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sábado, 6 de octubre de 2012

ESTIU













NORBERTO SOLICITA MI AMISTAD EN FACEBOOK


NORBERTO SOLICITA MI AMISTAD EN FACEBOOK
"El que se domina a sí mismo, vale más que el que domina una ciudad".”

CREPÚSCULO EN BERLÍN



El cinco de setiembre recibí un mail en que Norberto  me pedía que le  agregara como amigo en Facebook. En honor a la verdad debo decir que ya había asumido que el argentino nunca desearía contactar conmigo, tan asumido lo tenía  que mi primera reacción al leer dicho mail fue suponer que se trataba de un error. Más en concreto llegué a creer que el mail había sido generado automáticamente por Facebook, puesto que como una vez yo había estado entre los amigos del argentino, pues a lo mejor por algún “capricho de la técnica” se había creado accidentalmente dicho mail. Me parecía poco probable que el argentino me lo hubiera enviado teniendo consciencia de ello. Incluso llegué a barajar, recurriendo al sentido del humor, que ese día Norberto se había vuelto medio  somnámbulo, y bajo los efectos del sueño parcial, lo había redactado. 

AUTENTICIDAD Y SENTIDO DEL MAIL

Lo primero que hice fue averiguar si ese día Norberto tenía algún motivo especial para enviarme dicho mail. Tras unas simples averiguaciones, descubrí que el argentino se había enterado de mi nueva entrada en el blog titulada:  Madrid y el Desarraigo, y que movido por la impresión que le causó seguramente se animó  a escribirme. Aunque no tengo la certeza absoluta de ello, creo que los acontecimientos ocurrieron tal como los acabo de relatar. Hay muchos indicios que lo corroboran. Descarto, pues, que Norberto enviara el mail sin ser consciente o por error o involuntariamente. De hecho, lo normal es enviarlo; pero de alguien que, como ya me hizo una vez el argentino, te devuelve un mail sin responder,  uno se puede esperar cualquier cosa.

SENTIDO CRISTIANO DEL MAIL

Se mire como se mire, el gesto de enviar el mail responde a un impulso noble que no dudaría a calificar de compatible con el ideario cristiano, lo cual resulta muy chocante, porque Norberto, al menos en relación a mí, no acostumbró a prodigarse, mientras duró la convivencia y muchísimo menos después, en actos acordes con las enseñanzas de Cristo, a pesar del respeto que decía guardar al fundador del cristianismo. Dicho lo cual, debe añadirse que el gesto no revestiría ningún mérito, sino fuera por el orgullo del argentino, puesto que comunicarse con alguien debería ser algo rutinario y frecuente. En todo caso, negar la palabra a una persona resulta profundamente anticristiano, mientras que responder a quien previamente ha requerido la palabra de uno resulta, no sólo noble, sino también de lo más encomiable y fraternal. En fin, el gesto de Norberto de enviar una solicitud para comentar lo que sea, merece, en principio, ser considerado como bueno y elogiable.

EXTRAÑEZA DEL MAIL
A pesar de que la valoración a dicho mail sea positiva, también hay que decir que el canal elegido resulta poco adecuado. Al principio no entendí porque me llegaba el mail a una dirección de correo que no era la que usaba cuando estaba entre los amigos de Facebook del argentino. Pero tal perplejidad desapareció al comprobar que para enviar dicho mensaje Norberto tuvo que introducir mi dirección de mail para que Facebook generara la solicitud de amistad. Pero siendo así las cosas que lo son, ¿por qué no me envió directamente un mail, comunicándome lo que me quería decir?

REGRESO A LA ARGENTINA.

