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domingo, 20 de octubre de 2013

LA LLEIDA DEL FUTUR, DAVID I CARLES,








¿CUÁL ES EL PRINCIPAL OBJETIVO DE NORBERTO EN LA VIDA?


 ¿CUAL ES EL PRINCIPAL OBJETIVO DE NORBERTO EN LA VIDA?

 

Unas cuantas veces, por escrito y oralmente, Norberto  habló de sus objetivos. Siempre se refirió a ellos de forma vaga, confusa, sin concretarlos nunca, por lo cual engendró en mí la curiosidad de saber cuáles eran. Sin embargo, mientras conviví con él, fui incapaz de averiguar nada sobre ellos.

 

Casualmente, hace unos meses pude leer que Norberto se sentía completamente feliz, de donde deduje que por fin, tras mucho vagar de aquí para allá, había logrado alcanzar sus metas, de lo contrario jamás un tipo con tanto amor propio como él hubiera proclamado a los cuatro vientos su felicidad absoluta.

 

Convencido de que el argentino había logrado sus objetivos en la vida, intenté indagar algo acerca de ellos, ya que siempre me resultó obvio de que si el argentino decidió convivir conmigo, fue única y exclusivamente porque siempre consideró que esa convivencia le permitiría alcanzar sus objetivos.

 

En primer lugar, descarté que esos objetivos correspondieran a algo tan prosaico como tener pareja o unos amigos que suplieran de alguna forma la ausencia de una familia. No tanto porque Norberto no hubiera logrado esas cosas, sino porque siendo tan fáciles de conseguir no las podía considerar como dignas de merecer el apelativo de objetivos. Un tipo abierto, simpático y charlatán como el argentino no había de tener la menor dificultad en alcanzarlos, luego más que objetivos debían ser catalogados como simples voliciones, que por el solo hecho de quererlas ya se logran.

 

Los objetivos, en cambio, debían corresponder a algo difícil de conseguir, que no se logra por el simple hecho de desearlo, sino que hay que invertir mucho esfuerzo y sacrificio para alcanzarlo. Y para lo cual no basta el tesón de uno mismo, sino que se requiere de mucha suerte, de saber estar en el sitio adecuado en el momento adecuado  con la persona idónea.

 

Sin lugar a dudas el argentino había logrado sus objetivos en la vida, así lo atestiguaba con la mayor elocuencia su  inmensa felicidad.

 

EL PRINCIPAL OBJETIVO DEL ARGENTINO.

 

Si lo tuviera que decir usando las palabras del propio argentino podría afirmar que ese objetivo consistía en:

 

GANARSE LA VIDA DEDICÁNDOSE A ACTIVIDADES ESPIRITUALES, SOBRE TODO DESTINADAS A CURAR A LAS PERSONAS USANDO TERAPIAS NO HOMOLOGADAS POR LA CIENCIA.

 

Si lo dijera con mis palabras, afirmaría, es mi opinión:

 

GANARSE DESCANSADAMENTE LA VIDA A COSTA DE LA CREDULIDAD DE LOS DEMÁS.

 

 

¿ DÓNDE EMPEZÓ A FRAGUARSE SEMEJANTE OBJETIVO?

 

Sin lugar a dudas en el centro regentado por Eulalia en Barcelona. Allí el argentino se empezó a familiarizar con las técnicas orientales, las energías espirituales, etc. Allí el argentino comenzó a formarse una idea muy poco ortodoxa sobre lo que es el Espíritu y lo espiritual.

 

¿ QUE ES EL ESPIRITU?

 

Desde el punto de vista cristiano, el Espíritu es Dios mismo en su determinación de hacer participar a las criaturas en su Vida. Por lo tanto, el Espíritu es Dios en nosotros.  Los que sienten el Espíritu en sus almas, por fuerza han de sentir el deseo irreprimible de ser santos, luego los promiscuos, los borrachos, los soberbios, los avariciosos, etc.  no son habitados por el Espíritu. Aquellos que desean vivir como Dios son los que poseen su Espíritu, que según los teólogos es como el alimento que posibilitará la vida sobrenatural. Sin la comida no se puede vivir aquí, en este mundo, pero sin el Espíritu no se podrá vivir en el más allá, en el otro mundo, junto a Dios.

