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lunes, 6 de abril de 2015

DAVID Y EL CANGREJO ERMITAÑO



DAVID, EL CANGREJO ERMITAÑO

No sé por qué David siempre me recuerda a esa criatura que anda por el fondo de los mares, con su caparazón a cuestas. La mayoría de animales construyen su casa por medio de sus propios medios. Los pájaros hacen los nidos, los conejos, sus madrigueras y las abejas, sus colmenas. El cangrejo ermitaño, en cambio, elige una casa que ya está hecha y no la abandona nunca, de hecho, él y su hogar forman una unidad perfecta: son, por decirlo de alguna manera, la misma cosa. Sin lugar a dudas, el cangrejo ermitaño es un animal muy casero. Su costumbre de no hacerse con sus propias patas su residencia puede deberse a una especie de pereza endémica. Así que además de casero es bastante perezoso. Pero lo que tiene de pereza lo tiene de bondadoso, porque no suele atacar a otros animales para sobrevivir. Más aún, él es el benefactor indirecto de otras especies, pues bien sabido es que en su caparazón habitan algunas anémonas, las cuales gracias al desplazamiento del cangrejo pueden alimentarse. La colaboración entre ambos animales es recíproca, pues gracias a los tentáculos venenosos de las anémonas el cangrejo ermitaño está a salvo de muchos depredadores. De alguna manera, David y yo formamos una especie de asociación parecida a la de las anémonas y los cangrejos ermitaños. Si David tuviera algún problema serio: ¿a quién recurriría sino probablemente a mí?

PROCESSÓ DEL DIVENDRES SANT A LLEIDA





NORBERTO Y LA VIOLENCIA DOMESTICA



NORBERTO Y LA VIOLENCIA DOMESTICA

 Me sorprendió mucho que el argentino comentara en su escrito la posibilidad de que yo lo agrediera. No tanto porque Norberto pueda pensar eso de mi, porque si se atrevió a irse   sin decir ni adiós de mi casa,  ya doy por hecho  que actuó así porque pensaba lo peor de mí, sino porque yo mismo llegué a creer, hace algunos años, que sería víctima de una agresión por parte del argentino, el cual, lleno de ira por este blog, se desplazaría a Lleida para darme una paliza. Incluso llegué a escribir un relato donde narraba la venganza del argentino. La verdad es que no ha ocurrido ni una cosa ni la otra. En el caso del argentino, es natural que no haya ocurrido, porque sino se molestó en darme las gracias, menos se molestaría en pegarme, con todas las molestias que una acción como esa comporta, que si la policía, que si coger el tren, etc. Sin embargo, el argentino siente predilección por el tema de la violencia doméstica, de hecho ya lo usó para descalificar a Ferran, de quien, según sus propias palabras, recibió un fuerte golpe en el pecho. Es difícil precisar la naturaleza de tal acción, porque el argentino tiene la mala costumbre de relatar los hechos sin especificar el contexto, induciendo así a la confusión de su interlocutor. Si Ferran le mostró su irritación con un gesto violento, fue sin duda a causa de la desesperación, porque cuando uno agrede a alguien más fuerte solo puede ser porque ha perdido el sentido de la realidad y de la prudencia, tan es así que el argentino, sabiendo el poder de su corpulencia, no dudó en espetarle las siguientes palabras al catalán: si me vuelves a tocar, te espachurro contra la pared, y además me voy¡¡¡¡ es decir, que el argentino no demostró el comportamiento que se supone en las víctimas de malos tratos, todo lo contrario, obró haciendo alarde de una prepotencia y de una falta de empatía propias de los maltratadores. Pero como no podía ser de otra manera,  en el mundo al revés del argentino, el maltratador era Ferran, porque entre otras cosas “atroces”, le criticaba   como cortaba el pan o que no le regalaba algo una vez al mes. Otro tanto seguramente se podría decir del bueno de Diego, quien sintió en su propia piel la ira del argentino por hacer alguna leve crítica en relación a este blog. Sencillamente, Norberto y Ferran no eran afines, pero la situación económica del argentino le indujo a fingir una afinidad por una cuestión de supervivencia. Ya se sabe que cuando las cosas se tuercen, uno se agarra a un clavo ardiendo.

