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sábado, 13 de febrero de 2016

NORBERTO: EL CAMALEON DEL PLACEBO




Hay muchas especies de camaleones. Y aunque no sabría decir a cuál pertenece el Norberto, de lo que no tengo duda es  que su naturaleza corresponde a la de dichos animales.

Los camaleones se adaptan al medio mimetizándose con él. A veces lo hacen para huir de los depredadores, y a veces, justo para lo contrario, para poder cazar mejor a sus presas.


El argentino obra igual que ellos. Así se contaba que aunque por el día se le podía ver rezando acarameladamente ante el retrato de una Virgen, de noche no tenía reparos en metérsela al primero que se cruzaba por su camino. Esta incoherencia moral es muy característica de él, y revela bien a las claras su carácter camaleónico, pues solamente un camaleón podría mutar de un estado al opuesto con tanta facilidad.




En mi convivencia con el argentino, me di perfectamente cuenta de su afición por toda clase de metamorfosis. Tan es así que lo llegué a considerar un ateo con máscara de santo. Semejante contradicción para él no resultaba nada embarazosa, pues según su opinión  lo contradictorio se debía a los prejuicios de quien lo juzgaba. Él obraba acorde a su yo, y si su yo le solicitaba ejercitar una sexualidad abierta, pues él la ejercitaba y punto; y si su yo le recomendaba irse sin decir adiós o dar las gracias, pues él obedecía a sus pulsiones interiores. Por lo tanto, lo contradictorio hubiera sido no obedecer a su yo. Así que como nunca lo ha desobedecido, él se considera, respecto a sí mismo, como el ser más coherente que se pueda imaginar. Pero¿ cómo puede ser que alguien establezca como criterio de verdad a algo tan efímero como a su propio Yo? Pues MUY SENCILLO, porque sólo si él dictamina lo que es verdad o mentira, puede afirmar que los PLEYADIANOS( una de las mayores estafas que se recuerdan) existen. No hace falta probar nada, basta que su yo lo crea. Si él cree que la promiscuidad está de acuerdo con el mensaje de Cristo, pues lo está, independientemente de lo que dijera o no el mismo Cristo.



PUBLICACIÓN DE MI MAIL AL NORBERTO



Justo tras irse de mi piso para no volver más, envié al argentino un mail que lo disgustó mucho. Yo aún no entiendo por qué, pero a lo mejor estoy equivocado. Sea como sea, en los próximos días lo publicaré, e intentaré razonar por qué le molestó tanto dicho mail.




EL CAMALEÓN TRAMPOSO



Conmigo fue un tramposo, exactamente como lo es con las muchas personas crédulas a quienes embauca. A mí de alguna manera también me embaucó, como a Ferran y también a Diego. Es un vendedor de humo que vive a costa del efecto placebo. Se mimetiza, como los camaleones, en una especie de sabio oriental para poder engatusar mejor a sus víctimas. Sin duda sabe cómo transmitir confianza a los incautos que se creen sus mentiras, de manera que éstos no temen confiársele, y cuando ya los tiene embobados, se lanza sobre ellos para apresarlos, mientras los devora complacidamente, es decir, mientras les sonsaca su dinero.
Igual que los camaleones, caza a sus presas valiéndose de su larga y embelesadora lengua. Así que la ocasión se le presenta propicia, no duda a envolver a sus víctimas con su pegajosa lengua, mientras las va estrujando con poderosa fuerza, hasta que consigue hacerles perder su consciencia y su sentido de la lucidez. Una vez ya las tiene en su poder, extrae, sin el menor escrúpulo, todo el provecho que puede de ellas hasta vaciarlas del todo, momento en el cual se deshace de ellas como si fueran unos residuos despreciables.  He aquí el modo operandis de este camaleón. Sin lugar a dudas, un ejemplo de amor al prójimo.