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viernes, 23 de agosto de 2013

PREGÀRIES D'AMOR 17 D'AGOST DE 2013





NORBERTO BUSCANDO A NUEVOS CARLES: ECHANDO EL SEÑUELO

NORBERTO BUSCANDO A NUEVOS CARLES: ECHANDO EL SEÑUELO

Cuando hace años expliqué mi convivencia a distintas personas, todas ella convinieron en afirmar que mi convivencia con el argentino había sido una tomadura de pelo, por decirlo diplomáticamente.
El mismo Ferran usó una palabra similar a “tomadura de pelo” para definir su convivencia con el argentino, pero más DURA.
Pues justamente la palabra que usó Ferran es la misma que utilizan algunos en Internet para referirse a una de las actividades que organiza el argentino.

LA EFICACIA DE LAS TÉCNICAS ORIENTALES

Las técnicas orientales en tanto que dirigidas a conseguir la relajación de los que las practican no son ninguna tomadura de pelo, por lo tanto no me refiero a eso. En la ciudad en que vive Norberto hay mucha gente que sufre ESTRÉS, lo cual les afecta muy negativamente a sus vidas. Muchas de esas personas acuden a centros de relajación para aliviar su estrés y eso no tiene nada de MALO, y si el argentino puede ayudar a esas personas BIEN hecho que hace, porque es fácil demostrar lo beneficioso de esas técnicas para alcanzar la serenidad.

LA DECEPCIÓN por EL RUMBO DEL ARGENTINO

Aunque en la ciudad que se encuentra actualmente hay signos muy positivos que demuestran que se ha arraigado bien, hay otros que resultan inquietantes (aunque a lo mejor estoy muy equivocado en lo uno y lo otro).
Prometer la relajación a los demás siempre es algo admirable, pero aprovechar esa relajación para llevar a gente incauta hacia unas creencias absolutamente delirantes (basta informarse en Internet) es del todo censurable.
No me parece honesto no usar bien  la buena fe de las personas. Cuando alguien pasa por un mal momento, se agarran a un clavo ardiendo, y de eso se aprovechan muchos.



LA ALEGRÍA DEL ARGENTINO

Me imagino la alegría del argentino al ver como tantos incautos caen en sus redes, como tantos pican el anzuelo… Quizás sea la misma alegría que sintió cuando yo caí en sus redes.
En fin, sobre el argentino bien se puede decir aquello de:

“¿A dónde irás buey que no ares?

SAN FRANCISCO DE ASÍS Y LAS FRESAS

El poverello afirmaba: me bastan, como a las alondras, unas fresas y un poco de agua para elevarme hacia los cielos. 

Otros, en cambio, para intentar lo mismo se tienen que inventar Chanchullos pseudoreligiosos, elucubraciones calenturientas que no conducen a ninguna parte, salvo a la frustración.

LOS MARCIANOS ( SI DIEGO LO HUBIERA SABIDO)

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viernes, 2 de agosto de 2013

AL SAGRAT COR DE PARIS, 28 DE JULIOL DE 2013







NORBERTO Y EL AMOR DE DIOS EN CRISTO

NORBERTO  Y EL AMOR DE DIOS EN CRISTO


25 DE JULIO DE 2013

Anécdota espiritual vivida en la iglesia del Sagrado Corazón de Bruselas ( Basilique de Koelkeberg)


Era  jueves y en Bruselas, capital administrativa de Europa, reinaba un sol de justicia. Ese día, por la mañana, había decidido tomar el tranvía para ir al parque de Laeken, donde se halla uno de los símbolos de la ciudad, el Atomium, de fama mundial. De camino hacia allí, sentado en el tranvía, pude ver de refilón la imponente silueta de la iglesia del Sagrado Corazón. No estaba en mis planes visitarla, pero al ver que me venía de paso, decidí  que me acercaría a ella a la vuelta.




Era aproximadamente la una del mediodía cuando di por concluida mi visita al parque de Laeken. Aunque quizás hubiera sido lo más recomendable ir a algún restaurante para comer, preferí desplazarme, tal como tenía previsto, a la iglesia del sagrado Corazón. Cogí un mapa, y al descubrir que no había aparentemente demasiado trecho entre el parque de Laeken y  dicha iglesia, me decanté por  ir andando allí. Dios mío, cómo engañan las distancias sobre los mapas¡¡ Más de una hora, bajo el calor de un sol de justicia, me tiré andando. Finalmente, a lo lejos divisé la mole gigantesca de dicha iglesia, no en vano es la sexta iglesia más grande del mundo. Cansado, sediento y algo mareado por el exceso de calor, seguramente se debían rozar los 35 grados, entré en dicho templo.  


