NORBERTO

Siempre me extrañó que Norberto nunca me explicara nada bonito sobre Ferran. Entiendo que su convivencia no acabó pacíficamente. Pero el tiempo ayuda a ver las cosas con mayor imparcialidad. Y además, si uno es admirador de San Francisco de Asís, de lo cual presume siempre Norberto, tiene que mostrarse comprensivo con los defectos de los demás, e intentar olvidar lo feo para resaltar lo agradable. Sin embargo, Norberto siempre se mostró inflexible sobre su relación con Ferran. Yo, para no caer en el error de Norberto, voy a intentar evocar los escasísimos buenos recuerdos que guardo de él.

1) el viaje a Tarragona.
Aunque allí hubo algunos detalles que me disgustaron, la impresión dominante fue grata. Sobretodo porque las expectativas que tenía eran muy bajas. No fue nada del otro mundo, pero percibí una pequeña complicidad por parte de Norberto que me sorprendió positivamente. Él mismo también la percibió, y como asustado ante esa inesperada fraternidad entre los dos, intentó boicotearla a su manera. Sólo así me explico que, paseando plácidamente por las callejas del casco viejo, me soltara aquello de : Tu y yo somos muy distintos. Yo, sin entender por qué me decía eso, le dije: es verdad, somos como el Ying y el Yang. A lo cual él se apresuró a replicar, en un tono de desprecio, que con el tiempo sería el habitual en él: No, tu y yo no somos complementarios. Lo cual es una contradicción total, porque es evidente que si dos personas son muy distintas, por fuerza han de ser muy complementarias. De la misma manera, si en un lugar no hay luz es evidente que tiene que haber oscuridad. Vamos, al menos yo lo creo así. De todas maneras, una vez nos separamos, Norberto me envió un mensaje comunicándome que se lo había pasado bien en Tarragona.

2) la película de terror
una noche decidí poner una película de terror. Yo estaba tumbado en el sofá, y él estirado en el suelo. Cada vez que había una escena de miedo, él me asustaba, retorciendo su rostro para hacer muecas, o bien me sacudía en el hombro, o bien me decía cosas terroríficas, etc. En general fue una velada agradable. (

por cierto, nunca he visto tanta televisión como cuando conviví con Norberto . Dios mío, que hartón de televisión nos pegamos
¡¡¡)

3) La pizza

Norberto, después de afirmar que las pizzas españolas no valen nada, me propuso que prepararía él mismo una pizza. Yo le aplaudí la idea. Al cabo de dos horas, terminó la pizza. La degusté, y al acto exclamé ; Norberto, está muy buena¡¡ Al oír mis palabras, su rostro se iluminó de felicidad. Una felicidad sincera, expansiva, que no había observado hasta entonces en él, y que se me contagió. Por cierto, su pizza no era mejor que las españolas, pero estaba buena.

4) Velada tras una representación de una obra de teatro
Una noche compré dos entradas para ver una función de Bernarda Alba. Norberto siguió la representación con sumo interés. Tras caer el telón, nos fuimos a un bar a tomar algo. Allí estuvimos una hora hablando. El tema de la conversación no me interesó especialmente, pero en cambio me gustó el tono afectuoso con el que me hablaba Norberto. Era un tono de complicidad, muy raro en él. Me dio la impresión que estaba a gusto, que se sentía cómodo conmigo, lo cual era algo realmente excepcional. Ese día, antes de la función regalé a Norberto un libro sobre la ciudad italiana de Asís. San Francisco es uno de los amores de Norberto, y cuando vio el libro, sintió una alegría inmensa y no forzada. Tanta, que experimentó la necesidad de besarme en una mejilla en señal de agradecimiento, una de las pocas veces que se mostró agradecido.

5) La burla de la nariz

Para animar un poco la decaída convivencia se me ocurrió enviarle una foto, en la que aparecía con una inmensa nariz. Hice un poco de broma sobre esa protuberancia. Norberto me contestó de una manera cómplice, como siguiéndome la chanza. Me pareció que era una complicidad no fingida.

Y ya está, en casi cuatro meses que duró nuestra convivencia, yo no sabría aportar ninguna otra vivencia agradable, y no creo que exagere nada al decir lo anterior.

Para concluir con el apartado de cosas positivas, enunciaré las contribuciones que hizo Norberto


En fin, el balance de cuatro meses de convivencia no puede ser en absoluto positivo. Sino todo lo contrario.

