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miércoles, 25 de diciembre de 2019

PORTUGAL

AVIAT, HI SERÉ

LA MEZQUINDAD PATETICA DE NORBERTO CICIARO Y LOS REGALOS

LA PATETICA MEZQUINDAD DE NORBERTO CICIARO Y LOS REGALOS

En estas fechas navideñas, en que todo el mundo anda sumergido en en una espiral de regalos, no puedo evitar recordar la desgraciada vivencia compartida con el ingrato argentino.
Fue él el primero en regalarme su ropa usada. En principio, no me pareció mal y yo le correspondí regalándole mi ropa usada. A fecha de hoy, no sabría decir si ese gesto fue sincero o simplemente fue una especie de desprecio inconsciente, como diciendo, ese es el valor que tú tienes para mí, el mismo que mi ropa usada: no eres más que un contenedor de mi basura donde arrojo lo que no necesito. La verdad es que no sé si en ese momento el Norberto me consideraba algo así. De lo que estoy cierto, en cambio, es que eso es en lo que me convertí con el paso de los días de convivencia entre los dos. Una papelera llena de despojos.
Solamente así se puede entender que despreciara mis regalos con tanta desconsideración y altivez. Recuerdo el desprecio con que rechazó una camiseta que le regalé para su santo, mientras estábamos en Bilbao, el viaje más triste que nunca hice. “ No tienes por qué regalarme nada”. Así, con palabras tan desaboridas, mostró su asco hacia mi regalo y yo como un idiota, en lugar de amonestarle por su falta de tacto, acabé por comprárselo. Así de idiota soy. Pensé: debe tener un mal día. No, no tenía un mal día; sencillamente le afloraba todo el odio que sentía hacia mi persona. No costó más de 5 o 6 euros, pero me pareció lo correcto y por eso se lo hice.
No es el momento de recordar todos los regalos que le hice, porque solo serviría para estropear este día de Navidad.
Pero sí que quiero mencionar dos regalos. Uno fue un libro sobre el bello pueblo de Asís, lugar donde nació san Francisco de Asís, que es sin lugar a dudas la persona más opuesta que se pueda concebir respecto al argentino. Al principio, se le iluminó la cara, pero pronto su expresión cambió al darse cuenta que era yo quien se lo estaba regalado. “ No tenías porque gastarte dinero”. Me sentí ridículo, porque me quedó claro que le gustó el regalo pero no la persona que se lo regaló. Yo sobraba en su vida, y él no disimulaba en hacérmelo notar de la manera más incisiva posible.
Sin embargo, el peor recuerdo en relación a los regalos, se produjo cuando le regalé un poema enmarcado. El poema se lo había escrito con sinceridad. Lo recibió con una frialdad desconcertante. A esas alturas, tampoco ya esperaba gran cosa de él. Sabía que todo eso del amor cristiano, del amor que no se distingue del sexo, de la fraternidad que tanto publicitaba era una milonga compulsiva. A pesar de todo, cuando unos meses después, y por pura casualidad, descubrí en un cajón el poema enmarcado, me llevé un chasco descomunal. El poema no le gustó, porque según él, no describía las cosas tal como eran en realidad. ¡¡Será GILIPOLLAS¡¡ ¿ Des de cuándo los poemas se hacen para decir la verdad? Si hubiera querido decirle la verdad, hubiera escrito un informe psicológico. Mi intención era solo expresar unos sentimientos bañados por mi percepción de la realidad circundante, vaya, lo que han hecho desde siempre los poetas. Pero como yo no expresaba lo que él le hubiera gustado que expresara, rechazó con el mayor de los desprecios mi poema. Por supuesto, no lo tiró a la basura, sino que lo dejó en un cajón de mi piso, por la sencilla razón que ese piso para él representaba una basura peor que la propia basura que se encuentra en las papeleras públicas.
Sin lugar a dudas, convivir con alguien que te considera poco más que una basura, una molesta mugre que se debe soportar momentáneamente, una inmundicia humana con la que Dios te ha puesto a prueba, es de las peores experiencias por las que un ser humano puede pasar.

martes, 26 de noviembre de 2019

VISITA SANT PAU...


EL SUEÑO DE NORBERTO CICIARO, ESE DIABLO DE LUZ

 

EL SUEÑO DE NORBERTO CICIARO: TODO LO NEGATIVO QUE ME APORTÓ


Hace tiempo que no escribo sobre el argentino, sobretodo porque no ha habido nada relevante que me haya motivado a pensar en él. En general, ya nunca pienso en él, solamente cuando voy a mi piso, y entro en la habitación que ocupó, vuelven a proyectarse en mi memoria los terribles recuerdos que dejó en mí para su vergüenza.

