STATCOUNTER


domingo, 9 de junio de 2013

LA MALDAT HUMANA



Aquests dos gossos van aparéixer al costat d'un contenidor de brossa, molt a prop d'on els meus pares tenen la seva casa. Algú sense cor va abandonar-los allí. De ben segur els deuria comprar com a regal per a un nen, i com que un cop van fer-se massa grans deurien resultar una nosa, va decidir deslliurar-se'n de la forma més incívica.



LA PROVIDÈNCIA I EL MEU PARE.

El meu pare en trobar-los va dir que havia estat cosa de la PROVIDÈNCIA, perquè els gossos que tenim ja són molt vells, estan sords i amb prou treballs es mouen. Curiosament, els dos gossos que tenim ara també els vam trobar de forma fortuïta.

NORBERTO Y DAVID: UN DEMONIO Y UN ANGEL EN MI PARAÍSO

NORBERTO  Y DAVID: UN DEMONIO Y UN ANGEL EN MI PARAÍSO

EL HERMOSO RECUERDO DE DAVID


El sábado pasado David me escribió las siguientes palabras:

“habia tranquilidad alli, paseé por entre los arboles, el aire era limpio, habia flores y plantas, y entonces me dije o tuve el sentimiento, de no hacer yo nada por arrancarte de allí… “

David se está refiriendo a su estancia, de unos cuantos días, en la casa de campo donde vivo junto a mis padres. Lo relevante de sus palabras no es tanto lo que expresan sobre esa casa, sobre los jardines o los árboles, ni tampoco las sensaciones que experimentó en ese lugar, sino la frase en que afirma: “de no hacer yo nada por arrancarte de allí”. Para pronunciar una frase semejante uno debe ponerse en el lugar del otro, en este caso, en mi lugar. Uno debe tener pues empatía. En esta frase David intuye los vínculos, casi secretos, que me ligan a ese paraje, y también intuye que sería una maldad imperdonable romperlos. Es como si hubiera presentido algo sagrado que hay que respetar por encima de todo, porque de lo contrario ocurriría una catástrofe.
Sin embargo, las palabras de David no están motivadas tanto por sus sensaciones ni por su empatía hacia mí sino por la posibilidad de que pueda presentarlo a mis padres. Una posibilidad que seguramente le causa algo de miedo y de timidez e incluso de inquietud. Pero que nunca le ha obsesionado ni nunca me la ha echado en cara, ya que nunca ha visto mala fe en mí porque no le presentara a mis padres.   



NORBERTO: Y SUS DEMONIOS PERSONALES

Todo lo contrario de lo que ocurrió con Norberto. El argentino también visitó la casa de campo de mis padres, aunque solo por unas horas. Estuvimos él y yo solos. No fue una vivencia especialmente bonita, porque Norberto estuvo muy distante, como apagado. Pero en principio esa indolencia del argentino no me sorprendió porque supuestamente, así me lo confesó por escrito,  tenía los ánimos destruidos y estaba muy deprimido por culpa de Ferran. Entonces creía que Norberto me dijo la verdad cuando me contó que estaba MUY MAL. Hoy sé que mentía, que exageraba torticeramente las cosas. Pero entonces, por mi inexperiencia y mi candidez, me lo creí. Por eso no di importancia a la desgana de que hizo gala mientras le enseñaba la casa de mis padres. No hubo ningún tipo de complicidad, y me sentí observado, casi  diseccionado. Entre los dos había una distancia infinita, por lo cual no se podía establecer ningún tipo de comunicación efectiva, que fuera más allá de  frases trilladas. Sin embargo, unos días después, el argentino me envió un correo en que me agradecía que lo hubiera llevado allí, porque el aire fresco lo había reconfortado mucho. Parecían palabras sinceras.


NORBERTO SE QUITA LA MÁSCARA  

 Mi convivencia con el argentino derivó, tal como era natural, en algo absurdo, triste y antinatural. Por lo cual consideré que se debía acabar. Pero en mi incurable estupidez, le propuse que debía acabar de forma bella. Le dije que sabía que él también quería acabar dicha convivencia, pues se notaba muchísimo que al igual que yo no estaba cómodo. Fue entonces cuando le propuse que podría presentarle a mis padres como una manera de solemnizar nuestra despedida (ahora mismo no sé muy bien porque concebí algo tan descabellado, gracias a Dios no lo llevé a cabo).

EL ENFADO DEL ARGENTINO.