Tan sólo traspasar el umbral, un poderoso olor a incienso me inundó todos los pulmones, comunicándome una sensación de paz inolvidable, que pronto se vio intensificada por los sonidos de unos cantos jubilosos. Tanto la bellísima música como el incienso me transportaron a un estado de felicidad maravillosa, que me hizo olvidar mi sed, mi cansancio, mi desgana, y me predispuso a atender cuidadosamente todo lo que ocurriera dentro de la iglesia. Para mi sorpresa, el interior del templo estaba lleno de fieles, todos levantados, agitando los brazos, mientras cantaban, en francés: “Te amamos Dios…”. Totalmente maravillado por esa profesión de amor tan emotiva al sumo Creador, me deslicé por el interior del templo, hasta situarme en una posición privilegiada para poder contemplar mejor todo el bellísimo espectáculo de mi alrededor. Detrás de mí, dos viejecitas fijaron su mirada en mí, y tras hablar la una con la otra unos instantes, una de ellas se me acercó para entregarme un folleto. Le di las gracias, y algo desubicado por todo lo que estaba viviendo, decidí darle un vistazo al papel que me acababa de entregar  la simpática viejecita. Las palabras escritas en él me sobrecogieron. En la portada de ese folleto se podía leer: RIEN, JAMAIS, NE NOUS SEPARERA DE L’AMOUR DE DIEU¡ ( nada, nunca, nos separará del amor de Dios). Ese era el lema bajo el cual todas esas personas reunidas allí celebraban unas jornadas de renovación carismática, en las cuales tendrían lugar cantos, testimonios, celebraciones, animaciones, etc.

FOLLETO QUE ME ENTREGÓ LA VIEJECITA








Junto al público general, había unas personas vestidas con camisetas rojas, sobre las cuales, estampadas en blanco, se podían leer las palabras “ rien nous separera de l’amour de Dieu”. Eran, sin lugar a dudas, los organizadores del acto. Las viejecitas que se fijaron en mí también llevaban esas camisetas.


Rápidamente, por asociación de ideas, relacioné dichas palabras con Norberto.
En efecto, el argentino me dedicó esas mismas palabras unos años atrás.

Fue a finales de agosto de hace unos años, cuando envié un sms al argentino para ver si quería hablar conmigo. Ese sms nunca tuvo una respuesta, porque Norberto decidió negarme la PALABRA. Muy disgustado por ese acto tan feo le envié otro sms diciéndole que no me parecía de buen cristiano negar la palabra al prójimo, cuando éste la solicita.
Unas semanas más tarde, Norberto en su Facebook escribió, refiriéndose a mi reproche, que “Nada, ni nadie, nos separará del amor de Cristo”. Sin lugar a dudas, al decir ese “nadie”,  que es de su cosecha pues  no figura en la cita original de San Pablo, se refería a mí. La verdad sea dicha, no pude entender porque me dedicaba esas palabras. No pude entender, ni creo que a estas alturas lo entienda tampoco él, porque no respondió mi sms, por qué no me escribió algo tan simple como: “sí, Carles, claro que quiero hablar contigo. Cuando quieras llámame.”. Tan difícil es mandar un sms como el anterior. En lugar de eso, decidió corresponder a toda mi caridad, a toda mi ayuda, con ese gesto de desamor que es NEGAR LA PALABRA. Desde luego, quien obra así, no obra movido por el Amor, sino más bien por el orgullo, entonces a qué viene eso de referirse al AMOR de CRISTO? No tiene ni pies ni cabeza.

Entiendo que quien habla del Amor de Cristo tiene a su vez que propagar ese Amor hacia los demás. Tiene que realizar actos de amor hacia el prójimo, porque esos actos proclaman que su corazón quiere ser digno del Amor de Cristo, del cual no quiere separarse nunca.