Ayer soñé con él. El sueño fue muy poco original. Estábamos los dos en un lugar indeterminado, reprochándonos nuestro comportamiento, sin que ninguno diera su brazo a torcer. Es decir, el sueño reproducía un patrón de conducta que se convirtió en algo habitual en nuestra convivencia. Pero, ¿por qué soñé con Norberto ayer? Al principio no supe ver la razón, pero más tarde até cabos. Sencillamente, porque dentro de unas semanas vamos a visitar el Hospital de Sant Pau, en Barcelona, y por la ley de la asociación no puedo evitar relacionar este espléndido monumento modernista con Ferran, ese hombre desgraciado que se vinculó en un determinado período de su vida con el argentino.

En efecto, cerca de ese maravilloso lugar estaba, o está, la residencia de Ferran, donde convivió una temporada con el Norberto. Recuerdo que Ferran leyó mi blog, e impulsado por lo que leyó, me mandó un mail, contándome su terrible experiencia. Yo le contesté con otro mail, diciéndole que el argentino fingió un amor por razones económicas. Ya nunca más me volvió a escribir. Quizás fui demasiado brusco, y no debía contarle lo que el mismo argentino me había explicado. Pero quería que supiera lo muy retorcido que era el argentino. Engañar a un pobre hombre como Ferran, Dios mío que vergüenza y cuánta miseria moral, pero así son algunos que presumen de su fe y de su gran amor al género humano. Todo patrañas de la peor clase.

Se aprovechó de Ferran y también se quería aprovechar de mí. Sin el menor rubor, Norberto Ciciaro me contó que cuando relataba su actual vida a sus conocidos argentinos, éstos le decían, pero "que hijo puta te has vuelto", y él me lo explicaba con toda naturalidad. En efecto, se estaba aprovechando de mí sin el menor escrúpulo. Por supuesto yo le acogí por dos motivos: por las increíbles coincidencias que se iban produciendo en mi vida relacionadas con él, y también porque interpreté que a través de su venida a Lleida,  podría conseguir algo que no tenía nada que ver con el argentino, pero que me interesaba mucho. Quizás algun día lo cuente todo, pero de momento lo dejo en el aire.

La única manera que esa convivencia que intentamos hubiera funcionado es que los dos hubiéramos practicado alguna forma de mutualismo en que ambos nos hubiéramos beneficiado. Pero ese egoista y orgulloso argentino no quería beneficiarme en nada, porque vino a mi piso odiándome y despreciándome, con el solo objetivo de humillarme cuando se le presentara la primera oportunidad. La convivencia fue una serie dolorosa de sinsabores. Finalmente, yo no quise quedar como el tonto del culo del que un desaprensivo se aprovecha, por lo que decidí crear un blog donde hablaba de mi vida y de mis estados de ánimos. No supo darse cuenta el argentino que incluso los seres más inocuos son capaces de desarrollar espinas si las condiciones existenciales les obligan a ello. 

Ahora, cuando les explique a sus conocidos argentinos sus andanzas en España, no sería descabellado imaginar que le digan: " tu fuiste un hijo de puta, pero el otro no se quedó corto". ¿ Estamos en paces? quizás sí. No supimos compartir lo bueno, pero sí lo malo. Una clase de mutualismo en negativo, al fin y al cabo. 

VISITA HOSPITAL DE SANT PAU. ESE ARGENTINO MISE...