Y pensar que Norberto  me dijo, en una muestra de su legendaria autoestima; CUANDO ME VAYA, ME ECHARÁS DE MENOS¡¡¡

Yo, en mi ingenuidad, lo interpreté como que me dejaría muy buenos recuerdos. Si me descuido,¡¡¡ casi me hace caer en una depresión¡¡¡

Pero bueno, con el tiempo las cosas se ven con más distancia. Y aunque la experiencia fue desastrosa, intento sacar alguna enseñanza positiva de ella. Que alguna debe tener.

martes, 17 de agosto de 2010

UNA FELICITACIÓN MARAVILLOSA

Mi querido y especial Carles:

Hoy,cuando me he despertado,lo primero que ha venido a mi mente ha sido imaginar el dia que nacistes y la felicidad que sentirian los causantes de esa nueva vida al tenerte junto a ellos,entre sus brazos.Ya otras veces,al ver las fotos de cuando eras niño o me cuentas de tus años anteriores,con mi imaginacion he volado al pasado,a tu 'mundo';me he recreado en él:junto a quienes crecias y te querian,tus sentimientos hacia el mundo que te rodeaba.Todavia conservas en tu forma de ser, y esto me agrada, mucho de esos años que te formaron,pero también has traspasado las fronteras de ese 'hogar-mundo' y te has edificado como algo nuevo y distinto.


David Chavarri

lunes, 9 de agosto de 2010

ADÉU, FERRAN. FINS A SEMPRE

Avui, en ingressar al meu blog comprovo que has deixat de ser un seguidor. Humilment, pensava que el mail que em vas enviar donaria per a alguna cosa més. No vas contestar el meu mail, i almenys això sí que ho haguessis pogut fer. Al cap i a la fi, te'l vaig escriure perquè em vas dir allò de " ja em diràs algo". En fi, tot i que m'hauria agradat prendre un cafè amb tu, estàs en tot el teu dret de no voler saber res més de mi. Insisteixo, però, que em sap molt greu que la imatge que em quedi de tu sigui essencialment la que em va transmetre el Norberto. La seva descripció, que comprèn des de les parcel·les més íntimes fins a les més intrascendents, em sembla absolutament tendenciosa. Cadascú viu la seva vida com bonament pot, i encara que el Norberto va intentar presentar-te com algú que s'amaga del món i de la gent, jo crec que això no és ni bo ni dolent en si mateix, i en tot cas el Norberto és el menys indicat per criticar-ho. Ell que s'ha passat la vida fugint dels altres i del món. Com molt bé saps, ni la lucidesa ni la humilitat mai no han estat el seu punts forts. I encara que ell estigui encantat d'haver-se conegut, hauria de saber que tant la seva vida com la seva persona són d'allò més corrents.

Per acabar només desitjar-te que siguis molt feliç.

Cordialment, Carles Soler.

martes, 3 de agosto de 2010

EGON SCHIELE, LA CONSCIENCIA DE LA MUERTE; THE AWARENESS OF DEATH

EGON SCHIELE, LA CONSCIENCIA DE LA MUERTE; THE AWARENESS OF DEATH








LA CONSCIENCIA DE LA MUERTE

En cada autorretrato de Egon Schiele, contemplamos el alma del pintor abierta en canal. No es un cuerpo lo que escrutan nuestros ojos, sino un alma convertida, por el magistral pincel del artista vienés, en algo sólido, en algo dolorosamente palpable. Sin duda, nos sentimos impactados por la textura rugosa, leñosa, incluso mineral, de su piel. Su cuerpo no está formado de carne, sino de una materia que parece desprovista de vida. Es, de alguna manera, una carne mustia, seca, consumida, envejecida, anémica, achacosa, desnutrida, morbosa, débil, etc. En fin, estamos ante un cuerpo, si no muerto, casi muerto. Una carne impregnada de muerte. Un muerto viviente. Cada autorretrato de Egon Schiele se nos aparece como un muerto viviente. No es su cuerpo, sino su alma la que se está muriendo. El mismo artista, consciente de esta muerte que lo corroe íntimamente, escribió: “Todo está muerto, mientras está vivo”. Si todo está muerto, mientras está vivo, debemos deducir que lo muerto y lo vivo son una sola cosa, luego la vida es una ilusión, un espejismo que sólo logra engañar a los más ingenuos. No es este el caso de Schiele, quien se ha dado cuenta de la omnipresencia de la muerte en todo ser vivo, por eso mismo se representa a sí mismo como si en lugar de estar compuesto de carne, estuviera formado de madera o de cartón, de algo más bien inerte, en pleno proceso de descomposición. Su piel se está descomponiendo, como una rama arrancada del tronco, como una hoja de girasol caída del árbol. Eso es la piel del vienés, materia orgánica en descomposición. Pero no olvidemos, que lo que contemplamos sobre el lienzo no es su cuerpo, sino su alma. Su alma es la que se pudre, la que se agota, la que se vacía de vida, la que se siente perecer. Es un alma que sabe que se muere, un alma que no cree en Dios, y, que, por lo tanto no espera la resurrección. Un alma angustiada ante su inminente extinción. Un alma que se retuerce, que hace muecas ridículas, que mira asustada, desconcertada, horrorizada. La mirada de los rostros de Schiele es la mirada de los locos. Su alma se pudre, se degenera, enferma, pierde el control sobre ella misma, enloquece, hace muecas insólitas, gestos raros, poses absurdas. Es el alma de un demente. Un alma que ya no piensa, un alma tan vacía de razón, que sólo se mueve por instinto. Y, sin embargo, aún conserva suficiente lucidez como para anhelar vivir eternamente. Quiere eternizarse, pero sabe que se pudre, y por ello se angustia, se retuerce de rabia impotente, de dolor agónico. No acepta su propia muerte y en un acto de desesperación, se plasma sobre el cuadro, `porque ilusamente cree que por el poder del arte se divinizará, se hará eterna. Un nuevo espejismo que lejos de consolarla, todavía le recuerda más amargamente su absurda fugacidad.

