“Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo” Lc 17, 1-6 (TODO PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA)
STATCOUNTER
domingo, 30 de diciembre de 2012
viernes, 28 de diciembre de 2012
EL PESEBRE DEL HIJO DE NARCISO
EL PESEBRE DEL HIJO DE NARCISO
Sin lugar a dudas, el pesebre ideal de los HIJOS de NARCISO estaría integrado por DOS HOMBRES EXACTAMENTE IGUALES.
No puede existir un contraste más brutal que el formado `por Cristo y por Narciso, mientras uno proclama el amor a la humanidad, el otro, sólo tolera el amor a sí mismo. así como lo contrario del AMOR es el egoísmo, del mismo modo el opuesto de Jesús es Narciso.
No hay nada más triste en este mundo que amarse a sí mismo. Ni los gays se atreven a semejante perversidad. Por lo tanto que no se diga, falazmente, que un pesebre así reivindica los derechos de los homosexuales, porque lejos de enaltecerlos, los frivoliza y los degrada.
jueves, 20 de diciembre de 2012
EL REGALO DEL NORBERTO AL NIÑO JESÚS
El
argentino, tras andar toda la noche, alcanzó el pesebre, donde la Virgen María
arropaba tiernamente al niño Jesús. Con el corazón lleno de gozo, miró al
pequeño cuerpo que se agitaba sobre la paja. Se sentía turbado y a la vez muy venturoso, como si estuviera ante la presencia de “algo” que poseía el supremo
poder de cambiarle, para bien, su futuro. Nervioso, sin saber muy bien qué decir ni qué
hacer, se arrodilló torpemente y tras un prolongado silencio expectante, tartamudeando,
Norberto susurró:
--- Te
traigo, niño divino, estos dos huevos.
La
Virgen, sorprendida por un regalo tan insólito, inquirió:
--- Buen
hombre, cómo se te ocurrió regalarle al Cordero de Dios dos huevos?
El
argentino, con más confianza en sí mismo, le respondió:
--Estos dos
huevos simbolizan el arrojo que se debe tener para salir airoso de las
múltiples complicaciones que nos depara
la vida. Sin ellos, no se logra el respeto de los demás. Yo siempre le
he echado muchos huevos a la vida, y gracias a ellos, he conseguido tirar
palante y vivir, como buenamente yo he querido, mi vida, sin importarme en absoluto lo que opinen los demás de mí.
De
repente, un ángel que estaba flotando sobre el portal del pesebre descendió hasta el
nivel del suelo, y, mirando fijamente a los ojos del argentino, dijo:
--A mí, en cambio, que puedo sondar los corazones de los hombres, no me sorprende tu regalo, pues bien sé que estos
huevos son el reflejo de tu alma. Mira lo que contienen.
Entonces
el ángel tocó, con la yema de sus dedos, ambos huevos, haciendo que al instante se resquebrajaran. Inesperadamente, de su interior no salió yema alguna, sino que de
uno emergió una planta carnívora mientras que del otro, una mariposa violeta.
El ángel,
aprovechando el asombro que su prodigio había causado en el argentino, tomó de
nuevo la palabra:
--Oye bien, Norberto, lo que te voy a contar: la planta
carnívora simboliza tu orgullo indomable, mientras que la mariposa encarna el
Espíritu que Dios ha depositado en tu alma. Cada día nace una mariposa en lo más hondo de tu alma, y
cada día la devoras con tu soberbia.
Hasta que alguna de esas mariposas no alcance el corazón de Cristo, Dios no te
amará.
Visiblemente
contrariado por las palabras del ángel, Norberto le replicó con su habitual brusquedad:
--Mientes, ángel, porque Nada ( ni
nadie) nos separará del amor de Cristo. Lo dice claramente la Biblia.
La Virgen
María, sonriendo benevolamente, se apresuró a formular la siguiente aclaración:
--No,
Norberto, no es eso lo que dice el Nuevo Testamento. Si lees bien a San Pablo,
verás que lo que dice es: "¡Nada
podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado EN Cristo Jesús, nuestro
Señor!"
--Bien
deberías saber, Norberto, no en vano viviste largas temporadas en monasterios
y cartujas, que según todos los teólogos “ En Cristo Jesús” quiere decir "En el Cuerpo Místico de Jesús”. Sólo los que forman parte de ese bendito cuerpo,
vivificándolo, serán amados por Dios. Cada uno de nosotros es una célula del
Cuerpo Místico de Cristo. Con nuestra virtud colaboramos a su vitalidad. Con
nuestros pecados, además de convertirnos en células muertas, entorpecemos la
vida de las otras células, nuestros hermanos. Somos células cancerosas.
Si la
mariposa que nace en tu alma por la Gracia de Dios no alcanza el corazón de
Cristo para vivir eternamente allí, cómo quieres, infeliz, que mi hijo te
ame? Acaso has amado alguna vez lo que no conmueve a tu corazón?
--Busca,
pues, "el camino derecho para que sane el pie que está cojo y no se tuerza más". Ten por bien seguro que rezaré para que lo logres, pero mis oraciones no servirán de nada, si el Amor no encauza tus latidos hacia el Sagrado Corazón de Cristo.
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