“Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo” Lc 17, 1-6 (TODO PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA)
STATCOUNTER
sábado, 6 de octubre de 2012
NORBERTO SOLICITA MI AMISTAD EN FACEBOOK
NORBERTO
SOLICITA MI AMISTAD EN FACEBOOK
"El que se domina a sí mismo, vale más que el que domina una
ciudad".”
CREPÚSCULO EN BERLÍN |
El cinco de setiembre recibí un
mail en que Norberto me pedía que
le agregara como amigo en Facebook. En
honor a la verdad debo decir que ya había asumido que el argentino nunca
desearía contactar conmigo, tan asumido lo tenía que mi primera reacción al leer dicho mail
fue suponer que se trataba de un error. Más en concreto llegué a creer que el
mail había sido generado automáticamente por Facebook, puesto que como una vez
yo había estado entre los amigos del argentino, pues a lo mejor por algún
“capricho de la técnica” se había creado accidentalmente dicho mail. Me parecía
poco probable que el argentino me lo hubiera enviado teniendo consciencia de
ello. Incluso llegué a barajar, recurriendo al sentido del humor, que ese día
Norberto se había vuelto medio
somnámbulo, y bajo los efectos del sueño parcial, lo había
redactado.
AUTENTICIDAD Y SENTIDO DEL MAIL
Lo primero que hice fue averiguar
si ese día Norberto tenía algún motivo especial para enviarme dicho mail. Tras
unas simples averiguaciones, descubrí que el argentino se había enterado de mi
nueva entrada en el blog titulada: Madrid y el Desarraigo, y que movido
por la impresión que le causó seguramente se animó a escribirme. Aunque no tengo la certeza
absoluta de ello, creo que los acontecimientos ocurrieron tal como los acabo de
relatar. Hay muchos indicios que lo corroboran. Descarto, pues, que Norberto
enviara el mail sin ser consciente o por error o involuntariamente. De hecho,
lo normal es enviarlo; pero de alguien que, como ya me hizo una vez el
argentino, te devuelve un mail sin responder, uno se puede esperar cualquier cosa.
SENTIDO CRISTIANO DEL MAIL
Se mire como se mire, el gesto de
enviar el mail responde a un impulso noble que no dudaría a calificar de
compatible con el ideario cristiano, lo cual resulta muy chocante, porque
Norberto, al menos en relación a mí, no acostumbró a prodigarse, mientras duró
la convivencia y muchísimo menos después, en actos acordes con las enseñanzas
de Cristo, a pesar del respeto que decía guardar al fundador del cristianismo.
Dicho lo cual, debe añadirse que el gesto no revestiría ningún mérito, sino fuera
por el orgullo del argentino, puesto que comunicarse con alguien debería ser
algo rutinario y frecuente. En todo caso, negar la palabra a una persona
resulta profundamente anticristiano, mientras que responder a quien previamente
ha requerido la palabra de uno resulta, no sólo noble, sino también de lo más
encomiable y fraternal. En fin, el gesto de Norberto de enviar una solicitud
para comentar lo que sea, merece, en principio, ser considerado como bueno y
elogiable.
EXTRAÑEZA DEL MAIL
A pesar de que la valoración a
dicho mail sea positiva, también hay que decir que el canal elegido resulta
poco adecuado. Al principio no entendí porque me llegaba el mail a una
dirección de correo que no era la que usaba cuando estaba entre los amigos de
Facebook del argentino. Pero tal perplejidad desapareció al comprobar que para
enviar dicho mensaje Norberto tuvo que introducir mi dirección de mail para que
Facebook generara la solicitud de amistad. Pero siendo así las cosas que lo
son, ¿por qué no me envió directamente un mail, comunicándome lo que me quería
decir?
REGRESO A LA ARGENTINA.
Me puse a pensar por qué me
enviaba ahora dicha solicitud de amistad, y tras darle unas cuantas vueltas al
asunto, determiné que una razón podría ser que Norberto estuviera considerando
la posibilidad de regresar a su país. Es una corazonada, sin ningún fundamento
en un dato real u objetivo. Pero en todo caso explicaría porque alguien tan
poco predispuesto a comunicarse conmigo, optara por escribir ese mail, ya que
haciéndolo así de alguna forma se congraciaba consigo mismo por haberse ido de
mi piso sin ni siquiera decir adiós. Eso, por supuesto, en el caso de que tal
omisión le hubiera creado algún cargo de consciencia, que es mucho suponer.
