“Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo” Lc 17, 1-6 (TODO PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA)
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domingo, 20 de octubre de 2013
¿CUÁL ES EL PRINCIPAL OBJETIVO DE NORBERTO EN LA VIDA?
¿CUAL ES EL PRINCIPAL OBJETIVO DE NORBERTO
EN LA VIDA?
Unas cuantas veces, por escrito y oralmente,
Norberto habló de sus objetivos. Siempre
se refirió a ellos de forma vaga, confusa, sin concretarlos nunca, por lo cual
engendró en mí la curiosidad de saber cuáles eran. Sin embargo, mientras
conviví con él, fui incapaz de averiguar nada sobre ellos.
Casualmente, hace unos meses pude leer que
Norberto se sentía completamente feliz, de donde deduje que por fin, tras mucho
vagar de aquí para allá, había logrado alcanzar sus metas, de lo contrario
jamás un tipo con tanto amor propio como él hubiera proclamado a los cuatro
vientos su felicidad absoluta.
Convencido de que el argentino había logrado
sus objetivos en la vida, intenté indagar algo acerca de ellos, ya que siempre me resultó obvio de que si el argentino decidió convivir conmigo, fue única y exclusivamente porque siempre consideró que esa convivencia le permitiría alcanzar sus objetivos.
En primer lugar, descarté que esos objetivos
correspondieran a algo tan prosaico como tener pareja o unos amigos que
suplieran de alguna forma la ausencia de una familia. No tanto porque Norberto
no hubiera logrado esas cosas, sino porque siendo tan fáciles de conseguir no
las podía considerar como dignas de merecer el apelativo de objetivos. Un tipo
abierto, simpático y charlatán como el argentino no había de tener la menor
dificultad en alcanzarlos, luego más que objetivos debían ser catalogados como
simples voliciones, que por el solo hecho de quererlas ya se logran.
Los objetivos, en cambio, debían corresponder a
algo difícil de conseguir, que no se logra por el simple hecho de desearlo,
sino que hay que invertir mucho esfuerzo y sacrificio para alcanzarlo. Y para
lo cual no basta el tesón de uno mismo, sino que se requiere de mucha suerte, de
saber estar en el sitio adecuado en el momento adecuado con la persona idónea.
Sin lugar a dudas el argentino había logrado
sus objetivos en la vida, así lo atestiguaba con la mayor elocuencia su inmensa felicidad.
EL PRINCIPAL OBJETIVO DEL ARGENTINO.
Si lo tuviera que decir usando las palabras del
propio argentino podría afirmar que ese objetivo consistía en:
GANARSE LA VIDA DEDICÁNDOSE A ACTIVIDADES ESPIRITUALES,
SOBRE TODO DESTINADAS A CURAR A LAS PERSONAS USANDO TERAPIAS NO HOMOLOGADAS POR
LA CIENCIA.
Si lo dijera con mis palabras, afirmaría, es mi
opinión:
GANARSE DESCANSADAMENTE LA VIDA A COSTA DE LA
CREDULIDAD DE LOS DEMÁS.
¿ DÓNDE EMPEZÓ A FRAGUARSE SEMEJANTE OBJETIVO?
Sin lugar a dudas en el centro regentado por
Eulalia en Barcelona. Allí el argentino se empezó a familiarizar con las
técnicas orientales, las energías espirituales, etc. Allí el argentino comenzó
a formarse una idea muy poco ortodoxa sobre lo que es el Espíritu y lo
espiritual.
¿ QUE ES EL ESPIRITU?
Desde el punto de vista cristiano, el Espíritu
es Dios mismo en su determinación de hacer participar a las criaturas en su
Vida. Por lo tanto, el Espíritu es Dios en nosotros. Los que sienten el Espíritu en sus almas, por
fuerza han de sentir el deseo irreprimible de ser santos, luego los promiscuos,
los borrachos, los soberbios, los avariciosos, etc. no son habitados por el Espíritu. Aquellos
que desean vivir como Dios son los que poseen su Espíritu, que según los
teólogos es como el alimento que posibilitará la vida sobrenatural. Sin la
comida no se puede vivir aquí, en este mundo, pero sin el Espíritu no se podrá
vivir en el más allá, en el otro mundo, junto a Dios.
