A continuación,
transcribo, traducido al español, el mail que envié a Norberto y que tanto le
disgustó. Para justificar su contrariedad, el argentino expuso que estaba
terriblemente agotado a causa del viaje que había hecho de Lleida a Barcelona,
sin lugar a dudas, un viaje digno de Marco Polo, de haber trabajado unas
cuantas horas por la mañana, paseando durante más de una hora a un perro y pasando
un trapo sobre algunos muebles, de haber fornicado con algún cuerpo y de haber
pasado la noche anterior haciendo el turno de noche en el hostal, navegando por
Internet, realmente una jornada laboral digna de un esclavo de las minas de oro
del Brasil.
A estas alturas ya sé que
el argentino es la persona más tramposa y menos noble con la que me he
tropezado. Si estaba tan cansado: ¿por qué miró el correo electrónico, no
hubiera sido más razonable irse a descansar sin mirarlo? Es evidente que el
cansancio que pudiera acumular el argentino, no influyó para nada en su
indignación. Pero como siempre hace, se escuda en los subterfugios y en las
tergiversaciones para no tener que enfrentarse a la realidad. No soporta que el
mundo no sea tal como él lo concibe, y por eso ante cada nueva decepción, reacciona
de la misma manera que lo haría un niño al que no se le satisfacen sus
caprichos: con una rabieta ridícula. Eso fue lo peor de su lamentable reacción:
QUE NO FUE CAPAZ DE REACCIONAR COMO UN HOMBRE,
sino como un niño malcriado. Me devuelve las llaves, y pretende que yo no dé importancia a semejante gesto. No podía quedarme sin hacer nada. Ese gesto requería una respuesta: cualquier persona hubiera reaccionado de forma parecia a la mía.
Hubiera tenido razón de considerarme un neurótico, si no me hubiera entregao las llaves, pero las entregó.
Nadie le ha ayudado más
que yo, y en lugar de agradecerme esa ayuda se comportó con una indiferencia y
una deslealtad conmigo que ni el peor de los demonios se hubiera atrevido a
tanto. Se lo recordaré otra vez, la convivencia entre los dos fue POR CARIDAD, así lo quiso él y así
lo quise yo. Sin embargo, nunca supo estar a la altura de esa caridad. Aunque eso,
en el fondo, daba igual. Ya me di cuenta del desprecio que sentía hacia mí desdel
principio, de su indisimulada afición a herirme con cualquier comentario… pero
eso, la verdad, en cierta manera daba igual… De hecho, en este correo que tanto
le disgustó no se lo recriminé.
Es evidente que no soportó
la idea que el final de la convivencia saliera de mí. Nunca se lo hubiera
imaginado. Tampoco estaba en sus planes acabar o no con la convivencia. Sencillamente
dejaría de venir a Lleida. Sencillamente dejaría pasar el tiempo. Quizás no le
pareciera demasiado inteligente poner fin a algo que en un futuro cercano le
podría volver a ser útil. Desgraciadamente, él solo pensaba en términos de
utilidad. Pero independientemente de lo que pasara en el futuro, era obvio que
la convivencia entre los dos estaba completamente agotada, no era nada fértil,
no producía sino inquietud e incomodidad en los dos, luego había llegado el
momento de abordar semejante desengaño. Si él no lo hacía por conveniencia, ya
lo haría yo. Norberto es una PERSONA, no una mosca que pasa y que puede entrar
o salir de mi piso según esté o no abierta alguna ventana… así no es como obran
las personas. Si algo no funciona, hay que arreglarlo. No se puede dejar que
las cosas se pudran. Al argentino, que solo piensa en sí mismo, dominado por
una soberbia irrefrenable, le importa una mierda las consecuencias que sus
actos puedan tener en los demás. Por eso, se fue sin dar las gracias ni decir
adiós a la persona que más le ha ayudado en su vida. Por eso, se dedica a
engañar a los demás sin el menor cargo de consciencia. Por eso, afirma que el
calor de sus manos es capaz de sanar la depresión de los demás. Por eso, hace
de aprendiz de brujo sin que ello le haga sentirse un timador. Todo lo
contrario, le hace sentirse un iluminado. Pero hombre de DIOS, qué esperas
entonces, si siembras vientos, por fuerza has de recoger tempestades.
He aquí el segundo párrafo
de mi mail:
"Por adiós definitivo no
quiero dar a entender que ya no nos veamos más, y es que no descarto que si alguna
vez voy a Barcelona pase a saludarte o que
algún día tú vengas a Lleida a visitarme,
no es eso, lo que quiero decir por adiós definitivo es que es bastante probable
que ya no te vuelvas a quedar 2 o 3 días en mi piso. Que esto suceda o no depende de muchos factores, el primero de
los cuales es tu situación económica en septiembre, que hoy por hoy no se puede
predecir, y el segundo, las ganas que
tengas de volver a Lleida. No sé, o quizás lo sé demasiado bien. En todo caso,
me parece bien que te decantes por lo que te sea más rentable económicamente, y
a día de hoy es evidente que el trabajo en el Hostal te resulta más provechoso.
De hecho, desde principios de junio había pensado que si te ibas sería o porque
encontraras mejores condiciones laborales, o porque encontraras alguien que te
gustara o porque se te hiciera insoportable Lleida o mi persona, o un poco por
todo . Y es que todo lo que empieza debe terminar."
En fin, yo nunca exigí a Norberto que me hiciera feliz, por eso mismo, qué derecho tenía el argentino de exigirme que lo hiciera feliz. Pues por muy asombroso que pueda parecer, Norberto me lo exigió y cómo sus expectativas no fueron satisfechas, decidió despreciarme mientras duró la convivencia.