Como es fácilmente comprensible, al argentino le da igual si yo tengo o no intención de agredirle, le basta con que él lo crea para que sea verdad, en su mundo subjetivo, enclaustrado entre los muros de su yo, no hay lugar para lo objetivo, para lo que ocurre fuera de ese ego tan ensimismado. Incluso sugiere que podría asesinarlo, lo cual tampoco sería un problema para él, pues, en sus propias palabras, “seguiría rezando por mí desde el cielo”. A eso se le llama efectismo teatral de la peor clase. Ni en los peores culebrones sudamericanos se atreverían a tanto. Pero si se tiene en cuenta la idolatración mesiánica que Norberto siente hacia su propio YO, todo se entiende perfectamente. La verdad es que nunca se me ha pasado por la cabeza agredirle. Otro delirio más del argentino. Dios mío, cómo puede ser que su Dios no se apiade de él y le conceda un poco de lucidez¡¡¡ Ni su propio Dios lo ampara…

EL RESENTIMIENTO.

En cambio, si acierta cuando habla de mi resentimiento. Entendido éste tal como lo define el diccionario, a saber: “ molestarse o incomodarse por una ofensa, una burla, un engaño… “ . Ahí tiene razón, y si la tiene hay que dársela. Naturalmente no habla de las razones que pudieron causar tal resentimiento, consciente que eso le dejaría en mal lugar, y él, como no podía ser de otra manera, está por encima del bien y del mal.

ORIGEN DE MI RESENTIMIENTO.

Mi resentimiento empezó cuando empecé a contar mi convivencia con el argentino a otras personas. Hasta entonces, y aunque el argentino ya había abandonado el piso, juzgaba esa convivencia como una experiencia insólita y fallida, pero desde el momento en que me apercibí de que las personas a las que les contaba dicha experiencia, no dudaban en sentir lástima de mí o en mofarse de mí, mi percepción de dicha convivencia cambió radicalmente. A partir de entonces, me sentí víctima de una estafa sin precedentes por parte del argentino, quien se había aprovechado de mi ingenuidad sin el menor recato, exhibiendo su desprecio e indiferencia hacia mi persona. Poco a poco, se fue apoderando de mí un sentimiento de indignación angustioso. Porque mi caridad hacia el argentino había sido un gesto totalmente honesto y sincero. Me sentí engañado y traicionado. Las cosas llegaron a un punto sin retorno, cuando ví al argentino pletórico junto a Diego en una discoteca. Entonces descubrí, con horror, el verdadero rostro de Norberto. Hasta ese momento me había dejado engañar por una máscara. Norberto se había ido del piso sin decir adiós ni dar las gracias porque no daba ningún valor a mi gesto de caridad. Hubiese podido entender que no me lo diera a mi como persona, de hecho ya me quedó claro que yo no era nada para él, pero que mi gesto no valiera NADA es algo que nunca podré comprender. Si se hubiera encontrado mal anímicamente o económicamente, hubiera podido entender su incomunicación, pero tal como pude observar con mis propios ojos en esa discoteca, Norberto vivía momentos gloriosos.

DIOS COMO ÚNICO BENEFACTOR

Hoy no me extraña tanto que Norberto no valorara mi gesto. Para él, ese gesto se debía casi exclusivamente a su DIOS, es decir, a su YO. Luego, por qué agradecerme a mí, lo que en realidad se debía solo a la acción de su DIOS? Yo era un mero espectro que pasaba por ahí, una simple criatura de la que se valía su DIOS para canalizar la ayuda hacia él, máximo beneficiario de la predilección del Creador. Dios no se apiada de los muchos seres que mueren cada día injustamente en el mundo, pero sí que se apiada de Norberto, qué clase de DIOS más desalmado es éste? Ah, claro, me olvidaba, es que los caminos de la Divina Providencia son inescrutables.
Pero los hechos son los que son. Es posible dudar de la intervención de Dios en todo esto, pero no se puede dudar de que fue una decisión mía ofrecer ayuda a Norberto. Eso es el hecho. Lo demás son interpretaciones interesadas.

