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miércoles, 18 de enero de 2012

GIRONA HIVERNAL (PARC DE LA DEVESA)






























GIRONA: THE MOST PERFECT CITY IN CATALONIA (AND PERHAPS IN SPAIN)

GIRONA: THE MOST PERFECT CITY IN CATALONIA.

Sometimes, walking along the old town of Girona, a man has the feeling to go into a city designed by an eccentric geometer.
The houses near the river seem drawn by using the bevel and the ruler, drawn with a ruling pen and colored according to a rational range of soft colors. No drop of passion, but rather an intelligent impetus behind the  creator of the whole architecture of Girona.
We feel the same sensation of rationality by contemplating, very moved,  the naked, icy, squared  forms of the  streets in the Jewish quarter, above all, that of San Lorenzo. What majesty, my God, the steps of the cathedral. All of them  are a wonderful intersection of planes, rectangles and vertices, masterfully deployed before our astonished eyes. The shapes of the cylindrical towers that define the entrance to the walled medieval town, seem to have been drawn by a giant compass. The same could be said about the  incomplete cone which crowns the church of Sant Feliu.
Every stone is impregnated with instinct of algebraic, geometric perfection. I could not tell exactly why, but the certain thing is that while you stroll through the maze of polygonal Girona, you recall, almost mechanically, the music of Bach. Somehow, Girona is the stony transposition of some   cantata by Bach.




De vegades, passejant pel barri vell de Girona, un hom té la sensació d’endinsar-se en una ciutat dissenyada per algun geòmetra estrafolari.
Les cases vora el riu semblen dibuixades utilitzant el cartabó i el regle, traçades amb un finíssim tiralínies i acolorides seguint una gamma racional de colors suaus. No hi ha gota de passió, sinó més aviat  un impuls intel·ligent rere el creador de tota l’arquitectura gironina.
La mateixa sensació de racionalitat se sent en contemplar, força colpits, les formes despullades, gèlides i escairades dels carrers del Call, sobretot, el de Sant Llorenç. Quina majestat, Déu meu, l’escalinata de la catedral. Tota ella és una meravellosa intersecció de plans, de rectangles, de vèrtex, magistralment desplegada davant els nostres admirats ulls. Les formes cilíndriques de les torres que delimiten l’entrada a l’antic clos medieval, semblen haver estat traçades per un compàs gegant. El mateix podem dir del con incomplet que corona l’església de Sant Feliu.
Cada pedra està impregnada d’instint algebraic, de perfecció geomètrica. No sabria dir ben bé per què, però la cosa certa és que mentre un passeja pel laberint poligonal de Girona, hom evoca, gairebé d’esma, la música de Bach. D’alguna forma, la capital del Gironès és la transposició pètria d’alguna cantata bachiana.




















































NORBERTO Y HANS CHRISTIAN ANDERSEN

DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS ENTRE LA CONVIVENCIA CON EL ARGENTINO Y EL CUENTO TITULADO EL NUEVO TRAJE DEL EMPERADOR

LOS CUENTOS DE HADAS

Son bellos los cuentos de hadas, y, a veces, son también ejemplares, porque de una forma amable nos instruyen sobre cómo evitar situaciones indeseables. Éste, al menos, es el caso del famosísimo cuento de Andersen titulado El Nuevo Traje del Emperador.

HANS CHRISTIAN ANDERSEN

Uno de los mayores escritores de cuentos de todos los tiempos. Entre sus obras merecen citarse: la sirenita, el patito feo, el soldadito de plomo, la Reina de las Nieves, etc.

VIAJES Y VIDA AMOROSA DE ANDERSEN

Sus tendencias homosexuales, en una época tan puritana como la suya, lastraron todos sus intentos de embarcarse en una relación amorosa. Él mismo se consideraba una “naturaleza femenina” y a veces se enamoró infructuosamente de hombres heterosexuales, buscando el complemento natural a esa feminidad suya. Sólo una vez, de creerle a él, logró mantener una relación eróticamente satisfactoria. Fue con un atractivo bailarín danés.
Ya fuera   para evadirse de sus frustraciones amorosas o para enriquecerse humanamente, lo cierto es que viajó mucho a lo largo de su vida. Viena, Estambul, Londres, Italia fueron algunos de sus destinos. También lo fue España, de la cual elogia las ciudades del sur, como Málaga , Granada, así mismo, no oculta la gran decepción que le causa Madrid, reflejada en los siguientes versos :

.¡Capital de España ¡ay, no,
qué mustia te me muestras!
De lo que te hacía española,
¡qué poco conservas!
Te pareces a Viena o a París,
no eres más España;
del norte, las nubes frías
en ti se ensañan.
Gris, húmeda, enlodada y cruel,
así eres tú.
¿En el norte días fríos y enlodados?
¡Ja, ja ja!
Peor los estoy pasando yo en Madrid,
¡capital desierta!
de española ¿qué te queda, di?

