NORBERTO CICIARO ME ENSEÑÓ
QUE LA RELIGIÓN PUEDE SER EL MAYOR ENGAÑO DE LA HISTORIA
Una vez le preguntaron a
una ilustre historiadora que cuál era, en su opinión, el mayor engaño de la
historia?
Su respuesta fue: sin
lugar a dudas, la religión.
A la misma conclusión he
llegado yo tras conocer al argentino. Voy a explicarme.
Durante la guerra civil
española, muchas iglesias fueron quemadas y muchos sacerdotes fueron
ejecutados. ¿Por qué?
Porque la gente de izquierdas consideraba que los curas se habían aliado
con los poderosos para explotar a la clase obrera y también porque creían que toda
religión no era más que un montón de supersticiones falsas sin valor alguno,
urdidas para dominar a los más pobres.
Los obispos, los cardenales y muchos curas preferían juntarse con los más
ricos, dando la espalda a los que más sufrían, en contra de las enseñanzas de
Cristo. Cuando se les preguntaba qué hacían
por los desgraciados de este mundo, muchos de ellos respondían que REZAR. Desde sus palacios,
desde sus confortables vidas, ellos rezaban. Pero aparte de las oraciones, poca cosa más. Nunca
se les veía frecuentar los barrios humildes ni acercarse a los marginados. Pero ellos rezaban. ¿De qué servían dichos
rezos a los que no tenían ni una migaja de pan para llevarse a la boca o
trabajaban 25 horas en condiciones inhumanas? De nada. Cómo no habían de odiar a
los que se congraciaban con los
gobernantes que perpetuaban tan insoportable miseria, a los que bendecían una
sociedad tan injusta.
NORBERTO HACE LO MISMO QUE ESOS CURAS INSENSIBLES.
Norberto, tras expresar la peor opinión sobre mí, “psicópata”,
se encumbra a sí mismo afirmando: “ a pesar de que soy víctima de los peores
sufrimientos, rezo por mi acosador”. Así se convence a sí mismo de que él es
moralmente muy superior a mí. Hace exactamente lo mismo que esos obispos que
ante el sufrimiento de los demás se limitaban a rezar y a exigir resignación
cristiana.
Porque lo que el argentino hubiera querido es que yo me hubiera resignado y
no hubiera protestado en lo más mínimo. Él recibió toda mi caridad, a cambio de
nada, y a pesar de eso, me negó la palabra, y se fue sin dar las gracias ni
decir adiós. ¿Dónde está la superioridad moral de quién obra así? Pero él
reza¡¡ Qué valor tiene esa oración cuando se niega la palabra al prójimo? Además de rezar, qué ha hecho el argentino
para resolver el conflicto que revela este blog? Pues a parte de llamarme psicópata,
nada. NADA. Por eso yo le llamo, con todo el derecho del mundo, DESAGRADECIDO Y
MALA PERSONA. Él mismo, en un arrebato de lucidez, al repasar los hechos, se
llamó hijo de puta. Más aún, me dijo que en el día del funeral de su madre, había
afirmado que ésta era una hija ...( no lo digo, porque me parece tan miserable, pero, en todo caso, yo tengo de él la misma opinión que él tenía de su madre) Bien se podría decir que de tal palo,
tal astilla. Hay que ser muy sinvergüenza para tras comprobar el gran disgusto
que me causó su forma de obrar, no moviera ni un solo dedo para aliviar mi malestar,
sino que lo aumentara con su indiferencia y con su desprecio. ¿Cómo no voy a
creer que la religión que él representa,
y en virtud de la cual considera que lo único que se puede hacer es rezar, no
es el mayor fraude de la historia?