STATCOUNTER


domingo, 15 de marzo de 2015

NORBERTO ES, PARA MI, UNA PRUEBA DE QUE DIOS NO EXISTE



NORBERTO CICARO ES, PARA MÍ, UNA PRUEBA  DE QUE DIOS NO EXISTE.



Me hubiera encantado que fuera al revés, es decir, que el ejemplo existencial del argentino me sirviera para afianzar mi fe en Dios, pero lo cierto es que ha servido para todo  lo contrario.

Uno podría estar tentado a creer que su entrega a todo lo religioso bastara para demostrar que ese Dios al cual subordina  su vida existe, pero un análisis más objetivo nos convence de que todos sus intereses por temas esotéricos tan solo constatan una simple e inofensiva afición suya. De la misma manera que hay gente aficionada a los sellos, a los deportes, a las óperas, a las mariposas o a los cuentos de terror, Norberto siente una gran atracción por lo espiritual, pero esa atracción no pasa de ser una afición más, sin ninguna consecuencia mayor.  De la misma manera que porque uno experimente una gran afición hacia las hadas, ello nunca  servirá como prueba de que éstas existan, tampoco porque el argentino sea muy aficionado a las energías espirituales y a los marcianos de luz, ni éstos ni aquellas  tienen que existir, más bien lo contrario. Si existieran, todo el mundo lo admitiría, pues en ese caso no dependería de la afición o interés de uno, de la misma manera que todo el mundo admite que en Madrid hay el Museo del Prado y en Barcelona, la Sagrada Familia.

Por lo tanto, el hecho de que Norberto consagre su vida a lo religioso no demuestra nada. Sobre todo cuando lo religioso no tiene ninguna influencia en su comportamiento, o dicho de otra manera, Norberto obraría de la misma manera a como obra actualmente si fuera ateo. Si lo religioso tuviera un poder transformador sobre él, quizás sentiríamos la tentación de conceder que existe algo llamado Dios que actúa sobre él. Pero no  percibimos nada de eso. su comportamiento es fácilmente predecible a partir de premisas totalmente empíricas, sin necesidad de recurrir a ninguna clase de fenómenos paranormales. Como prueba de que no existe nada espiritual que determine su forma de obrar, basta recurrir a su último escrito donde, con la mayor de las indiferencias, nos brinda su versión sobre los efectos de este blog sobre él. Su única obsesión es demostrar al mundo que ha sido la  víctima de un psicópata desalmado, para lo cual se agarra a toda clase de falsedades o medias verdades. 
Su falta de objetividad le impide confesar que fue la caridad el vínculo que le unió a mi persona. La CARIDAD. Este gran cristiano RENIEGA de la CARIDAD. A pesar de que lo dejó escrito, a pesar de que se guardan las pruebas donde lo afirma. Dios podrá no existir, pero los papeles en que el argentino menciona que aceptó mi ayuda por CARIDAD existen. Y él lo sabe, sin embargo reniega de esa caridad, prefiriendo aludir a problemas laborales para justificar su convivencia conmigo. Si ya miente en eso, imagínense en lo demás.
 Por supuesto prefiere hacerse la víctima, afirmando, sin el menor rubor, haber sufrido las peores angustias y calamidades. Lamentablemente para él, de todas esas atrocidades de las cuales afirma ser víctima tan solo podría aportar como prueba la existencia de este blog y nada más. Y aún eso no valdría de gran cosa, porque este blog tan solo informa de que Yo ayudé a Norberto y de que éste se comportó de la manera más incívica, largándose sin dar las gracias, sin decir adiós y negando la palabra a quien más le ayudó. Esta es la gran abominación que he cometido contra Norberto, decir, de la forma más diplomática posible, la verdad de sus actos, porque él fue incapaz de avenirse a una solución pactada. Lo demás, salvo algunos mails que le envié mostrándole mi enfado, todo es fruto de su imaginación. 
Su forma de contar los hechos en ese escrito es la prueba máxima de que ningún Dios, y menos el dios de los cristianos, guía o aconseja sus acciones. Ese escrito revela una alma egoísta que se ha inventado a un Dios, que no es sino el propio Yo del argentino engrandecido hasta el infinito, que siempre lo absuelve de todo, exactamente igual que haría ese mismo yo si no existiera semejante dios.