Me puse a pensar por qué me enviaba ahora dicha solicitud de amistad, y tras darle unas cuantas vueltas al asunto, determiné que una razón podría ser que Norberto estuviera considerando la posibilidad de regresar a su país. Es una corazonada, sin ningún fundamento en un dato real u objetivo. Pero en todo caso explicaría porque alguien tan poco predispuesto a comunicarse conmigo, optara por escribir ese mail, ya que haciéndolo así de alguna forma se congraciaba consigo mismo por haberse ido de mi piso sin ni siquiera decir adiós. Eso, por supuesto, en el caso de que tal omisión le hubiera creado algún cargo de consciencia, que es mucho suponer. Así, enmendando a su manera  los errores cometidos durante su estancia en España, podrá partir con la sensación de estar en paz consigo mismo y con los demás, consciente de que es bueno, a la hora de iniciar una nueva andadura, no llevar demasiados lastres que puedan entorpecer el arraigo en otras tierras y entre gentes nuevas.

DESCONFIANZA Y COHERENCIA

Aunque nada pueda objetar a la idea del argentino de enviar su solicitud de amistad, ello no impide que me la mire con cierta desconfianza y con poco entusiasmo. Aunque el hombre sea el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, tras mi monumental tropiezo en ese bar de Sants donde más o menos pactamos nuestra convivencia, no creo que sea tan idiota de volver a cometer el mismo error garrafal que cometí entonces y del que tanto me arrepiento. Una convivencia en la cual sólo una parte da y la otra se limita a recibir y a exigir es de una toxicidad tal que ella misma acaba por desembocar en la frustración más letal. El intercambio equitativo y justo es vital para la consolidación de cualquier asociación humana, sea ésta de la naturaleza que sea.
Por otra parte, perdería toda mi autoridad si rechazara semejante solicitud de amistad, pues tras echarle en cara infinidad de veces al argentino que me negara la palabra, caería en la incoherencia más atroz si yo también se la negara. No cuesta nada atender a alguien que solicita la atención de uno. Me parece de lo más racista y sectario negar la palabra a alguien con quien has compartido una parte de tu vida. En mi forma de ver las cosas, no puede haber mayor acto de desprecio contra el prójimo que semejante negación. Sirvan, pues, todas las palabras de este escrito como respuesta a aquel que -- espero que de buen corazón-- me solicitó.
Dicho lo anterior, también quiero añadir que lo del Facebook no me parece buena idea. Si el argentino me quiere decir algo, por superfluo que sea,  que me envíe un mail, al cual yo intentaré responder con la mejor de las intenciones.
 
LO QUE APRENDÍ EN EL BAR DE SANTS

Aunque si me envía un mail, voy a responderlo por  deber moral y por convencimiento ético, eso no quita que si ese mail no reúne unas mínimas condiciones no deje la menor huella en mí y pase como una de más  de esas nubes que recorren el cielo sin ser ni siquiera percibidas. Lo que aprendí en Sants es muy elemental y a la vez muy obvio: sólo lo que se hace con voluntad de dejar buen recuerdo en el otro merece ser interiorizado como algo fértil que será capaz de florecer en el interior de nuestra alma. Lo que se hace por fines exclusivamente egoístas acaba por convertirse en algo estéril que desertiza nuestra corazón.

CONSEJOS PARA DEJAR UN BUEN RECUERDO
( Si se pudiera volver atrás en el tiempo y repetir el encuentro en el bar de Sants, recomendaría a Norberto lo siguiente, que también podría aplicarse a su solicitud de amistad)

1.- NORBERTO: Si el fin de tu solicitud de amistad es ajustar cuentas en lugar de dejar buen recuerdo, mejor que te olvides de ella. Aunque es difícil empeorar el mal recuerdo que guardo de la convivencia, el mal siempre es susceptible de multiplicarse y de extenderse, por lo cual mejor no tentarlo. Si hay voluntad de dejar buen recuerdo, adelante.

2.- NORBERTO: si esa solicitud sólo tiene en cuenta tus necesidades, tus objetivos y tus sueños, mejor que no la hagas. Cuando uno busca a otro, es porque ése otro le importa algo, de lo contrario es ridículo y absurdo que lo busque o que lo solicite.

3.- NORBERTO: SI tu determinación  es no dar NADA ( y el dar hay que entenderlo en el sentido más general), y sólo quieres recibir y exigir, no hace falta que te manifiestes ni que me solicites. Ya hiciste bastante el ridículo una vez, como para que lo vuelvas a hacer otra vez.