Así, enmendando a su manera los errores
cometidos durante su estancia en España, podrá partir con la sensación de estar
en paz consigo mismo y con los demás, consciente de que es bueno, a la hora de
iniciar una nueva andadura, no llevar demasiados lastres que puedan entorpecer
el arraigo en otras tierras y entre gentes nuevas.
DESCONFIANZA Y COHERENCIA
Aunque nada pueda objetar a la
idea del argentino de enviar su solicitud de amistad, ello no impide que me la
mire con cierta desconfianza y con poco entusiasmo. Aunque el hombre sea el
único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, tras mi monumental
tropiezo en ese bar de Sants donde más o menos pactamos nuestra convivencia, no
creo que sea tan idiota de volver a cometer el mismo error garrafal que cometí
entonces y del que tanto me arrepiento. Una convivencia en la cual sólo una
parte da y la otra se limita a recibir y a exigir es de una toxicidad tal que
ella misma acaba por desembocar en la frustración más letal. El intercambio
equitativo y justo es vital para la consolidación de cualquier asociación
humana, sea ésta de la naturaleza que sea.
Por otra parte, perdería toda mi
autoridad si rechazara semejante solicitud de amistad, pues tras echarle en
cara infinidad de veces al argentino que me negara la palabra, caería en la
incoherencia más atroz si yo también se la negara. No cuesta nada atender a
alguien que solicita la atención de uno. Me parece de lo más racista y sectario
negar la palabra a alguien con quien has compartido una parte de tu vida. En mi
forma de ver las cosas, no puede haber mayor acto de desprecio contra el
prójimo que semejante negación. Sirvan, pues, todas las palabras de este
escrito como respuesta a aquel que -- espero que de buen corazón-- me solicitó.
Dicho lo anterior, también quiero
añadir que lo del Facebook no me parece buena idea. Si el argentino me quiere
decir algo, por superfluo que sea, que
me envíe un mail, al cual yo intentaré responder con la mejor de las
intenciones.
LO QUE APRENDÍ EN EL BAR DE SANTS
Aunque si me envía un mail, voy a
responderlo por deber moral y por
convencimiento ético, eso no quita que si ese mail no reúne unas mínimas
condiciones no deje la menor huella en mí y pase como una de más de esas nubes que recorren el cielo sin ser
ni siquiera percibidas. Lo que aprendí en Sants es muy elemental y a la vez muy
obvio: sólo lo que se hace con voluntad de dejar buen recuerdo en el otro
merece ser interiorizado como algo fértil que será capaz de florecer en el
interior de nuestra alma. Lo que se hace por fines exclusivamente egoístas
acaba por convertirse en algo estéril que desertiza nuestra corazón.
CONSEJOS PARA DEJAR UN BUEN
RECUERDO
( Si se pudiera volver atrás en el tiempo y repetir el encuentro en el bar de Sants, recomendaría a Norberto lo siguiente, que también podría aplicarse a su solicitud de amistad)
( Si se pudiera volver atrás en el tiempo y repetir el encuentro en el bar de Sants, recomendaría a Norberto lo siguiente, que también podría aplicarse a su solicitud de amistad)
1.- NORBERTO: Si el fin de tu
solicitud de amistad es ajustar cuentas en lugar de dejar buen recuerdo, mejor
que te olvides de ella. Aunque es difícil empeorar el mal recuerdo que guardo
de la convivencia, el mal siempre es susceptible de multiplicarse y de
extenderse, por lo cual mejor no tentarlo. Si hay voluntad de dejar buen
recuerdo, adelante.
2.- NORBERTO: si esa solicitud
sólo tiene en cuenta tus necesidades, tus objetivos y tus sueños, mejor que no
la hagas. Cuando uno busca a otro, es porque ése otro le importa algo, de lo
contrario es ridículo y absurdo que lo busque o que lo solicite.
3.- NORBERTO: SI tu
determinación es no dar NADA ( y el dar
hay que entenderlo en el sentido más general), y sólo quieres recibir y exigir,
no hace falta que te manifiestes ni que me solicites. Ya hiciste bastante el
ridículo una vez, como para que lo vuelvas a hacer otra vez.