SIGNIFICADO DEL CUENTO EL NUEVO TRAJE DEL EMPERADOR

La moraleja del cuento resulta obvia. El exceso de vanidad o la obsesión por algo puede alterar nuestras capacidades mentales hasta el punto de hacernos perder el sentido de la realidad.  

SINOPSIS DEL CUENTO

El  emperador es un apasionado de la moda. Tanta devoción tiene por vestir con elegancia que desatiende los asuntos de estado. Toda su atención la acaparan los vestidos. Un día, atraídos por el fervor textil del emperador, llegan a la capital del imperio dos estafadores decididos a sacar el máximo provecho a costa de ese fervor. Su plan es simple, pero muy astuto. Propondrán al emperador la confección de un traje que sólo verán los que son aptos para sus cargos o los que son inteligentes. Tan pronto como el emperador se entera de la propuesta, le da su más entusiasta beneplácito, pues, como no podía ser de otra forma, está convencido de que él no es ni un incompetente ni un estúpido.
Inmediatamente los dos truhanes reciben ingentes cantidades de oro, seda y  piedras preciosas para tejer el traje. Instalan un telar en una sala del palacio, y fingen tejer todo el día. Por supuesto, y con la excusa de dar lo mejor de sí mismos, se hacen servir los más suculentos manjares y los vinos de mayor renombre del imperio, y por la noche recorren la ciudad en búsqueda de las más complacientes prostitutas. Viven, pues, en la molicie.
El emperador, ansioso de saber los progresos de su traje, envía a su ministro más competente para que inspeccione el trabajo de los dos estafadores. Éstos le muestran, muy diligentes, la invisible tela del nuevo traje del emperador. El ministro, consternado por lo que sus ojos contemplan, o mejor dicho, no contemplan, decide, por la cuenta que le trae, no revelar la verdad de lo visto. Al día siguiente, informa al emperador de que sus ojos han visto bordados primorosos, encajes excelsos, tejidos sin igual. El emperador, al escuchar tan fabuloso relato, arde en deseos de probarse su nuevo traje.
Finalmente, llega el tan esperado día  de estrenar su suntuoso vestido, tan elogiado por todos los que lo han contemplado.  Con gran pompa, los dos sastres estafadores simulan que despliegan unos tejidos extraídos del interior de unas cajas de madera. El emperador, horrorizado por no ser capaz de ver nada, se siente el ser más desgraciado del mundo. Su único deseo entonces sería el de ser tragado por la tierra para no tener que soportar la humillante vergüenza de  pasar como un  incompetente o, peor aún, como un imbécil, ante los ojos de sus súbditos. Sin embargo, sacando fuerzas de flaqueza, decide dar un giro inesperado a la situación, y, sin sopesar las consecuencias de su acción, se pone a alabar el vestido que, virtualmente, sostienen los dos truhanes. Se cree tanto su propia mentira que cuando los dos pícaros, entre sonrisas disimuladas, le piden que se desvista, no vacila para nada y ante la atónita mirada de sus criados, empieza a sacarse su ropa hasta quedar en paños menores.
Una vez ataviado con el invisible traje, decide desfilar ante su pueblo. Todos los ciudadanos, sabedores de la peculiar característica del nuevo traje imperial, fingen una admiración desmesurada. El emperador, envanecido por los elogios de sus vasallos, se olvida de que va desnudo, marchando como si llevara encima sus más ostentosas galas.
De repente, un niño grita: el emperador va desnudo. El comentario se propaga entre las gentes hasta que todo el mundo se da cuenta de que en verdad el emperador está en pelotas y entonces todos los presentes al desfile imperial estallan en una atronadora risa que llega hasta lo más hondo de la consciencia del emperador, haciéndosela retumbar con tanta brutalidad, que la hacen despertar de su sueño. Consciente del colosal ridículo que está haciendo ante sus inferiores, el emperador decide aguantar el tipo para no acrecentar la magnitud de la catástrofe, y, estirando el cogote y acelerando el paso, sigue avanzando hacia la tribuna presidencial, entre risotadas y chirigotas.
En las afueras de la capital del reino, los dos estafadores se las piran, pies para que os quiero, sin dar las gracias, sin decir adiós y sin dejar el menor rastro.

