STATCOUNTER


sábado, 31 de enero de 2015

EL CRISTO DE LOS FAROLES DE CORDOBA


NORBERTO CICIARO, NO RECES TANTO POR MÍ



Norberto ciciaro, no reces tanto por mí

Aquel que no fue capaz de mostrar un mínimo de gratitud, ahora afirma que, por amor, o por hacer un bien, reza por mí. Así es el argentino y así son sus incoherencias. Lo más incomprensible de todo es que dice que obra así siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís. Incluso movido por la enseñanza de Dios. Ese mismo que, porque la vida le sonreía, me negó la palabra, ahora reza por mí. ¿Qué se le puede decir a un tipo así? Nada. Porque cualquier cosa que le digas la manipulará, consciente o inconscientemente, eso da igual, hasta convertirla en lo que quiere oír. Pero más allá del pensamiento con que se interpretan los hechos, están los propios hechos. Y estos no juegan precisamente a su favor. Y es un hecho incuestionable que Norberto dejó, a pesar de todo lo que hice por él, un muy mal recuerdo en mí. Y de la misma manera es un hecho este blog donde en esencia se visualiza ese mal recuerdo. Y de la misma manera es un hecho que nunca, absolutamente nunca, el argentino ha movido ni un solo dedo para hacerme saber que este blog le hacía sentir mal. Evidentemente el daño que él me hizo a mí, con ese desprecio con que correspondió a todo lo que hice por él, le importa un bledo. Solo le importa lo que le afecta él. Pero debe saber que sus actos acarrean consecuencias a los demás, de las cuales ÉL es el responsable, no un perro que pasaba por allí, sino ÉL.
No me creo que Norberto rece por mí para hacerme un bien. Si reza por mí es para hacerse un bien a sí mismo. Alguien que se fue sin decir ni siquiera adiós, cómo va a gastar su saliva rezando por alguien respecto a quien siempre ha sentido el mayor de las indiferencias. Porque es evidente que él es mucho mejor que yo. Debería sentir una gran vergüenza por lo que hizo y en cambio, presume de ello, autodeclarándose el más santo de la ciudad. Y, sin embargo le hubiera sido tan fácil dejar un recuerdo mínimamente aceptable y todavía más fácil le hubiera sido  evitar que todo este blog saliera a la luz. Por supuesto, hubiera tenido que doblegar a su orgullo: desgraciadamente eso es una proeza muy superior a sus fuerzas. Su orgullo ha engendrado este blog, porque si tras comprobar mi gran enfado, se hubiera acercado a mí, quien le abrí a cambio de nada las puertas de mi casa, para limar asperezas, seguro que hubiéramos sabido encontrar alguna fórmula para salir del atolladero. Pero él prefirió hacerse la víctima, con la esperanza de que el propio Dios o la Virgen María se encargarían de aniquilar este blog. Nada de eso ha ocurrido. Y es natural que así sea, porque imagínense que si alguien se está desangrándose en plena carretera, ustedes en lugar de avisar a a una ambulancia, se ponen a rezar. Eso no solo sería denegación de auxilio sino indicio de una mente trastornada. Por qué tendría que hacer Dios lo que puedes hacer tu mismo? Ferran acusó a Norberto de no tener decencia humana y es justamente esa falta de humanidad  hacia su prójimo lo que a mí más me dolió de su comportamiento inmaduro. Sus rezos, pues, son como el agua de borrajas. Las cosas no son tan simples como él desearía. Su obsesión por autoabsolverse de sus negligencias llega a lo esperpéntico. No todo es negro o blanco. Norberto convierte el rezo, que puede ser algo bello, en un triste e inútil ejercicio de solipsismo. El rezo se queda dentro de su YO, y de allí no sale, cómo puede esperar que algo hecho sin la menor convicción pueda llegar a Dios? ¿Acaso es un anacoreta? San Francisco no lo era, por eso sabía que el rezo que no va acompañado por algo más, es estéril. Los rezos que Norberto hace por mí son como los intentos de las mujeres menopáusicas por quedar de nuevo embarazadas.
El pobre de Norberto, es un decir, no se ha dado cuenta de que este blog es una forma indirecta de medir el desprecio y la indiferencia que siempre tuvo hacia mí desde casi siempre. Desprecio e indiferencia que no se vieron amortiguadas por mi gesto de caridad hacia él, sino que ese mismo gesto las encrespó más, si es que eso fuera posible. Solamente alguien que me hubiera despreciado inmensamente o no me hubiera apreciado nada, se hubiera atrevido a negar la palabra a quien más le ayudó en momentos muy difíciles para él; y solamente alguien que me despreciara o me ignorara de una forma enfermiza, se hubiera atrevido a ignorar todas las señales que le envié y que tan a las claras mostraban mi enfado por su comportamiento; y solamente alguien que hubiera decidido que yo había muerto para él, se hubiera atrevido, una vez se hubiese apercibido de este blog, a no intentar comunicarse conmigo para solucionar, en la medida de lo posible,  las cosas. Y ahora resulta que aquel que no hizo, pudiéndolo hacer perfectamente, nada de lo anterior, ahora resulta que ese ser reza por mí, ahora resulta que ese ser se preocupa de mi bien e incluso me ama. Norberto Ciciaro, se te tendría que caer la cara de vergüenza¡¡¡ Habiendo tantas formas de expresar la preocupación y el amor hacia el prójimo, has tenido que elegir la más egocéntrica, es decir, la del rezo, es decir, la de hablar con tu propio YO para absolver a ese mismo YO de todo. Y encima, el argentino se atreve a decir que todo está en su sitio. Cualquier cristiano con dos dedos de frente sabe que el MAL es la prueba definitiva de que las cosas no ESTAN en su sitio, por eso mismo aspira a ir al CIELO, porque sabe que allí sí que las cosas están en su sitio. Las cosas estaban en su sitio en el Paraíso, pero cuando el hombre fue expulsado de allí, dejaron de estarlo. Así que si no quieres contribuir a desordenar más las cosas, te lo ruego, no reces más por mí. La oración, al menos en relación al prójimo, debería ser el último recurso, o en todo caso un complemento. Solo cuando se han agotado todas las posibilidades, habría que recurrir al rezo. Pero cuántas posibilidades agotaste tú, Norberto, si de buenas a primeras ya me negaste la palabra, como si en lugar de ser tu prójimo fuera una piedra. En fin, no reces más por mí, porque tus oraciones son otra forma de desprecio e indiferencia hacia mi persona. Porque si a un hambriento, le puedo dar un trozo de pan, ¿por qué voy a ser tan miserable de darle una oración en lugar de un trozo de pan?
Sin lugar a dudas, este blog ha nacido a la sombra de la incomunicación entre dos personas. Tiene Norberto todo el derecho de considerarlo una ortiga en su vida, pero es una ortiga que ha crecido con el agua con que yo la he regado, pero también con la lluvia que ha enviado a raudales el propio Norberto, una ortiga que ha crecido con la tierra que le he subministrado, pero también con el abono y el estiércol que sin parar le ha ido depositando el argentino.