4: NORBERTO: si no me consideras
un hombre como los demás, continúa haciendo lo que has hecho hasta ahora, es
decir, continúa ignorándome.
5: NORBERTO: Si como ya hiciste
una vez sólo quieres usarme como medio y no como fin, no te molestes a requerir
mi palabra. Yo estoy bien como estoy y no necesito nada de alguien que no me
valora por lo que soy ni por lo que quiero y siento.
6.- NORBERTO: si pretendes que esta vez tenga
un papel pasivo como la otra vez, no te cruces en mi camino. Fue un error creer
que porque tuvieras más experiencia sabrías manejarte mejor en la vida y organizar cabalmente la convivencia. Aunque
tienes buenos impulsos, no sabes llevarlos en general a buen puerto. Tus inseguridades y tus manías
te pierden, por lo que necesitas, como la inmensa mayoría de personas, a
alguien que sepa encauzar lo bueno que hay en ti.
EN FIN, SI ESA SOLICITUD VA A SER
COMO UNA SEMILLA QUE BUSCA DEJAR FRUTO, ENTONCES ME COMPROMETO A REGARLA Y A
CUIDARLA, DE LO CONTRARIO, MEJOR QUE SE LA COMAN LOS PÁJAROS, PORQUE NO HAY
NADA MÁS ABSURDO QUE UNA SEMILLA ESTÉRIL.
EL ÓPTIMO DE LA CONVIVENCIA
Toda convivencia, toda relación,
todo proceso posee su óptimo que es el punto culminante donde las tensiones se relajan y se compensan, alcanzándose el equilibrio más provechoso para todas las partes. En el caso de nuestra
convivencia también lo tenía por supuesto. Ni que decir tiene que ese óptimo no
estaba en no dar nada y en no pensar en el otro, porque esa clase de cerrazón
sólo lleva a lo absurdamente estéril. Desde el principio de conocernos, ya debe
hacer 4 años, me di perfectamente cuenta que ese óptimo estaba en lo
esporádico, en lo fugaz, en lo transitorio, en lo mutable. Y no en lo
permanente. Por eso me gustaron tanto las palabras del argentino cuando dijo:
CUANDO ME VAYA, ME ECHARÁS DE MENOS. Esas palabras contenían, expresado con la
mayor elocuencia, el óptimo de la convivencia. Desgraciadamente, el argentino
no puso en práctica lo que el mismo concibió. Más allá de ese óptimo, de esa fugacidad
sin compromiso, no se puede ni se podía ir, porque nuestras naturalezas no lo
consentirían. Lo que no puede ser, no puede ser y no hay que darle más vueltas.
LA RISA DEL ARGENTINO
Quizás el argentino se ría de mis
palabras, al fin y al cabo sólo soy un psicópata para él. Pues que se ría, que
se ría hasta reventar, quizás así también reviente su orgullo, y entonces, libre de esa atadura
deleznable, sea capaz de percibir, aunque sólo sea de refilón, la tristeza que
dejó en mí.
LO MÁS BELLO DEL ARGENTINO
En mi modesta forma de ver las
cosas, lo mejor del argentino es su inseguridad, su opresivo sentido de la inseguridad
que le hace pasar de lo afeminado a lo viril, de lo introvertido a lo
temerario, de la alegría a la cólera, de la elocuencia al hermetismo, del amor
al desprecio, del entusiasmo a la desolación, de la bronca al buen humor, del materialismo al idealismo, de
la castidad a la promiscuidad, de la ternura al sadomasoquismo leve, etc. Lo lamentable, sin embargo, es que en lugar
de aceptar esa forma de ser, la enmascare, la camufle, la borre para dar una
falsa impresión de sí mismo a los demás.
CONVICCIÓN DE SU SOLICITUD.
Para mí, su solicitud sólo valdrá
algo si ha surgido desde la convicción de su alma y desde el asentimiento de su
corazón, si la hace para absolverse o para quedar bien o sin especial motivación,
mejor que no la haga. Caerá por su
propio peso sobre la nada. Si la hace porque siente ganas de hacerla, porque le
apetece, que la haga. No quiero nada de él ni por obligación ni por hipocresía.