Curiosamente mi propuesta disgustó mucho al argentino. No hay duda de que su disgusto obedecía al hecho de que siempre pensó que debía ser él quien diera por concluida dicha relación. No soportó que yo me avanzara, porque  él consideraba lógico no querer convivir conmigo, pero en cambio le parecía una incoherencia total que yo no quisiera convivir con un ser tan extraordinario como él (siempre el dichoso orgullo). Tanto le irritó que no tuvo el mejor reparo en afirmar, con su habitual tono de desprecio y de suficiencia, “ Pero si  me llevaste allí, porque no estaban tus padres. Pero claro, yo lo he pensado, y me he dicho a mí mismo, pero en calidad de qué me presentaría”… es decir que el argentino le dio bastantes vueltas al asunto, y si se las dio fue porque le sentó fatal que lo hubiera llevado un día en que no estaban mis padres. Es difícil ciertamente ser más retorcido. Sin ningún género de dudas afloraron los malos rollos del argentino¡¡¡ y de qué manera. Sus inseguridades son tremendas, hasta tal punto lo son que el pobre no se dio cuenta de que si no le presenté a mis padres no fue ni mucho menos porque quisiera hacerle aposta un desprecio, sino porque mis padres no lo hubieran entendido, en el caso, claro está, de que les hubiera dicho toda la verdad sobre mi convivencia con el argentino.


LA RADICAL DIFERENCIA ENTRE DAVID Y NORBERTO.

David nunca se ha sentido molesto porque no le presentara a mis padres, todo lo contrario, lo entiende y sabe lo que implica tal presentación. Nunca me ha criticado por ello. Y no me ha criticado por la sencilla razón que ha tenido la suficiente sensibilidad, incluso diría la suficiente humanidad, de colocarse en mi lugar. Y eso siempre es posible cuando entre dos personas hay una mínima complicidad, cuando se respeta y se quiere a la otra persona, cuando no se la mira por encima del hombro. Todo lo contrario que en el caso del argentino, con quien la verdad apenas había nada de complicidad. No me equivocaría si afirmara que entre los dos había una distancia infinita, que impedía cualquier conato de comunicación. Nunca me atreví a revelarle mi intimidad porque sabía que la rechazaría sin el menor escrúpulo, que se burlaría de mí. Éramos dos islotes incomunicados y sin voluntad de intercomunicarse.

DAVID Y NORBERTO

David es un ser MORAL, mientras que el argentino, al menos mientras convivió conmigo, fue un autista moral. Para él sólo existía su YO, nada más que su YO y necesitaba que los demás adorasen a ese yo tan envanecido de sí mismo, y yo solo le servía en tanto que un simple medio para que su YO lograra la plenitud. Es un yo que no se amolda a las normas morales más obvias, sino que pretende que los demás se amolden a las creadas por él. Pero esto tampoco tendría nada de especial, en el mundo hay infinidad de personas egoístas e interesadas, sino fuera porque luego se las da de filántropo universal.  ¿Cómo puede ser que el que se presenta ante el mundo como aquel QUE ESTÁ AQUÍ PARA AMAR, PARA SERVIR, se comportara de una forma tan poco afectuosa y servicial conmigo? Pues sencillamente porque está aquí para amarse y servirse.

LA FELICIDAD DE NORBERTO Y DE DAVID

Como no puede ser de otra manera, al fin y al cabo será siempre un Hijo de Narciso, Norberto alardea de su felicidad a los 4 vientos, sentenciando que es completamente feliz. Creo sinceramente que la felicidad no tiene que ser  indicio de nada encomiable. Los violadores, los ladrones, los tiranos pueden sentirse completamente felices. Más ético y bello y deseable hubiera sido que hubiera afirmado que es completamente bueno, pero eso no creo que se atreva a afirmarlo. La BONDAD siempre es infinitamente superior a la FELICIDAD.  En el caso de David, la bondad siempre supera a su felicidad, por eso lo quiero, por esa bondad que emana de sí mismo de una forma constante. Tras conocer a Norberto me impuse a mí mismo que la siguiente persona tendría que tener como principal característica su BONDAD, y esto, en el caso de David, lo he logrado plenamente.

NORBERTO    LOS SANTOS Y SUS INTERESES

De qué vale ponerse en la boca los nombres de San Francisco, de Jesús, de Santa Teresita, si luego en la vida uno se comporta siguiendo los impulsos más egoístas de su YO, sin tener la menor consideración hacia su prójimo? A eso se llama no tener decencia humana ni coherencia. Evidentemente si yo hubiera sabido la clase de persona que es Norberto no lo hubiera llevado a mi “paraíso” particular, porque ese paraíso es valioso por sí mismo, independientemente de que en él estuvieran o no mis padres, porque el gesto que tuve de llevarlo allí vale infinitamente más que cualquiera de los gestos que Norberto tuvo conmigo, por la sencilla razón de que no tuvo ninguno que merezca ser recordado.

DAVID Y MI VOLUNTAD

En el caso de David sí que me apetecería presentárselo a mis padres, porque es una persona que vale la pena, que actúa pensando en él y en mí, que me respeta y me quiere, que no está para aprovecharse ni para hacérmelo pasar mal, por todo lo cual me gustaría que volviera a pisar mi paraíso particular, no de forma fugaz, sino de una forma permanente, incluso que estableciera allí su morada. Por eso mismo si le presentara a mis padres no sería para solemnizar de forma bella una despedida, sino para resaltar de la forma más expresiva un nuevo ORIGEN. UNA NUEVA ALIANZA ENTRE LOS DOS¡¡¡




DAVID Y NORBERTO ANGEL Y DEMONIO

DF