STATCOUNTER


jueves, 9 de mayo de 2019

FINAL DE TRAYECTO

SE ACABA ALGO Y EMPIEZA ALGO

NORBERTO, MENOS QUE NADA

NORBERTO, MENOS QUE NADA

Hace poco conocí a un argentino, un hombre interesante, un voyeur, curioso él y muy atractivo. Por mi parte le expliqué muy por encima mi experiencia con el argentino. Lo resumí en dos frases, Norberto fue para mí un vendedor de humo que intentó aprovecharse de mi buena fe, recurriendo al desprecio y a la humillación para degradarme. Casualmente, en el mismo periodo de tiempo, más o menos, conocí a otros 3 argentinos. La madre de una alumna mía, con la cual tuve un desencuentro fatal y muy desagradable. Un chico de 32 años, que el centro donde trabajaba contrató para hacerse cargo de un niño autista, y que acosaba a las profesoras. Un parlanchín impertinente y prepotente, eso es lo que era ese celador. Y también conocí a un chico que se vino de Buenos Aires, y que estaba alojado en casa de su hermano, cerca de Barcelona. Su ilusión era quedarse en España, pero no pudo ser. Era demasiado buena persona. Leonidas, que así se llama el argentino que he conocido hace poco, se indignó porque interpretó mis vivencias como un desaire a su país. Así de orgulloso es. Hemos dejado de hablarnos. Bien podría ser un hermano espiritual del inefable Norberto Ciciaro. Tan soberbios el uno como el otro. De argentinos, como es natural, hay de todas clases, igual como de españoles, chinos o birmanos. Desgraciadamente, yo he conocido a uno de los peores, pero eso no influye para que juzque despectivamente a todos los argentinos. No lo hago, porque he conocido argentinos muy agradables, honestos y dignos. 
A Norberto lo recuerdo como una alimaña humana, que aunque pactó conmigo no darme NADA. Se fue dando MENOS QUE NADA. Y por eso me enfadé mucho con él. No dar NADA, ya es muy descorazonador, pero si así se pacta, así debe ser. Pero que NORBERTO fuera tan retorcido hasta el punto de dar menos que nada, eso era inconcebible para mí. Pero fue así. Y ese estafador megalómano se fue sin dar las gracias, sin decir adios y negando la palabra. Es decir, dando menos que nada. En mi humilde opinión, si Norberto dio menos que nada, es por la sencilla razón que él mismo es menos que NADA. pero infinitamente menos¡¡¡¡¡