CONSEJO FINAL: SAN FRANCISCO DE
ASÍS Y EL LEPROSO.
No soy nadie para decirle lo que
debe hacer o no. Que decida por sí mismo, que bastante mayor es ya. Pero si que
me considero libre de invocar el episodio de San Francisco de Asís con el
leproso para que le sirva de guía o de ayuda, pues decidir bien es lo más difícil en esta vida.
“San Francisco sintió en una de sus oraciones que el buen
Dios le decía: "Francisco: si quieres agradarme, tienes de que negarte a
ti mismo. Tienes que empezar a quemar las vanidades que has adorado, y a
empezar a amar lo que va contra tu sensualidad y que te produce asco y
antipatía. Si así lo haces, yo haré que lo inconveniente que antes tanto te
atraía y te gustaba, ahora empiece a no agradarte, y que empieces a sentir
verdadero gusto por lo que va contra tu sensualidad".
Francisco, mientras andaba por aquellos
campos, empezó a meditar en estas palabras de Nuestro Señor y se preguntaba
cómo debería empezar a "preferir lo doloroso que antes
aborrecía, y a despreciar lo malo que antes adoraba".
Y un día se le presentó la ocasión de
obedecer a este heroico mandato del cielo. El siempre había enviado ayudas a
los leprosos que vivían en las afueras de la ciudad, pero lo hacía por medio de
otros, pues sentía un asco muy especial por sus llagas y por su repugnante
hedor, ante el cual se tapaba las narices horrorizado. En esto estaba su mayor
debilidad y aquí tenía que demostrar su mayor heroísmo.
Y un día en que iba por el camino hacia
Foligno, rezando y meditando, de pronto su caballo se detuvo con una brusca
sacudida. Allí en el camino había un horroroso enfermo de lepra que extendía
hacia él sus manos carcomidas, pidiendo una limosna. El primer impulso de
Francisco fue salir huyendo. Su sangre se le encrespó y el asco le llegaba
hasta el cuello ahogándolo.
Pero en aquel momento recordó las palbras
de Jesús "Todo el bien que hacéis a los demás, aunque sea el más humilde,
a Mí me lo hacéis". Y le vinieron muy claras a su memoria las palabras
aídas poco antes en la oración: Tienes que empezar a amar lo que va contra tu
sensualidad y que te produce asco y antipatía. Yo haré que empieces a
sentir verdadero gusto por lo que va contra tu sensualidad".
Y dominándose a sí mismo saltó del
caballo. Se acercó al leproso, lo saludó cariñosamente y colocando una
limosna en su mano carcomida, lo tomó entre sus brazos y lo besó con fuerza una
y otra vez, y enseguida besó también aquellas manos destruidas por la enfermedad.
Y diciéndole cariñosamente: "Dios sea cintigo, que el Señor te
acompañe", subó de nuevo a su caballlo y se alejó. Cuando Francisco
volteo a ver por donde andaba ya no estaba. El leproso desaparecio y
Francisco había superado la prueba. ¡Bendito sea Dios!
Estaba emocionadísimo; su corazón
palpitaba muy fuertemente y ni siquiera se daba cuenta por dónde estaba
viajando. Y en ese momento empezaron a cumplirse en él, las palabras del Señor:
"haré que empieces a sentir gusto por lo que va contra tu
sensualidad". Empezó a sentir una dicha y una dulzura tan grandes que le
parecía que la felicidad inundaba totalmente todo su ser.
Al día siguiente se fue a visitar el
hospital de leprosos que se llamaba "San Salvador" y allí
cariñosamente dando una limosna a cada uno de esos enfermos tan abandonados y
tan llenos de llagas, y a cada uno lo saludó besándole cariñosamente sus manos
carcomidas por la enfermedad. A los pobres enfermos les parecía un sueño el que
el hijo rico negociante de la ciudad viniera a estarse con ellos como un
cariñoso hermano.
Así lograba Francisco la más difícil
victoria, que consiste en vencerse a sí mismo. Ahora se cumplirá en él lo que
dice el Libro de los Proverbios: "El que se domina a sí mismo, vale más que el que domina una
ciudad".”
El horror al leproso puede simbolizar perfectamente el orgullo de uno mismo.
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