Hay muchas especies de camaleones. Y aunque no sabría decir a cuál
pertenece el Norberto, de lo que no tengo duda es que su naturaleza corresponde a la de dichos
animales.
Los camaleones se adaptan al medio mimetizándose con él. A veces lo hacen
para huir de los depredadores, y a veces, justo para lo contrario, para poder
cazar mejor a sus presas.
El argentino obra igual que ellos. Así se contaba que aunque por el día se
le podía ver rezando acarameladamente ante el retrato de una Virgen, de noche no
tenía reparos en metérsela al primero que se cruzaba por su camino. Esta incoherencia
moral es muy característica de él, y revela bien a las claras su carácter
camaleónico, pues solamente un camaleón podría mutar de un estado al opuesto con
tanta facilidad.
En mi convivencia con el argentino, me di perfectamente cuenta de su afición
por toda clase de metamorfosis. Tan es así que lo llegué a considerar un ateo
con máscara de santo. Semejante contradicción para él no resultaba nada
embarazosa, pues según su opinión lo
contradictorio se debía a los prejuicios de quien lo juzgaba. Él obraba acorde
a su yo, y si su yo le solicitaba ejercitar una sexualidad abierta, pues él la
ejercitaba y punto; y si su yo le recomendaba irse sin decir adiós o dar las
gracias, pues él obedecía a sus pulsiones interiores. Por lo tanto, lo
contradictorio hubiera sido no obedecer a su yo. Así que como nunca lo ha
desobedecido, él se considera, respecto a sí mismo, como el ser más coherente
que se pueda imaginar. Pero¿ cómo puede ser que alguien establezca como
criterio de verdad a algo tan efímero como a su propio Yo? Pues MUY SENCILLO,
porque sólo si él dictamina lo que es verdad o mentira, puede afirmar que los
PLEYADIANOS( una de las mayores estafas que se recuerdan) existen. No hace
falta probar nada, basta que su yo lo crea. Si él cree que la promiscuidad está
de acuerdo con el mensaje de Cristo, pues lo está, independientemente de lo que
dijera o no el mismo Cristo.
PUBLICACIÓN DE MI MAIL AL NORBERTO
Justo tras irse de mi piso para no volver más, envié al argentino un mail
que lo disgustó mucho. Yo aún no entiendo por qué, pero a lo mejor estoy
equivocado. Sea como sea, en los próximos días lo publicaré, e intentaré
razonar por qué le molestó tanto dicho mail.
EL CAMALEÓN TRAMPOSO
Conmigo fue un tramposo, exactamente como lo es con las muchas personas crédulas
a quienes embauca. A mí de alguna manera también me embaucó, como a Ferran y
también a Diego. Es un vendedor de humo que vive a costa del efecto placebo. Se
mimetiza, como los camaleones, en una especie de sabio oriental para poder
engatusar mejor a sus víctimas. Sin duda sabe cómo transmitir confianza a los
incautos que se creen sus mentiras, de manera que éstos no temen confiársele, y
cuando ya los tiene embobados, se lanza sobre ellos para apresarlos, mientras
los devora complacidamente, es decir, mientras les sonsaca su dinero.
Igual que los
camaleones, caza a sus presas valiéndose de su larga y embelesadora lengua. Así que
la ocasión se le presenta propicia, no duda a envolver a sus víctimas con su pegajosa
lengua, mientras las va estrujando con poderosa fuerza, hasta que consigue
hacerles perder su consciencia y su sentido de la lucidez. Una vez ya las
tiene en su poder, extrae, sin el menor escrúpulo, todo el provecho que puede de ellas hasta vaciarlas del
todo, momento en el cual se deshace de ellas como si fueran unos residuos
despreciables. He aquí el modo operandis
de este camaleón. Sin lugar a dudas, un ejemplo de amor al prójimo.