QUÉ SENTIDO TENÍA EL AMOR DE DIOS PARA ESAS PERSONAS REUNIDAS EN LA IGLESIA DEL SAGRADO CORAZÓN DE BRUSELAS.

Quizás yo no entendiera esas palabras de “nada nos separará del Amor de Dios”, quizás Norberto las comprendiera mucho mejor que yo. La verdad es que siempre me quedé un poco en la duda de si entendía o no su significado. Pero ese jueves, en Bruselas, en la Iglesia del Sagrado Corazón, todas mis dudas se desvanecieron. Entonces entendí a la perfección el sentido de esas palabras. Fue, sin lugar a dudas, una hermosa coincidencia. Siguiendo el juego a Norberto, si la Divina Providencia confabula a los elementos para ayudarle a sobrevivir en las distintas ciudades por las que ha pasado, de la misma manera, esa Divina Providencia confabuló los elementos para que ese día me quedara claro lo que significan las palabras “nada nos separará del amor de Cristo”. Ese día de verano, en Bruselas, en la Basílica del Sagrado Corazón, que mejor lugar para hablar del Amor de Cristo que una iglesia con ese nombre, levantada justamente para conmemorar dicho Amor, ese día, pues, vi con mis propios ojos cómo debía entenderse ese Amor de Cristo.

Fue, y espero que no se malinterpreten mis palabras, como si el mismo Jesucristo me susurrara al oído el significado de esas palabras de San Pablo ( Nada nos separará del Amor de Cristo).

Allí, en esa iglesia, pude contemplar como había personas llorando y como esas personas eran consoladas por otras, allí pude contemplar como el Amor de cristo se desparramaba de unos a otros, henchía los corazones, rebosaba y se esparcía sobre los corazones de los demás. Unos  ayudaban a los otros, unos escuchaban a los que sufrían y los confortaban, unos sonreían a los más débiles, y todos levantaban la voz para bendecir ese inmenso amor que llenaba sus corazones y del cual  nunca se separarían, porque ese Amor provenía del mismo Dios, y por eso, en lugar de quedárselo egoístamente para ellos, debían repartirlo entre los demás. Es absolutamente imposible que nadie de allí me hubiera negado la palabra, porque eso hubiera significado una falta de amor imperdonable en aquellos que justamente se habían reunido para exaltar el Amor de Cristo, porque negar la palabra hubiera sido una forma de apartarse de ese Amor.

LA FALTA DE AMOR DE NORBERTO.

Sinceramente, yo no sé ni nadie puede saber si Dios ama o no a Norberto. Cuando dije que no era de buen cristiano negar la palabra al prójimo, lo que quise es evidenciar el desacuerdo existente entre la consciencia del argentino y su voluntad, porque un hombre de buena voluntad no puede negar la palabra a otro, y no se la puede negar porque su consciencia, o mejor, su corazón, donde está escrita la Ley de Dios, le constata que no la puede negar. Luego, si la niega, es porque pone a su voluntad por encima de su corazón, es decir, porque obra movido por el orgullo y no por el amor. Yo no sé si Dios ama o no ama a Norberto, ni lo sabré nunca, lo que sí que sé es que el día en que decidió negarme la palabra, su corazón no estuvo a la altura de las circunstancias. Y no lo estuvo, porque en esos momentos no había en él ningún amor hacia mí, y esa falta de amor fue lo que impidió que Norberto me dirigiera la palabra. No me puedo creer que si el Amor de Cristo hubiera llenado el corazón del argentino, éste hubiera negado la palabra a nadie, porque no puede haber mayor prueba de amor que una palabra dicha con buena voluntad.

El acto de negar la palabra dependía sólo de él y no de Cristo. Es  más, estoy totalmente convencido que en el mismo Norberto había algo que lo impulsaba a responder a mi sms, algo que se entristeció cuando decidió negarme la palabra, ese algo, que vive en su corazón, es el amor, su amor, del cual, y por orgullo,  se separó en esa ocasión. Antes, pues, que decir que Nada, ni nadie, nos separará del Amor de Cristo; uno debería decir, con toda humildad y con toda alegría, que nada nos separará de nuestro amor hacia los demás, porque ese amor ha sido creado a imagen y semejanza del otro, y sin el uno, el otro no puede existir. Norberto se equivocó, y se equivocó simplemente porque no siguió el impulso de su propio corazón.