4: NORBERTO: si no me consideras un hombre como los demás, continúa haciendo lo que has hecho hasta ahora, es decir,  continúa ignorándome.

5: NORBERTO: Si como ya hiciste una vez sólo quieres usarme como medio y no como fin, no te molestes a requerir mi palabra. Yo estoy bien como estoy y no necesito nada de alguien que no me valora por lo que soy ni por lo que quiero y siento.

 6.- NORBERTO: si pretendes que esta vez tenga un papel pasivo como la otra vez, no te cruces en mi camino. Fue un error creer que porque tuvieras más experiencia sabrías manejarte mejor en la vida y organizar cabalmente la convivencia. Aunque tienes buenos impulsos, no sabes llevarlos en general  a buen puerto. Tus inseguridades y tus manías te pierden, por lo que necesitas, como la inmensa mayoría de personas, a alguien que sepa encauzar lo bueno que hay en ti.

EN FIN, SI ESA SOLICITUD VA A SER COMO UNA SEMILLA QUE BUSCA DEJAR FRUTO, ENTONCES ME COMPROMETO A REGARLA Y A CUIDARLA, DE LO CONTRARIO, MEJOR QUE SE LA COMAN LOS PÁJAROS, PORQUE NO HAY NADA MÁS ABSURDO QUE UNA SEMILLA ESTÉRIL.


EL ÓPTIMO DE LA CONVIVENCIA

Toda convivencia, toda relación, todo proceso posee su óptimo que es el punto culminante donde las tensiones se relajan y se compensan, alcanzándose el equilibrio más provechoso para todas las partes. En el caso de nuestra convivencia también lo tenía por supuesto. Ni que decir tiene que ese óptimo no estaba en no dar nada y en no pensar en el otro, porque esa clase de cerrazón sólo lleva a lo absurdamente estéril. Desde el principio de conocernos, ya debe hacer 4 años, me di perfectamente cuenta que ese óptimo estaba en lo esporádico, en lo fugaz, en lo transitorio, en lo mutable. Y no en lo permanente. Por eso me gustaron tanto las palabras del argentino cuando dijo: CUANDO ME VAYA, ME ECHARÁS DE MENOS. Esas palabras contenían, expresado con la mayor elocuencia, el óptimo de la convivencia. Desgraciadamente, el argentino no puso en práctica lo que el mismo concibió. Más allá de ese óptimo, de esa fugacidad sin compromiso, no se puede ni se podía ir, porque nuestras naturalezas no lo consentirían. Lo que no puede ser, no puede ser y no hay que darle más vueltas.

LA RISA DEL ARGENTINO

Quizás el argentino se ría de mis palabras, al fin y al cabo sólo soy un psicópata para él. Pues que se ría, que se ría hasta reventar, quizás así también reviente  su orgullo, y entonces, libre de esa atadura deleznable, sea capaz de percibir, aunque sólo sea de refilón, la tristeza que dejó en mí.

LO MÁS BELLO DEL ARGENTINO

En mi modesta forma de ver las cosas, lo mejor del argentino es su inseguridad, su opresivo  sentido de la inseguridad que le hace pasar de lo afeminado a lo viril, de lo introvertido a lo temerario, de la alegría a la cólera, de la elocuencia al hermetismo, del amor al desprecio, del entusiasmo a la desolación, de la bronca al buen humor, del materialismo al idealismo, de la castidad a la promiscuidad, de la ternura al sadomasoquismo leve, etc. Lo lamentable, sin embargo, es que en lugar de aceptar esa forma de ser, la enmascare, la camufle, la borre para dar una falsa impresión de sí mismo a los demás.
 
CONVICCIÓN DE SU SOLICITUD.

Para mí, su solicitud sólo valdrá algo si ha surgido desde la convicción de su alma y desde el asentimiento de su corazón, si la hace para absolverse o para quedar bien o sin especial motivación, mejor que no la haga.  Caerá por su propio peso sobre la nada. Si la hace porque siente ganas de hacerla, porque le apetece, que la haga. No quiero nada de él ni por obligación ni por hipocresía.

