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domingo, 12 de diciembre de 2010

VIATGE A VALÈNCIA

Aquest proppassat cap de setmana, vam anar a València. L'antiga capital del reialme de València, conquerida per En Jaume I. És una ciutat de contrastos acusats. El seu centre històric és lleugerament caòtic, amb algunes mostres excepcionals d'art gòtic, com la Llotja, declarada Patrimoni de la Humanitat


DAVID, : EL MEU DASEIN.


L’altre dia, de camí a València, vaig tenir la intuïció que el David és el meu DASEIN. Paraula encunyada pel gran filòsof alemany Heidegger, que significa ÉSSER-HI, Ésser aquí. Per a mi, El David és “ EL QUI ESTÀ AQUÍ”. o bé, i una cosa és intercanviable amb l’altra, “ EL QUI ESTÀ ALLÍ”. El David és, doncs, el que està, aquell ésser amb qui puc comptar, aquell que no em deixarà abandonat, que s’ocuparà de mi, aquell que per molt lluny que estigui m’insuflarà el seu esperit perquè no em senti desemparat. És sempre una presència, encara que no es trobi al meu costat. Per tant, seria una contradicció pressentir-lo com una absència, perquè ell sempre està aquí, sempre hi és. És una presència bondadosa, que dóna i es dóna; és un Algú que salva la distància i es mostra com una companyia en els moments de més soledat. Ara mateix, estic sol, però sé que ell està, que està allí, i per tant, no em sento sol, ell, a la seva manera, està amb mi, és aquí, és, doncs, el meu DASEIN.
És una presència potencial, però sé que així que ho sol•liciti esdevindrà una presència real, activa, fàctica. Perquè la seva naturalesa més íntima, si més no considerada des de la meva perspectiva, es funda sobre el bé, perquè el bé és la mateixa cosa que el SER, i com que el David sempre és, sempre és aquí, tostemps és allí, per força ha de ser també el bé o, millor encara, la font de tot bé. Ell sempre és aquí, ell, en conseqüència, mai no pot negligir el seu compromís ineludible amb el meu ésser, car ell és el meu ser aquí. I si hom té en compte que el mal és l’absència de ser, es col•legeix que, si més no per a mi, el David només pot ésser concebut com una cosa bona per essència. La cosa més absurda del món per a mi seria imaginar el David com un Ningú, o encara més il•lògic, com un No-res. Això últim implicaria atribuir-li la capacitat d’engendrar el mal, perquè el mal sempre ve del no-res. Tanmateix, això no tindria cap sentit per tal com el David sempre és, sempre és aquí, si més no, així el pressent la meva pensa. A més a més, i, en consonància amb les tesis de Sant Tomàs d’Aquino i del mateix Plató, com que la bellesa es funda sobre el bé, i aquest, al seu torn, sobre l’ésser, és obvi que el David, el qual és per definició, és bell, si més no, metafísicament bell.

¿POR QUÉ EL ARGENTINO ME SIGUE ENTRISTECIENDO?

¿POR QUE EL ARGENTINO ME SIGUE ENTRISTECIENDO?

1. porque todos aquellos a quienes explico mi convivencia con el argentino, se ríen de mí, y lo que es peor, algunos incluso sienten compasión por mí. Y esa lástima no me agrada en absoluto.

2. porque fue un error ofrecer mi caridad al argentino, porque soy el principal responsable de las consecuencias de ese error y de los cargos de consciencia que todavía me crea. Sin duda me equivoqué, pero cómo podía imaginarme que existían personas que proclamándose admiradoras de San Francisco de Asís se comportasen tan egoístamente. Que mala suerte tuve y cuánto me apesadumbro por esa mala suerte. Quizás es pedir mucho que el argentino hubiese sido algo caritativo conmigo, pero no tuve ninguna suerte con él. Bien sabe mi consciencia que hice todo lo que pude para que él se sintiera a gusto, que vencí muchos miedos para alojarlo en mi casa, que luché contra mis propios fantasmas, que medité muy cuidadosamente cada palabra que le dirigía … y todo para nada.

3. porque le hubiese sido tan fácil al argentino  dejar un buen recuerdo en mí, darme hermosos consejos, ayudarme como yo le ayudaba, hacerme críticas constructivas, darme un poquito de aprecio, incluso una migaja de afecto… ya que por mi parte me hubiese contentado con muy poco, pero nada, él no fue capaz de dar nada. Absolutamente NADA. Allá él con su consciencia¡¡

4. Porque sólo se trataba de pasar unas pocas semanas de la mejor manera posible para los dos. Nada más (y nada menos) que eso. Usarnos mutuamente como trampolín uno respecto al otro, para saltar bien alto, de manera que cuando nos separásemos, cada cual hubiese mejorado su situación inicial y estuviese más cerca de sus objetivos. No creo que eso sea pedir mucho.



9. porque, y esto es lo que más me duele de TODO, cuando conocí al argentino yo era una persona con poca experiencia de la vida y con mucha ingenuidad, y de la misma manera que en una fruta tierna se marcan más los dedos, en mi mente cándida e inocente se marcaron con mucha más intensidad las desgraciadas vivencias compartidas con elargentino. Vivencias tristes que ahora sé que me acompañarán para siempre. Él podía haberme ayudado a abrirme más a la vida, pero me DESPRECIÓ por mi inexperiencia. Y ese desprecio en alguien que aún estaba por decirlo así “ muy verde” me ha dejado una huella honda y lacerante, que perdurará para siempre.





27. porque necesitaba sus consejos, su experiencia, pero él no me dio NADA. SE FUE INCLUSO SIN DECIR ADIOS, SIN DAR LAS GRACIAS Y NEGÁNDOME LA PALABRA. LE AYUDÉ TANTO Y A CAMBIO NO RECIBÍ NADA.

En fin, que aunque ya ha transcurrido más de un año desde que el argentino salió como un fugitivo ingrato de mi vida, los malos recuerdos que dejó en mí siguen causándome malestar. En general, consigo mantener ese dolor a raya, y lo resisto bien. Pero cuando por esas cosas naturales de la vida, me siento bajo de ánimos o me sucede algo que me entristece, entonces ese horror, con el cual El argentino llenó mi corazón, rompe el cerco con el que lo amortiguo e irrumpe salvajemente en mí, con una fuerza devastadora y agria, que me hace sentir sucio y angustiado. Afortunadamente, en esas ocasiones me salva la palabra escrita. Me pongo a escribir sobre lo que me entristece, sobre la ingratitud y el desprecio del argentino, y eso al menos me alivia bastante. Que Dios me siga dando fuerzas para seguir escribiendo.





Et laudamus Nomen tuum in saeculum, et in saeculum saeculi.
Dignare, Domine, die isto sine peccato nos custodire.
Miserere nostri domine, miserere nostri.
 

CARLES SOLERR