Su gran torpeza ha sido actuar unilateralmente, sin tener en cuenta para nada lo que está fuera de su YO. Eso no significa que yo haya obrado bien, pero en todo caso no he obrado menos mal que él. Yo lo he imitado, para hacerle ver lo indeseable que es obrar unilateralmente. Su orgullo ha podido mucho más que ese Dios que él proclama que es su gran apoyo. ¿ Qué le ha dicho su Dios sobre mí? Pues sin lugar a dudas lo mismo que le hubiera dicho su endiosado Yo. Que rece por mí. Pero esto justamente demuestra que su DIOS no existe. Porque ese es el camino menos doloroso, el más fácil, él que requiere de menos compromiso. El Dios cristiano, que es el Dios del sufrimiento, que murió en la cruz, no puede haber recomendado ese camino a Norberto. Si ese Dios existiera, y si ese Dios se hubiera avenido a hablar con Norberto, le hubiera exhortado a arreglar las cosas civilizadamente, y le hubiera censurado, con toda seguridad, su decisión de no afrontar los problemas. No se puede negar la palabra al prójimo. Quizás se pueda regatear el amor al prójimo pero nunca la palabra. Nadie puede creerse que si Dios existiera, se hubiera limitado a aconsejar  a Norberto que rezara por mí. Si Dios existiera y hubiera hablado con Norberto no es eso lo que le hubiera aconsejado, pero si, en cambio, quien ha hablado con él, haciéndose pasar por Dios, es su propio Yo, entonces todo se entiende. Porque en ese contexto de víctima y verdugo al que se aferra tan irracionalmente al argentino, el rezo significa la total glorificación de Norberto a la vez que la total denigración de mi persona. Estoy absolutamente convencido de que si se reunieran un grupo de prestigiosos psiquiatras para determinar si Norberto ha sido en verdad  víctima de un acoso, su conclusión sería negativa. De la misma manera que se ha inventado lo de los marcianos de luz, se ha inventado lo del acoso. Acoso es otra cosa. ¿Cómo va a ser acoso contar unos hechos? Ciertamente las cosas se agravan cuando uno ve que otra persona está dolida y en lugar de intentar pacificar las cosas las agrava, llamándola psicópata o intentando clausurar su blog.  En todo caso, si dichos psiquiatras declararan al argentino una víctima, lo matizarían, afirmando, a reglón seguido, que su condición de víctima no es inferior al sentimiento de víctima que él creo en mí, porque hay que tener mucho morro para tratarme con la indiferencia, malicia y desprecio con que me trató ( tan es así que el propio Norberto afirmó: " Cuando explico a mis conocidos argentinos lo que hago, me dicen que me he convertido en un auténtico HIJO de PUTA"). Lástima que Dios no exista o no haya querido hacer de mediador en este desgraciado caso.

En fin, ni en su escrito ni en los actos hacia mi persona no puedo ver por ninguna parte la huella de Dios, tan solo el rastro de un ser egoísta que nada más se preocupa de sus objetivos y de su propia felicidad y que si practica técnicas esotéricas es más por placer que no por deber, exactamente de la misma manera que hay gente que practica el bricolaje o la natación. Tampoco puedo afirmar que Dios habite en él, no tengo ningún argumento para afirmar tal cosa, porque sé a ciencia cierta que hay muchos ateos que se hubieran comportado mucho más dignamente que él. Luego de qué sirve un Dios que no es capaz de hacer obrar a los que dicen que son sus adoradores  más cristianamente de lo que obran los que se proclaman ateos? ¿No es ésta la prueba definitiva de que el Dios de Norberto no existe? Para entender a Norberto hay que partir del hecho de que su DIOS no existe, entonces, desgraciadamente,  todo ENCAJA.