EL OBJETIVO DE NORBERTO Y MI CONVIVENCIA
Sin lugar a dudas, si el argentino se avino a
convivir conmigo fue porque lo creía necesario para conseguir sus objetivos. De
otra forma, jamás se hubiera avenido a convivir conmigo. Mi persona sólo fue un
medio del que se valió para encauzar el camino hacia ese objetivo que tanto lo
ilusionaba. Luego siempre le pareció algo natural, incluso razonable, que yo
tuviera que ser sacrificado en aras de ese bien mayor. Por eso mismo, porque yo
tan solo valía en tanto le allanara el camino para conseguir su meta, en el
mismo momento en que el argentino certificó que mi persona era un obstáculo
para él, no dudó en deshacerse de mí, de la misma forma que uno puede
deshacerse de un cachorro que se ha hecho grande, abandonándolo en cualquier
cuneta. Ni una sola palabra de despedida o de arrepentimiento. Ninguna,
absolutamente ninguna, como si los fines justificaran los medios, por muy
inmorales que éstos fueran.
EL PACTO DEL ARGENTINO CONMIGO.
El pacto era muy sencillo: dado que el
argentino tenía “los ánimos destruidos” yo me avenía a socorrerle por caridad.
Porque estaba anímicamente muy tocado, le daba mi caridad. Desgraciadamente, el
argentino no estaba tan mal, por lo cual la convivencia degeneró en algo
absurdo. Porque lo que activó mi caridad fue su “derrumbe anímico”, que yo
asocié indebidamente a la terrible depresión por la que pasaba mi padre, desde el
momento en que me percaté que el argentino se hallaba anímicamente bien, mi
caridad se esfumó totalmente, dejando paso a una necesidad de buscar en esa
convivencia algo que le diera sentido. Pero el argentino estaba demasiado
ensimismado en sus objetivos, como para preocuparse por mí.
En todo caso que quede bien claro, el argentino
no tenía ninguna obligación de dejar un buen recuerdo en mí a cambio de mi
ayuda. Si él consideraba que no le caía bien, que no sentía ningún aprecio
hacia mí, lo que debía hacer era obrar en consecuencia. Yo no quería nada de él
por compromiso, si no lo sentía de corazón,
mejor que no diera nada.
Ahora bien, que no se despidiera es algo que
nunca me imaginé que se atreviera a hacer. Porque esa omisión significaba bien
a las claras que toda la convivencia había sido un FRAUDE y que nunca me había
sentido como a su prójimo, a lo sumo como a un bicho con el cual no queda más
remedio que cohabitar porque así de “Hija de puta” es a veces la Providencia.
MI CONCLUSIÓN SOBRE EL OBJETIVO DE NORBERTO.
Haciendo uso de la lógica más elemental, si Norberto
me “embaucó”, no puedo evitar concluir que también “embauca” a los que acuden a
él solicitando que los sane con sus “energías espirituales”. Por lo tanto, no me
sorprende que su objetivo sea ganarse la vida descansadamente a costa de la credulidad
de los demás. Gente que acude a él, o por esnobismo ( las técnicas orientales están
muy bien consideradas en determinados círculos) o por desesperación.
Ahora mismo me viene a la mente una imagen que resume
a la perfección el objetivo del argentino. Es un mural de Orozco, el gran muralista
mexicano, titulado LA CONVERSIÓN DEL INDIO. En él se ve como un indio, delgadísimo,
extenuado, medio muerto, se deja besar por un fraile franciscano, como consintiendo
su conversión. Encima de ellos, una cruz amenazante parece estar a punto
de aplastar al indio, incluso parece que el fraile más que convertir al indio quiera
violarlo, más que un beso casto, es el suyo un beso lascivo, que delata la promiscuidad
del religioso. En fin, que la conversión se hace por miedo y no por amor. Ese indio
me evoca de alguna manera a los crédulos que el argentino arrastra, con su labia "espiritualista", hacia su fe.
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