THE AWARENESS OF DEATH ( a clumsy translation)

In each self-portrait by Egon Schiele, we look at the painter's slit open soul. It’s not a body what our eyes scrutinize, but a soul changed, by the Viennese master artist's brush, into something solid, something painfully palpable. No doubt, we are shocked by the rough, woody, even mineral texture of their skin. His body is not composed of flesh, but of a matter that seems devoid of life. It is, somehow, a withered flesh, a dry, consumed, aged, anaemic, sickly, malnourished, morbid, weak flesh. In short, we have a body, if not dead, almost dead. A meat impregnated with death. A living dead. Each self-portrait by Egon Schiele appears to us as a living dead. It is not his body but his soul what is dying. The artist himself, aware of this death which erodes him intimately, wrote: "Everything is dead while it is alive." If everything is dead, while alive, we must conclude that the dead and the living are one thing, then life is an illusion, an illusion that can only fool the most naive people. This is not the case of Schiele, who has realised of the pervasiveness of death in all living things, that's why he represents to himself as if instead of being composed of flesh, were made of wood or cardboard, something rather inert in the process of decomposition. His skin is decomposing, as a branch torn from the trunk, like a sunflower leaf that fell from the tree. That is the skin of Schiele: decaying organic matter. But do not forget that what we see on the canvas is not his body but his soul. His soul is the one which is rotting, which is exhausted, which is empty of life, which feels as it was perishing. It is a soul which knows that it dies, a soul which does not believe in God, and that therefore does not expect the resurrection. An anguished soul before its imminent extinction. A soul that twists, a soul that makes ridiculous grimaces, that looks frightened, bewildered, horrified. The look on the faces of Schiele is the look of the insane people. His soul is rotten, degenerate, sick, it loses control over herself, he becomes crazy, makes unusual grimaces, rare gestures, absurd poses and so on. It is the soul of a madman. A soul which does not think. A soul so empty of reason, which only moves by instinct. And yet, it still retains enough lucidity as to desire to live forever. It wants to be endless, but he knows that rots, and therefore distress, writhing in impotent rage, agonizing pain. It does not accept his own death and, in desperation, wants to be expressed itself on canvas, 'because, easily deceived, it believes that, by the power of art, will become eternal. A mirage that, far from comforting Schiele, still it reminds him, in a spine-chilling way, his absurd brevity.














. El cuadro, un genial autoretrato de Egon Schiele, describe el estado del alma de Carles cuando recuerda su fea convivencia. El cuadro está en el Museo Leopold de VIENA