ANTECEDENTES DEL CUENTO DE ANDERSEN

El cuento no es original del escritor danés, pues para su redacción se inspiró en otro cuento perteneciente a la obra El Conde Lucanor del escritor medieval castellano don Juan Manuel, hijo de infantes y nieto de reyes.
Hay entre los dos relatos significativas diferencias. Las dos principales son que en el cuento del narrador castellano el vestido no lo pueden ver aquellos que no sean hijos naturales de sus padres y que no es un niño el que desenmascara el timo, sino un negro, que por su humilde condición nada tiene que perder, quien le dice la verdad al rey.

SEMEJANZAS ENTRE MI CONVIVENCIA CON EL ARGENTINO Y EL CUENTO DE ANDERSEN

La primera, y más importante, es que en el cuento de Andersen dos truhanes reciben comida, posada, regalos, dinero por tejer un traje inexistente, es decir, por no hacer NADA. Los dos estafadores, y haciendo honor a su nombre, reciben un montón de prebendas a cambio de NADA.

El emperador, mientras se pasea altivamente en pelotas, se siente el hombre más ridículo del mundo. Siente la vergüenza de haber sido estafado ante él mismo y ante sus súbditos, y sobre todo siente la dolorosa humillación de tener que vivir el resto de sus días con la deshonra de ser el hazmerreír  de su pueblo. Sin lugar a dudas, se siente horrorizado por el tremendo batacazo que le han endilgado  a su amor propio, del cual no se cree capaz de reponerse nunca.

Los dos vividores a cuenta del sufrimiento ajeno desaparecen, como es natural, sin despedirse, sin dar las gracias, sin dejar el menor rastro.

Un agente inesperado (un niño en el caso del cuento) es quien desenmascara el timo. (En mi caso fue la ciudad de Estambul (la ciudad del ying y el yang) quien me hizo percatarme del ridículo que estaba haciendo al convivir con el argentino. Todo lo que descubrí en Estambul, lo constaté más tarde en Barcelona, cuando al acudir a una discoteca, coincidí con el argentino, quien, sin percatarse de mi presencia, y acompañado de su flamante pareja, se entregaba a la diversión más alocada, desatendiendo así su deber con aquel que tanto le había ayudado. (Pero no desatendió su deber por maldad, como él quiere hacerse creer a sí mismo, sino por amoralidad)

Igual que el emperador, por dar una trascendencia exagerada a unas simples coincidencias, perdí el sentido de la realidad, viendo castillos o molinos donde no había nada. Viendo un hombre deprimido, donde había un tipo con pocos escrúpulos y con menos principios éticos. Viendo un hombre humilde y bondadoso donde había un tipo calculador y egoísta, viendo un seguidor de Cristo y San Francisco de Asís donde había, sobre todo,  un  frívolo encantado de haberse conocido, viendo un hombre donde sólo había una sombra orgullosa incapaz de reconocer sus imperfecciones, etc.

DIFERENCIAS ENTRE MI CONVIVENCIA CON EL ARGENTINO Y EL CUENTO DE ANDERSEN

La principal, y definitiva, es que los dos estafadores no llaman al emperador PSICÓPATA por querer ponerlos en evidencia por la estafa de la que ha sido víctima. Ni mucho menos se atreven a considerar un tarado a Hans Cristian Andersen por pretender contar mediante un cuento de hadas la burla sufrida por el emperador. Los dos estafadores, en el caso de que les llegara a sus oídos la revancha del Emperador, lo acusarían de rencoroso, de resentido, de exagerado, de intransigente, de cruel, etc., pero no creo que se les ocurriera tildarlo de enfermo mental.

Los dos estafadores obraron con mala fe, en cambio, el argentino obró por obrar, sin buena ni mala fe, casi por instinto. Se decantó por lo más fácil, sin casi sopesar nada. Su conducta fue, pues, mucho más amoral que no inmoral. Basta leer la biografía publicada por su hermano para darse cuenta de ello.


APOSTILLA FINAL SOBRE MI CONVIVENCIA CON EL ARGENTINO.

Creo que el príncipe Don Juan Manuel estuvo acertado al concluir su cuento con las siguientes palabras:

»Así, vos, señor Conde Lucanor, como aquel hombre os pide que ninguna persona de vuestra confianza sepa lo que os propone, estad seguro de que piensa engañaros, pues debéis comprender que no tiene motivos para buscar vuestro provecho, ya que apenas os conoce, mientras que, quienes han vivido con vos, siempre procurarán serviros y favoreceros.

