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viernes, 11 de julio de 2014

NORBERTO Y SAN FRANCISCO DE ASÍS: LA GRAN DIFERENCIA



NORBERTO  Y SAN FRANCISCO DE ASÍS: LA GRAN DIFERENCIA



Falta poco para que visite Asís, el bellísimo pueblo donde nació San Francisco.  Nunca entendí por qué a Norberto le interesaba tanto el Poverello: son el día y la noche.Uno es amor, el otro, mejor me lo callo...



Sin duda, la gran diferencia entre ambos es la COHERENCIA. En uno, en San francisco, toda su vida está presidida por la coherencia, todo lo que hizo lo hizo en vistas a Dios, su humildad, su castidad, su pobreza son un reflejo clarividente de su coherencia. Porque Cristo fue humilde, él lo fue también; porque Cristo fue Casto, él lo fue también; porque Cristo fue pobre, él lo fue también, etc. Su ideal de vida fue llevar el mensaje de Cristo, viviendo como él, renunciando a sus riquezas, a su egocentrismo, es decir, predicando con el ejemplo. No hay distancia entre sus palabras y sus actos, los unos nacen de los otros y viceversa.

Su espiritualidad es evidente por sí misma. Su amor al prójimo es un reflejo de su amor por Cristo.



NORBERTO Y SU INCOHERENCIA,



En el argentino toda su filosofía de vida es un galimatías egocéntrico que irradia confusión y arbitrariedad. Su único criterio de verdad es el de su yo, por eso, para los que no conocen sus vivencias, su pasado, les resulta imposible entender nada de su mensaje caótico. Por fuerza les ha de parecer un ser caprichoso, que se mueve según soplan sus pasiones, sin ningún rumbo, al buen tuntún, y la verdad es que no les falta razón. Todo su pensamiento es un mejunje imposible de asimilar. Los marcianos de luz, las energías espirituales, la promiscuidad, todo tan esperpéntico y tan poco sencillo. San Francisco era la sencillez en persona, mientras que el argentino no consigue armonizar todos los impulsos contradictorios que anidan en su Ego, en lugar de dominarlos, se deja dominar por ellos.



 LAS TÉCNICAS ORIENTALES



Un cristiano se puede interesar por dichas técnicas de la misma manera como se puede interesar en la filatelia, en la gastronomía, en la apicultura, etc., y obrando así no obra mal, pero lo que resulta improcedente es afirmar que esas técnicas son o bien una fuente de espiritualidad o bien un camino hacia Dios, ni lo uno ni lo otro es cierto, para un cristiano el único camino espiritual es el trazado por el Espíritu Santo a través de la Gracia, más allá de eso, solo está la superstición. La superstición del Reiki, timo entre los timos,  y tantas otras, así lo entendió San Francisco de Asís, quien nunca hizo de brujo ni se avino a practicar magias ni espiritismos baratos. Su única meditación fue la de abrir su alma al Espíritu Santo para que éste diera sus frutos en él. Rezar y rezar: he ahí su única forma de meditar.



NORBERTO Y LA  DIFUSIÓN DEL ATEISMO



Si la espiritualidad consiste en hacer unas friegas sobre alguien para que le desaparezcan los dolores de cabeza, las depresiones o el estrés: apaga y vámonos. Eso solo puede servir para hacer la competencia desleal a los fármacos o a los psiquiatras. Es decir, para reducir lo espiritual a lo material. Eso no tiene nada de espiritual. El cerebro es un mecanismo como el hígado o el corazón. Si una aspirina cura el dolor de cabeza, o un calmante, reduce el estrés, es por la sencilla razón de que el estrés o el dolor de cabeza o la depresión, o las fobias, son algo puramente material. Por eso los ateos se mondan de risa  de los que dicen que curan a través de energías espirituales que no se pueden medir y cuyos efectos no son nunca superiores a los que pueden causar las aspirinas, los antidepresivos o los calmantes. Si la energía espiritual sirve para lo mismo que los fármacos, pues, para ese viaje no hacían falta tantas alforjas.



La espiritualidad es algo que está por venir, en el caso de que venga, claro. Se puede presentir, pero poca cosa más.