 

EL OBJETIVO DE NORBERTO Y MI CONVIVENCIA

 

Sin lugar a dudas, si el argentino se avino a convivir conmigo fue porque lo creía necesario para conseguir sus objetivos. De otra forma, jamás se hubiera avenido a convivir conmigo. Mi persona sólo fue un medio del que se valió para encauzar el camino hacia ese objetivo que tanto lo ilusionaba. Luego siempre le pareció algo natural, incluso razonable, que yo tuviera que ser sacrificado en aras de ese bien mayor. Por eso mismo, porque yo tan solo valía en tanto le allanara el camino para conseguir su meta, en el mismo momento en que el argentino certificó que mi persona era un obstáculo para él, no dudó en deshacerse de mí, de la misma forma que uno puede deshacerse de un cachorro que se ha hecho grande, abandonándolo en cualquier cuneta. Ni una sola palabra de despedida o de arrepentimiento. Ninguna, absolutamente ninguna, como si los fines justificaran los medios, por muy inmorales que éstos fueran.

 

EL PACTO DEL ARGENTINO CONMIGO.

 

El pacto era muy sencillo: dado que el argentino tenía “los ánimos destruidos” yo me avenía a socorrerle por caridad. Porque estaba anímicamente muy tocado, le daba mi caridad. Desgraciadamente, el argentino no estaba tan mal, por lo cual la convivencia degeneró en algo absurdo. Porque lo que activó mi caridad fue su “derrumbe anímico”, que yo asocié indebidamente a la terrible depresión por la que pasaba mi padre, desde el momento en que me percaté que el argentino se hallaba anímicamente bien, mi caridad se esfumó totalmente, dejando paso a una necesidad de buscar en esa convivencia algo que le diera sentido. Pero el argentino estaba demasiado ensimismado en sus objetivos, como para preocuparse por mí.

En todo caso que quede bien claro, el argentino no tenía ninguna obligación de dejar un buen recuerdo en mí a cambio de mi ayuda. Si él consideraba que no le caía bien, que no sentía ningún aprecio hacia mí, lo que debía hacer era obrar en consecuencia. Yo no quería nada de él por compromiso,  si no lo sentía de corazón, mejor que no diera nada.

Ahora bien, que no se despidiera es algo que nunca me imaginé que se atreviera a hacer. Porque esa omisión significaba bien a las claras que toda la convivencia había sido un FRAUDE y que nunca me había sentido como a su prójimo, a lo sumo como a un bicho con el cual no queda más remedio que cohabitar porque así de “Hija de puta” es a veces la Providencia.

 

MI CONCLUSIÓN SOBRE EL OBJETIVO DE NORBERTO.

 

Haciendo uso de la lógica más elemental, si Norberto me “embaucó”, no puedo evitar concluir que también “embauca” a los que acuden a él solicitando que los sane con sus “energías espirituales”. Por lo tanto, no me sorprende que su objetivo sea ganarse la vida descansadamente a costa de la credulidad de los demás. Gente que acude a él, o por esnobismo ( las técnicas orientales están muy bien consideradas en determinados círculos) o por desesperación.

 

Ahora mismo me viene a la mente una imagen que resume a la perfección el objetivo del argentino. Es un mural de Orozco, el gran muralista mexicano, titulado LA CONVERSIÓN DEL INDIO. En él se ve como un indio, delgadísimo, extenuado, medio muerto, se deja besar por un fraile franciscano, como consintiendo su conversión. Encima de ellos, una cruz amenazante parece estar a punto de aplastar al indio, incluso parece que el fraile más que convertir al indio quiera violarlo, más que un beso casto, es el suyo un beso lascivo, que delata la promiscuidad del religioso. En fin, que la conversión se hace por miedo y no por amor. Ese indio me evoca de alguna manera a los crédulos que  el argentino arrastra, con su labia "espiritualista", hacia su fe.