EL PUEBLO DE GUIMERÀ , LLEIDA

jueves, 9 de mayo de 2019

FINAL DE TRAYECTO

SE ACABA ALGO Y EMPIEZA ALGO

NORBERTO, MENOS QUE NADA

NORBERTO, MENOS QUE NADA

Hace poco conocí a un argentino, un hombre interesante, un voyeur, curioso él y muy atractivo. Por mi parte le expliqué muy por encima mi experiencia con el argentino. Lo resumí en dos frases, Norberto fue para mí un vendedor de humo que intentó aprovecharse de mi buena fe, recurriendo al desprecio y a la humillación para degradarme. Casualmente, en el mismo periodo de tiempo, más o menos, conocí a otros 3 argentinos. La madre de una alumna mía, con la cual tuve un desencuentro fatal y muy desagradable. Un chico de 32 años, que el centro donde trabajaba contrató para hacerse cargo de un niño autista, y que acosaba a las profesoras. Un parlanchín impertinente y prepotente, eso es lo que era ese celador. Y también conocí a un chico que se vino de Buenos Aires, y que estaba alojado en casa de su hermano, cerca de Barcelona. Su ilusión era quedarse en España, pero no pudo ser. Era demasiado buena persona. Leonidas, que así se llama el argentino que he conocido hace poco, se indignó porque interpretó mis vivencias como un desaire a su país. Así de orgulloso es. Hemos dejado de hablarnos. Bien podría ser un hermano espiritual del inefable Norberto Ciciaro. Tan soberbios el uno como el otro. De argentinos, como es natural, hay de todas clases, igual como de españoles, chinos o birmanos. Desgraciadamente, yo he conocido a uno de los peores, pero eso no influye para que juzque despectivamente a todos los argentinos. No lo hago, porque he conocido argentinos muy agradables, honestos y dignos. 
A Norberto lo recuerdo como una alimaña humana, que aunque pactó conmigo no darme NADA. Se fue dando MENOS QUE NADA. Y por eso me enfadé mucho con él. No dar NADA, ya es muy descorazonador, pero si así se pacta, así debe ser. Pero que NORBERTO fuera tan retorcido hasta el punto de dar menos que nada, eso era inconcebible para mí. Pero fue así. Y ese estafador megalómano se fue sin dar las gracias, sin decir adios y negando la palabra. Es decir, dando menos que nada. En mi humilde opinión, si Norberto dio menos que nada, es por la sencilla razón que él mismo es menos que NADA. pero infinitamente menos¡¡¡¡¡

sábado, 30 de marzo de 2019

VISITING , SOON, CORDOBA

iN A FEW DAYS, i WILL BE STAYING, IN coRDOBAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

NORBERTO CICIARO Y EL SEGUNDO NORBERTO

NORBERTO CICARO Y EL SEGUNDO NORBERTO

En mi increible incapacidad para predecir el futuro, pensé que el sudamericano que conocí algunos meses, se convertiría en un nuevo Norberto. La verdad es que no ha sido así. Sobretodo porque el chico en cuestión, Fernando, tiene junto a su prima en Portugal, un sitio más o menos estable donde alojarse. Sin embargo, no me cabe duda que en sus planes futuros, se encuentra el trasladarse a España tan pronto como se den las condiciones idoneas para ello.
Antes de llegar a España, su absoluta incertidumbre sobre cómo podría sobrevivir en España una vez aterrizara en suelo español, le indujeron a estrechar los lazos de amistad e incluso de algo más conmigo. Ahora en cambio que no ve necesaria mi colaboración para consumar sus planes, ha disuelto a la mínima expresión su vinculación conmigo. Sin duda alguna, fue el interés lo que le movió a relacionarse conmigo. Siendo justos, también habría otros elementos que debieron influir, pero en mucha menor medida. Exactamente igual que el Norberto. Solo vino a mí porque estaba necesitado, de lo contrario jamás se habría acercado. Y por interés de lo más desalmado dio cada uno de sus pasos. Nada hizo por amor al arte, o de forma desinteresada, absolutamente nada, o si lo hizo, yo no lo percibí, que para el caso es lo mismo. 
Naturalmente, también existen diferencia entre uno y otro. Para empezar, Fernando no da lecciones de ética ni se llena la boca hablando de cosas que no cumple. El argentino era la viva contradicción, su discurso no casaba nada con su comportamiento. Era un falso total. Un mentiroso compulsivo. Pero en cambio el se creía la persona más honesta y sincera del planeta. Menudo farsante. No es extraño que haya acabado siendo un mezquino vendedor de humo. Es para lo único que sirve.
Por otra parte, Fernando es un chico tímido, a pesar de tener un carácter fuerte. El argentino, en cambio, estaba encantado de haberse conocido. Dios mío, cómo se puede ser tan fatuo y presuntuoso. Pero si es una birria humana, almenos ese es el recuerdo que dejó en mí. 
Me siento estafado por Norberto, y no me siento estafado por Fernando. Quizás gracias a mi decepcionante vivencia con el argentino. Por que si no hubiera padecido semejante convivencia, habría acabado alojando a Fernando en mi piso. Pero como no ha sido así nada le debo ni nada me debe. Estamos en paces. Si se ha relacionado conmigo meramente por interés, pues no me importa, lo mismo he hecho yo. Porque esa relación, por llamarla de alguna manera, no nos comprometía a nada. Y debido a su penosa situación, llego a comprender sus motivos de obrar así. Si hubiéramos establecido un compromiso, ya hubiera sido otra historia. 
El argentino, en cambio, se comportó como una lombriz sin escrúpulos, actuando por egoismo y rencor. Creando una tan falsa imagen de sí mismo, que cuando descubrí su verdadero rostro, quedé trastornado  de por vida.