“Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo” Lc 17, 1-6 (TODO PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA)
STATCOUNTER
sábado, 31 de enero de 2015
NORBERTO CICIARO, NO RECES TANTO POR MÍ
Norberto ciciaro, no reces tanto por mí
Aquel que no fue capaz de mostrar un mínimo de gratitud, ahora afirma que,
por amor, o por hacer un bien, reza por mí. Así es el argentino y así son sus
incoherencias. Lo más incomprensible de todo es que dice que obra así siguiendo
el ejemplo de San Francisco de Asís. Incluso movido por la enseñanza de Dios. Ese
mismo que, porque la vida le sonreía, me negó la palabra, ahora reza por mí.
¿Qué se le puede decir a un tipo así? Nada. Porque cualquier cosa que le digas la
manipulará, consciente o inconscientemente, eso da igual, hasta convertirla en
lo que quiere oír. Pero más allá del pensamiento con que se interpretan los
hechos, están los propios hechos. Y estos no juegan precisamente a su favor. Y
es un hecho incuestionable que Norberto dejó, a pesar de todo lo que hice por
él, un muy mal recuerdo en mí. Y de la misma manera es un hecho este blog donde
en esencia se visualiza ese mal recuerdo. Y de la misma manera es un hecho que
nunca, absolutamente nunca, el argentino ha movido ni un solo dedo para hacerme
saber que este blog le hacía sentir mal. Evidentemente el daño que él me hizo a
mí, con ese desprecio con que correspondió a todo lo que hice por él, le
importa un bledo. Solo le importa lo que le afecta él. Pero debe saber que sus
actos acarrean consecuencias a los demás, de las cuales ÉL es el responsable,
no un perro que pasaba por allí, sino ÉL.
No me creo que Norberto rece por mí para hacerme un bien. Si reza por mí es
para hacerse un bien a sí mismo. Alguien que se fue sin decir ni siquiera
adiós, cómo va a gastar su saliva rezando por alguien respecto a quien siempre
ha sentido el mayor de las indiferencias. Porque es evidente que él es mucho
mejor que yo. Debería sentir una gran vergüenza por lo que hizo y en cambio,
presume de ello, autodeclarándose el más santo de la ciudad. Y, sin embargo le
hubiera sido tan fácil dejar un recuerdo mínimamente aceptable y todavía más
fácil le hubiera sido evitar que todo
este blog saliera a la luz. Por supuesto, hubiera tenido que doblegar a su
orgullo: desgraciadamente eso es una proeza muy superior a sus fuerzas. Su
orgullo ha engendrado este blog, porque si tras comprobar mi gran enfado, se
hubiera acercado a mí, quien le abrí a cambio de nada las puertas de mi casa, para
limar asperezas, seguro que hubiéramos sabido encontrar alguna fórmula para
salir del atolladero. Pero él prefirió hacerse la víctima, con la esperanza de
que el propio Dios o la Virgen María se encargarían de aniquilar este blog.
Nada de eso ha ocurrido. Y es natural que así sea, porque imagínense que si
alguien se está desangrándose en plena carretera, ustedes en lugar de avisar a
a una ambulancia, se ponen a rezar. Eso no solo sería denegación de auxilio
sino indicio de una mente trastornada. Por qué tendría que hacer Dios lo que
puedes hacer tu mismo? Ferran acusó a Norberto de no tener decencia humana y es
justamente esa falta de humanidad hacia
su prójimo lo que a mí más me dolió de su comportamiento inmaduro. Sus rezos,
pues, son como el agua de borrajas. Las cosas no son tan simples como él
desearía. Su obsesión por autoabsolverse de sus negligencias llega a lo
esperpéntico. No todo es negro o blanco. Norberto convierte el rezo, que puede
ser algo bello, en un triste e inútil ejercicio de solipsismo. El rezo se queda
dentro de su YO, y de allí no sale, cómo puede esperar que algo hecho sin la
menor convicción pueda llegar a Dios? ¿Acaso es un anacoreta? San Francisco no
lo era, por eso sabía que el rezo que no va acompañado por algo más, es estéril.
Los rezos que Norberto hace por mí son como los intentos de las mujeres
menopáusicas por quedar de nuevo embarazadas.
El pobre de Norberto, es un decir, no se ha dado cuenta de que este blog es
una forma indirecta de medir el desprecio y la indiferencia que siempre tuvo
hacia mí desde casi siempre. Desprecio e indiferencia que no se vieron
amortiguadas por mi gesto de caridad hacia él, sino que ese mismo gesto las
encrespó más, si es que eso fuera posible. Solamente alguien que me hubiera
despreciado inmensamente o no me hubiera apreciado nada, se hubiera atrevido a
negar la palabra a quien más le ayudó en momentos muy difíciles para él; y
solamente alguien que me despreciara o me ignorara de una forma enfermiza, se
hubiera atrevido a ignorar todas las señales que le envié y que tan a las
claras mostraban mi enfado por su comportamiento; y solamente alguien que
hubiera decidido que yo había muerto para él, se hubiera atrevido, una vez se
hubiese apercibido de este blog, a no intentar comunicarse conmigo para
solucionar, en la medida de lo posible,
las cosas. Y ahora resulta que aquel que no hizo, pudiéndolo hacer
perfectamente, nada de lo anterior, ahora resulta que ese ser reza por mí,
ahora resulta que ese ser se preocupa de mi bien e incluso me ama. Norberto Ciciaro,
se te tendría que caer la cara de vergüenza¡¡¡ Habiendo tantas formas de
expresar la preocupación y el amor hacia el prójimo, has tenido que elegir la
más egocéntrica, es decir, la del rezo, es decir, la de hablar con tu propio YO
para absolver a ese mismo YO de todo. Y encima, el argentino se atreve a decir
que todo está en su sitio. Cualquier cristiano con dos dedos de frente sabe que
el MAL es la prueba definitiva de que las cosas no ESTAN en su sitio, por eso
mismo aspira a ir al CIELO, porque sabe que allí sí que las cosas están en su
sitio. Las cosas estaban en su sitio en el Paraíso, pero cuando el hombre fue
expulsado de allí, dejaron de estarlo. Así que si no quieres contribuir a
desordenar más las cosas, te lo ruego, no reces más por mí. La oración, al
menos en relación al prójimo, debería ser el último recurso, o en todo caso un
complemento. Solo cuando se han agotado todas las posibilidades, habría que
recurrir al rezo. Pero cuántas posibilidades agotaste tú, Norberto, si de
buenas a primeras ya me negaste la palabra, como si en lugar de ser tu prójimo
fuera una piedra. En fin, no reces más por mí, porque tus oraciones son otra
forma de desprecio e indiferencia hacia mi persona. Porque si a un hambriento,
le puedo dar un trozo de pan, ¿por qué voy a ser tan miserable de darle una
oración en lugar de un trozo de pan?
Sin lugar a dudas, este blog ha nacido a la sombra de la incomunicación
entre dos personas. Tiene Norberto todo el derecho de considerarlo una ortiga
en su vida, pero es una ortiga que ha crecido con el agua con que yo la he
regado, pero también con la lluvia que ha enviado a raudales el propio
Norberto, una ortiga que ha crecido con la tierra que le he subministrado, pero
también con el abono y el estiércol que sin parar le ha ido depositando el
argentino.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)