LA GRAN MALDAD DEL ARGENTINO

Uso la palabra maldad, porque el propio argentino la usó para referirse a sí mismo. Recuerdo que en mi idiotez incurable le dije: eres buena persona, a lo cual, un malicioso argentino respondió algo así como: “ te equivocas, Carles, soy ahora peor persona, lo que pasa que oculto como Doria Gray mi maldad tras una máscara”. Con toda la desfachatez del mundo Norberto estaba presumiendo de que se estaba aprovechando de mí, y yo con cara de circunstancias, ay, la verdad es que no tengo remedio.
La verdad es que irse sin decir adiós, negando la palabra, etc, no es algo tan grave. La mayoría de personas ante un comportamiento tan maleducado hubieran pasado página, guardando, eso sí, la peor imagen del argentino. Pero en mi caso, lo que lo convierte todo en tan doloroso es mi propia naturaleza. Por mi manera de ser, por esa especie de ingenuidad algo enfermiza de mi personalidad, por mi forma poética de entender las cosas, por esa fragilidad y esa timidez de mi carácter, por esa alma de cristal sobre la que levanto mi ser, por todo eso y más cosas que callo, la forma de obrar del argentino tenía que causar el peor de los estropicios. Todo ese mundo de cristal en el que tan cómodo vivía quedó hecho de repente añicos. La experiencia con Norberto fue comparable a esas chicas que pierden su virginidad por culpa de una violación. Fue traumática, y como esa es mi naturaleza, aunque yo no hubiera querido que fuera así, no habría tenido fuerzas para evitarlo. Pero Norberto ha estudiado psicología, y conocía por tanto mi forma de ser y también las secuelas que dejaría en mí su humillación. Le dio igual. Mi sufrimiento le importó un bledo. El que ahora presume de ser una víctima despreció mi sufrimiento. Bien, contra una actitud tan inhumana no puedo hacer nada. Tan solo expurgar ese sufrimiento, ese resentimiento para que no me ahogue en ellos. Hoy ya lo tengo bastante superado, pero en aquel entonces no. Este blog habla de mi vida, y de mi vida solo yo soy el dueño, así que no venga el argentino con tergiversaciones malintencionadas, contar mi vida, contar los sentimientos que experimenté en unos momentos cruciales para mí, que casi me desequilibran, no puede ser acoso, sino todo lo contrario, un ejercicio de liberación para expulsar esa sensación de humillación que dejó en mí el argentino y que no deja de acosarme. Y si el argentino me llama psicópata, deshonrando todo lo que aprendió en la facultad de psicología, yo le llamo brujo y narcisista, así de simple. Donde las dan, las toman. Bueno, mejor dicho, aprendiz de brujo, no queramos ser más papistas que el Papa¡

LO MÁS ASOMBROSO DE TODO

Lo que más me asombra del escrito del argentino es que el sentimiento que experimenté al leer ese escrito fue idéntico al que experimentaba mientras leía los mails que me enviaba el argentino al principio de nuestra convivencia. La misma frialdad, la misma indiferencia, la misma distancia… Ni ahora siento ningún afecto por parte del argentino, lo cual es lógico, ni tampoco entonces lo sentía, lo cual no tendría que haber sido así. Es decir, este blog no ha hecho cambiar para nada ni la opinión ni la actitud de Norberto hacia mí. Ya era entonces de total distanciamiento y continúa siéndolo. Nada nuevo, pues, baja el sol. Tan es así que cada vez que leo ese escrito me siento transportado, como por arte de magia, a ese principio de la convivencia, cuando una ilusión misteriosa reinaba en mi alma. Iluso de mí, no sabía la que se me avecinaba ¡¡¡¡

UN ÚLTIMO APUNTE

A Norberto le encanta hacerse el magnánimo conmigo, afirmando esa mamarrachada de “…aunque me asesinara, yo seguiría rezando por él”, de donde  se ve que esa intoxicación mística a la que se somete voluntariamente perjudica  sus facultades mentales. Pero dicho esto, hay que dejar claro que aunque yo escriba negativamente en este blog sobre él, eso solo es una expresión escrita de mis sentimientos, en fin, solo es literatura, más allá de la literatura, está Norberto como persona. Una cosa es el como persona y otra es el pósito que esa persona dejó en mi alma. El blog siempre se refiere a ese pósito no a la persona. En mi caso, al menos, una cosa no implica la otra. Es decir, que si Norberto necesitara, por poner un ejemplo,  mi aval para renovar su permiso de residencia en España, pues lo tendría.