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domingo, 3 de abril de 2016

TOLEDO TOLEDO TOLEDO







LA MALA JUGADA DEL ARGENTINO PARA CON DIEGO



 LA MALA JUGADA DEL ARGENTINO PARA CON DIEGO


 


De alguna manera, Diego fue para Norberto  una coraza contra este blog y contra mi persona, una especie de barrera protectora, incluso una especie de antídoto o  de vacuna. Obviamente, no fue Diego la única medida que el argentino tomó para evadirse o ignorar este blog; sin embargo fue, sin duda, la más efectiva y la más reconfortante. Por eso mismo, cuando el propio Diego dejó de ejercer ese papel inmunizador y pasó a convertirse en un transmisor del blog y de mi persona, en un conducto a través del cual Norberto volvía a revivir su pasado conmigo, en ese mismo momento Diego dejó de ser útil para el argentino, razón por la cual inconsciente o conscientemente, no sé, ÉSTE empezó a madurar la idea de prescindir de él, o incluso de promover que el otro prescindiera de él.


De nuevo, y ahora por boca de Diego, Norberto se tenía que AFRONTAR  la decisión que había tomado en el pasado. De nuevo tenía que hacer una valoración moral sobre su comportamiento. De nuevo tenía que juzgarse a sí mismo y, peor todavía, de nuevo se sentía juzgado por alguien de quién solo esperaba la total entrega y devoción hacia su persona.


A pesar de todo, el argentino nunca admitiría, por el amor desaforado a su ego, que se comportó mal conmigo. Lo podría pensar pasajeramente, pero al instante se absolvería, como siempre hace, a si mismo. En este caso, aduciría para sentirse libre de toda culpa que yo era un PSICÓPATA, así descargaba toda la responsabilidad sobre mi persona, mientras que él se declaraba ante su consciencia y ante Dios inocente y víctima de la mayor maldad que se pueda imaginar.


El problema no era que Diego hablara mal o bien de mí: el problema era que hablara de mí, que me mencionara, que obligara al argentino a enfrentarse a sus propios demonios personales. La reacción del argentino, ante semejante desafío, solo podía ser una: TRATAR A DIEGO DE LA MISMA MANERA QUE ME TRATÓ A MÍ.


Diego, quien igual que yo, le había abierto las puertas de su piso, se vio, de la noche a la mañana, excluido del  futuro del argentino, convirtiéndose en un simple traspié del pasado.


El vínculo entre Diego y el argentino se rompió, según Norberto por mi culpa, porque evidentemente el argentino nunca asume ninguna responsabilidad. Pero la verdad es que ese vínculo se rompió porque dejó de ser eficaz y útil para el argentino, pues  en lugar de aislarlo de mí, de mi blog, de su pasado, de la dudosa moralidad de sus decisiones pasadas, lo abocaba a tener que enfrentarse de nuevo a mi al blog, y a su indigna y miserable forma de comportarse conmigo. No sé puede ni se debe hacer lo que él me hizo a mí. Ni yo me lo merecía ni nadie se lo merece.

 De todas maneras, si el amor hubiera sido sincero ni este blog ni mil blogs como éste lo hubieran ni siquiera resquebrajado. Pero cuando el amor es esencialmente interesado, entonces basta que dicho amor deje de ser útil para que deje de existir. Al fin y al cabo, y como dijo por escrito  el propio Norberto, la principal ventaja de convivir con Diego era la paz que éste le aportaba. Cuando dicha paz empezó a borrarse, también empezó a borrarse ese espejismo en el que quería vivir eternamente NORBERTO. 

De hecho, toda la vida del argentino no es sino  una legión inacabable de espejismos( Reiki, pleyadianos, etc.) a los que se agarra desesperadamente para no tener que enfrentarse a lo que le da más terror: LA REALIDAD. Por desgracia para él, la realidad siempre acaba resurgiendo para derrumbar sus ridículos castillos en el aire, sus colosales rascacielos de humo, y cuando todo eso se viene abajo, de nuevo se encuentra solo ante la NADA y entonces huye y huye y huye… en busca de nuevos castillos en el aire.