Carles y David sentados en un banco frente al Museo Leopold de Viena. Afortunadamente también hay momentos felices en la vida
Estamos en agosto. Se acerca esa fecha fatal que tan malos recuerdos me trae. El día de mi cumpleaños. De ese día guardo el peor recuerdo de Norberto. Nunca en mi vida me hubiese imaginado que Norberto se hubiese atrevido a perpetrar algo tan feo. Llevábamos algunas semanas tensas, cada uno viviendo en sitios separados. La última vez que me había escrito me contó que yo era un “agobio” para él. Le agobiaba porque me había atrevido a preguntarle si nuestra convivencia ( UNA CONVIVENCIA HECHA A SU CONVENIENCIA) se iba a acabar en setiembre o no. Se lo pregunté a raíz de la forma tan intempestiva con la que se fue de mi piso y que ahora no voy a relatar. Baste decir que nuestra convivencia era más bien antinatural, y que por más que me esforcé en encontrarle un sentido, no fui capaz: ¡¡¡tan rotundamente absurda era¡¡¡ A causa de esa absurdidad que tanto me angustiaba le formulé la anterior pregunta.
A pesar de todo, y debido a mi idiota ingenuidad, esperaba una felicitación por su parte. Cuando fue su cumpleaños, recibió de mi una inesperada felicitación, que según me dijo le hizo muy feliz. A lo mejor fue la única que recibió. En todo caso, gracias a esa felicitación pude saber su comprometida situación personal, y sin dudarlo le ofrecí mi ayuda. Mi felicitación le cambió de alguna manera la vida, porque su intención era regresar a su país. No seré yo quien magnifique el valor de esa felicitación, pero si Norberto es capaz de ser honesto y objetivo, reconocerá que le emocionó grandemente.
De todas maneras, la gratitud no es la virtud principal de Norberto, al menos para conmigo,y cuando llegó el turno de mi cumpleaños no recibí ninguna felicitación digna, a pesar de que Norberto conocía perfectamente mi fecha de cumpleaños. Aunque diciendo lo anterior miento ligeramente, porque sí que recibí un mail que decía lo siguiente: regalo pa todos los que no tienen Facebook. Literalmente tal cual. Ese mail contenía un video sobre una versión gay del sueño de una Noche de verano. ¿Eso es una felicitación o una chirigota? Juzguen ustedes mismos. Gracias a mi felicitación recibió una ayuda inestimable que le hizo, según me narró, emocionarse sinceramente, y en cambio cuando le llegaba su turno de corresponder a mi gesto, me respondía con la anterior extravagancia, por decir algo. Pero así es Norberto. Ese día mi fe en él cayó por los suelos. Cuando le escribí para censurarle su olvido con un mail titulado “memoria selectiva”, me lo devolvió con las siguientes palabras: “mail devuelto sin leer. Si deseas algo llámame”. Con esa frialdad insólita correspondió a todo lo que hice por él. Así de agradecido es Norberto. Ni que decir tiene que su forma de actuar me sumergió en una tristeza inmensa y sórdida. Nunca me hubiese creído que alguien que se llena la boca hablando de san Francisco de Asís, se comportase conmigo con tan poca sensibilidad moral, con tanto egoísmo y orgullo. Tanto le costaba escribir: " Carles, muchas felicidades". Pues por lo que se ve sí.Pero tampoco no me cogió por sorpresa su desprecio, porque Norberto nunca daba NADA a Carles .
Si yo no hubiese sido una persona con tanta inexperiencia y con tanta ingenuidad, el comportamiento de Norberto no me hubiese afectado en lo más mínimo. Pero yo creí en él cuando me dijo que profesava amor por lo espiritual, creí como un estúpido en su fe. Su pecado más grave ha sido no compadecerse de esa inexperiencia e ingenuidad. Pero es que él, como bien me dijo, no soporta a las personas sin experiencia. Sin lugar a dudas un prejuicio muy cristiano el suyo.
No me felicitó, y tampoco, por supuesto, me regaló nada. Aunque durante nuestra convivencia me “regaló” su ropa vieja, que no era de mi talla, un reproductor de DVD usado que ya hace muchos meses que dejó de funcionar, un reloj usado, tazas para que él tomara su mate, cuencos para que él se sirviera su ensalada, etc. En fin, esa clase de regalos que sólo se pueden hacer si uno tiene mucha confianza en la otra persona, pues de lo contrario, es de lo más normal que tales regalitos se puedan interpretar más bien como una desconsideración. Mejor no regalar nada a obsequiar cosas feas y usadas. Pero Norberto presumía de sus “regalos”, hasta el punto que me decía, literalmente, “cuando yo me vaya, te puedes quedar con mis “regalos” porque no me los pienso llevar” ¿Se puede ser más cínico? No lo creo. Norberto me contó que él hacía regalos muy generosos a FERRAN (ropa de marca muy cara), mientras que éste le correspondía con birrias, como un lapicero que tenía encima de su escritorio. Se olvida Norberto de lo que Ferran hizo por él. ¿Eso no tiene ningún valor? Norberto puede confundir a María Amalia, a Diego, porque son mansos, pero sus inexactitudes no cuelan para mí, porque, gracias a Dios, aún dispongo de un mínimo de criterio y de algo de imparcialidad.
En fin, pronto se cumplirá un año de un hecho que me entristeció enormemente. Hoy sólo conservo de él un recuerdo sórdido que inunda toda mi alma de tristeza. ¿Cómo pude alojar en mi casa a una persona así? Me hago muchas veces la misma pregunta. Una persona capaz de agradecer a un ser superior por los bienes proveídos, pero incapaz de agradecérselos a su PRÓJIMO.

A pesar de todo hay que confiar que algún día Norberto practicará con el ejemplo, y que dominando su orgullo será capaz de seguir el camino marcado por Jesús, ése a quien dice admirar.
Estoy seguro de que en un futuro próximo, saltará una chispa de HUMILDAD en el interior de él que incendiará su alma; y entonces, mis ojos, deslumbrados ante tal resplandor, se sentirán aliviados por toda la oscuridad EGOISTA que Norberto derramó en ellos.