DAVID Y LA PERDIDA DE
TIEMPO
No sé muy bien por qué David se empeña en decir que fue una pérdida de
tiempo. Quizás porque lo compare con una planta de la cual se espera un sabroso
fruto. Como la planta no dio fruto, entonces el nacimiento de dicha planta fue
un acto absurdo, es decir, una pérdida de tiempo. Sin embargo, yo no opino lo
mismo, porque aunque en parte se puede admitir que no hubo fruto, sí que hubo
floración, sí que hubo bellas flores, y solo para contemplar en uno mismo las
bellas plantas en flor valió la pena, y todo aquello que vale la pena nunca es
ni absurdo ni mucho menos resulta una pérdida de tiempo. Tanto es así, que si
volviera a vivir, me gustaría volver a hacer eso que David considera, sin mucho
tino, una pérdida de tiempo. Porque eso dejó muchos bellos recuerdos, cada uno
de los cuales se puede comparar a una flor.
Una vez dicho lo anterior, también
creo que cada planta tiene su propio desarrollo: así las hay que dan fruto muy
pronto, otras que tardan más y otras que no lo dan nunca. La impaciencia en
estos casos no suele ser muy buena consejera, y muchas veces solo sirve para
malograr lo que prometía ser una perfecta culminación. Pero sea como sea, es de
lo más injusto afirmar que donde hubo hermosas flores, también hubo una pérdida
de tiempo.
En fin, más pérdida de tiempo resulta cortar las flores para que no den
fruto. Sobre todo, cuando se sabe que muchas plantas no dan fruto, y a pesar de
ello se las admira por sus bellísimas flores, este es el caso de las rosas.