CONSEJO FINAL: SAN FRANCISCO DE ASÍS Y EL LEPROSO.

No soy nadie para decirle lo que debe hacer o no. Que decida por sí mismo, que bastante mayor es ya. Pero si que me considero libre de invocar el episodio de San Francisco de Asís con el leproso para que le sirva de guía o de ayuda, pues decidir bien es lo más difícil en esta vida.
 
“San Francisco   sintió en una de sus oraciones que el buen Dios le decía: "Francisco: si quieres agradarme, tienes de que negarte a ti mismo. Tienes que empezar a quemar las vanidades que has adorado, y a empezar a amar lo que va contra tu sensualidad y que te produce asco y antipatía. Si así lo haces, yo haré que lo inconveniente que antes tanto te atraía y te gustaba, ahora empiece a no agradarte, y que empieces a sentir verdadero gusto por lo que va contra tu sensualidad".
Francisco, mientras andaba por aquellos campos, empezó a meditar en estas palabras de Nuestro Señor y se preguntaba cómo debería empezar a "preferir lo doloroso que antes aborrecía, y a despreciar lo malo que antes adoraba".

Y un día se le presentó la ocasión de obedecer a este heroico mandato del cielo. El siempre había enviado ayudas a los leprosos que vivían en las afueras de la ciudad, pero lo hacía por medio de otros, pues sentía un asco muy especial por sus llagas y por su repugnante hedor, ante el cual se tapaba las narices horrorizado. En esto estaba su mayor debilidad y aquí tenía que demostrar su mayor heroísmo.

Y un día en que iba por el camino hacia Foligno, rezando y meditando, de pronto su caballo se detuvo con una brusca sacudida. Allí en el camino había un horroroso enfermo de lepra que extendía hacia él sus manos carcomidas, pidiendo una limosna. El primer impulso de Francisco fue salir huyendo. Su sangre se le encrespó y el asco le llegaba hasta el cuello ahogándolo.

Pero en aquel momento recordó las palbras de Jesús "Todo el bien que hacéis a los demás, aunque sea el más humilde, a Mí me lo hacéis". Y le vinieron muy claras a su memoria las palabras aídas poco antes en la oración: Tienes que empezar a amar lo que va contra tu sensualidad y que te produce asco y antipatía. Yo haré que empieces a sentir verdadero gusto por lo que va contra tu sensualidad".

Y dominándose a sí mismo saltó del caballo. Se acercó al leproso, lo saludó cariñosamente y colocando una limosna en su mano carcomida, lo tomó entre sus brazos y lo besó con fuerza una y otra vez, y enseguida besó también aquellas manos destruidas por la enfermedad. Y diciéndole cariñosamente: "Dios sea cintigo, que el Señor te acompañe", subó de nuevo a su caballlo y se alejó.  Cuando Francisco volteo a ver por donde andaba ya no estaba. El leproso desaparecio y Francisco había superado la prueba. ¡Bendito sea Dios!

Estaba emocionadísimo; su corazón palpitaba muy fuertemente y ni siquiera se daba cuenta por dónde estaba viajando. Y en ese momento empezaron a cumplirse en él, las palabras del Señor: "haré que empieces a sentir gusto por lo que va contra tu sensualidad". Empezó a sentir una dicha y una dulzura tan grandes que le parecía que la felicidad inundaba totalmente todo su ser.  

Al día siguiente se fue a visitar el hospital de leprosos que se llamaba "San Salvador" y allí cariñosamente dando una limosna a cada uno de esos enfermos tan abandonados y tan llenos de llagas, y a cada uno lo saludó besándole cariñosamente sus manos carcomidas por la enfermedad. A los pobres enfermos les parecía un sueño el que el hijo rico negociante de la ciudad viniera a estarse con ellos como un cariñoso hermano.

Así lograba Francisco la más difícil victoria, que consiste en vencerse a sí mismo. Ahora se cumplirá en él lo que dice el Libro de los Proverbios: "El que se domina a sí mismo, vale más que el que domina una ciudad".”

El horror al leproso puede simbolizar perfectamente el orgullo de uno mismo.