Cuánta verdad hay en las anteriores palabras. ¿Por qué  el argentino iba a buscar mi provecho si a penas me conocía?

De todas maneras, tampoco le hubiera costado demasiado dar las gracias por los dones recibidos. Como bien dice el adagio: es de bien nacido ser agradecido.  Aunque, bien mirado, por qué me lo iba a agradecer a mí, si se lo puede agradecer a sí mismo.

LA PARADOJA DEL ARGENTINO

Hoy, cuando siento mi convivencia con él como una “estafa amoral”, me doy perfectamente cuenta de que el argentino, al menos en lo más profundo de su corazón, no tenía ninguna intención de estafar ni de herir ni tampoco de despreciar. Sobre todo huía de la soledad, y en su desesperada huída, buscaba una alma gemela en la cual sentirse acogido. Necesitaba, a toda costa, la compañía de alguien afín a él. (Lo de la soledad me quedó clarísimo cuando intentó presentarme a un tal JOAN SEBASTIÀ como “muy amigo suyo”, nunca olvidaré la cara que puso ese señor, (cuyo oficio es, por decirlo de alguna forma,  conocer a gente nueva cada día), al preguntarle  si conocía al argentino, pero eso, y las falsas expectativas que me creé por culpa de ese señor que ejercía de "relaciones públicas", lo dejaremos quizás para otra ocasión).
Lo más profundo de su alma no buscaba, en verdad, ni una casa, ni una cama, ni un trozo de pan o un vaso de agua, buscaba, en el fondo, un alma afín.
Hay que convenir que la búsqueda de una alma afín no es sólo algo muy respetable, sino también muy recomendable.  Pero el argentino la cagó bien cagada, por decirlo vulgarmente, cuando me "puso a caldo" por no ser afín a él, es decir, por no hacer lo que a él le hubiera gustado que hiciera. 
¿Pero si buscaba eso, por qué no lo dijo claramente? ( No puedo creerme que alguien tenga tanto morro como para aprovecharse, premeditadamente, de otro a cambio de NADA.) ¿Por qué dijo que buscaba caridad, cuando no era exactamente eso lo que buscaba? En verdad lo dijo veladamente, como demuestran alguno de sus mails. Pero si no lo dijo abiertamente, es por la sencilla razón de que esas cosas no se dicen, sino que uno espera a que surjan sin necesidad de forzarlas.
Es verdad que le abrí las puertas de mi casa, porque ese era el pacto. Pero más verdad es que NUNCA le abrí las puertas de mi alma.
No se las abrí porque NUNCA presentí en él un SER ESPIRITUAL (en nuestra sociedad materialista está muy bien visto no ser espiritual, no sólo está muy bien visto, sino que se considera lo único coherente, sin lugar a dudas, eso es lo más fácil, lo que te hace ser aceptado por muchos, lo que te impone el ambiente y te abre las puertas de muchos cenáculos, pero a quien así obra, ¿se le puede llamar libre? Creo que el argentino no es ESPIRITUAL porque no es LIBRE (lo amoral está reñido, por definición, con el libre albedrío. Como muy bien afirmó FRANKL: ser hombre equivale a ser consciente y RESPONSABLE)
Nunca despertó en mi ALMA un deseo puro de AMOR.

P.D: El problema no es ser espiritual o materialista, sino ser o no ser honesto, y es evidente  que quien siendo materialista, se proclama espiritual, está siendo con él mismo, y con los demás, muy deshonesto y muy falso. 
Y, SOBRE TODO, NO ES CUESTIÓN DE SER BUEN O MAL CHICO, DE BONDAD O MALDAD, SINO DE SER TORPE O NO, AL MENOS EN EL CASO DEL  ARGENTINO, Y YA SE QUE ÉL NO LO QUIERE ADMITIR, ES UNA CUESTIÓN DE TORPEZA o de no torpeza.


The question is not being spiritual or materialistic, but being or not being honest, and obviously who, being a materialistic person, proclaims to be spiritual is being, with himself, and others, very dishonest and very insincere.

AND, ABOVE ALL, it is NOT A MATTER OF BEING GOOD OR BAD BOY, either of goodness or badness, but of being CLUMSY OR NOT, AT LEAST IN THE CASE OF my ARGENTINEAN, AND I know HE will never agree with me, IT IS A MATTER OF clumsiness or not clumsiness.