Hubo un virus en mi vida, de
origen argentino, que causó graves estragos, cuyas secuelas aún
duran hoy. El portador de ese virus ya no me importa lo más mínimo,
por lo cual no sé ni cuál es su situación ni cuál es su domicilio
ni absolutamente nada relacionado nada con él.
Sin embargo, no está dentro
de mis capacidades olvidarme del recuerdo que dejó en mi, recuerdo
por supuesto nefasto, que no solo no se desdibuja, con el paso del
tiempo, sino que se vuelve mas virulento.
Ese recuerdo siempre está
allí, pero, como es natural, hay sucesos que lo agudizan.
Esta semana concedí una ayuda
a alguien necesitado, y todos los antiguos fantasmas volvieron a
salir. Los mismos fantasmas que surgieron cuando el argentino
despreció de la peor manera posible la ayuda que le proporcioné.
Sin lugar a dudas, cuando
aceptó mi ayuda estaba en una situación muy comprometida, pero al
cabo de poco tiempo recibió ayuda de un hostal, por lo que ya no
necesitaba más la mía. Pero era tan avaricioso y presuntuosos, que
creyó que el destino lo llevaba a Lleida para algo maravilloso. No
hubo ninguna maravilla, sino más bien algo catastrófico. Lo más
razonable hubiera sido que como yo no era de su gusto, renunciase a
sus intenciones de quedarse en Lleida, pero no renunció, sinó que
me uso como medio para lograr sus fines: conocer a alguien que le
garantizara un futuro magnífico.
Espero que la persona que
acaba de recibir mi ayuda esté a la altura moral de tal ayuda. Yo no
pido gran cosa, pero que no se me dé ni lo más mínimo, es decir,
las gracias, me rebelo contra tan colosal ingratitud.
Ya veremos lo que sucede en
esta nueva ocasión.
En todo caso, me reafirmo que
no fue capaz de darme las gracias, se fue sin decir nada. Siempre
recordaré la última vez. Vino a mi piso pensando que no me
encontraría allí. Me dio las llaves y me dijo que ya hablaríamos.
Sabía perfectamente que ya no volvería más, y a pesar de eso,
disimuló y continuó con sus planes, con toda la frialdad del mundo
en su corazón.
Una decepción total. Se fue,
pero dejó en mí un recuerdo viral, más que un recuerdo me dejó un
virus que parasita mi memoria. Sin lugar a dudas, ese recuerdo esta a
la altura de su propietario….