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sábado, 25 de junio de 2016

NORBERTO CICIARO: EL CHARLATAN QUE NEGÓ LA PALABRA



NORBERTO CICIARO: EL CHARLATÁN QUE NEGÓ LA PALABRA



Resulta de lo más paradójico que aquél que se pasa el día soltando las más disparatadas peroratas, se callara como un muerto cuando alguien le requirió para que se justificara según su parecer.

Hoy me viene a la memoria ese sectario y desdeñoso mutismo del argentino. Lo recuerdo, sobre todo, porque yo mismo he estado a punto de imitarlo. Siguiendo la estela de mis encuentros y desencuentros con David, he estado tentado de negar la palabra a mi amigo. Pero me ha bastado recordar la indignidad del argentino para conmigo, para saber que negar la palabra al prójimo es uno de los actos más abominables que un ser humano puede cometer.  Norberto, quien siempre se ha caracterizado por una legendaria falta de ética y de caridad, me negó la palabra sin sentir el menor remordimiento por ello. De ahí se deduce que su alma aún continúa dominada por las más egoístas e   inmorales pulsiones.



Semejante charlatán que se llena la boca de falsedades para timar a los demás, no se dignó a gastar ni una sola palabra para responder a mis requerimientos. Ni una sola. Ni siquiera para decir gracias o adiós. Ni siquiera para eso¡¡ Prefirió gastar sus energías en concebir un plan para poder cumplir sus sueños, que no eran otros que convertirse, en un futuro próximo, en un charlatán que disertara sobre las más extravagantes supercherías y poder vivir así de la forma más descansada posible, que siempre le ha dado cierto repelús el trabajo honrado.



Enhorabuena, argentino¡¡ Ya has conseguido lo que querías: llegar a ser un infatigable charlatán, que tan pronto despotrica sobre esa infumable mamarrachada de los chakras como cuchichea vaguedades ridículas sobre la imposición de manos. Su estafadora verborrea no tiene límite ni decencia humana, y solo sirve para hacerle creer que con ella hace el mayor bien a la humanidad, lo cual, como no,  le llena de una descomunal satisfacción, pues bien sabido es que su amor propio no conoce  vergüenza torera alguna.  



Miles y miles de palabras emergen a diario de su boca, y casi todas basadas en creencias sin fundamento, propias de una mente encerrada en un estéril aislamiento. Qué lástima de saliva tan malograda¡¡¡ Pero en una ciudad con tantos millones de habitantes como en la que vive el argentino, es inevitable que un puñado de almas ilusas se sientan, ya sea por esnobismo o por ignorancia o por inseguridad,  atraídas por las patrañas de semejante charlatán. Bien sabido es que en épocas de zozobra existencial, cualquiera se agarra al primer clavo ardiendo que se encuentra. Da igual que el fuego le queme la lucidez o el sentido común, siempre y cuando sienta un punto de apoyo que lo aleje, aunque sea imaginariamente, de la turbulencia en que se encontraba. Así de patéticos son algunos seres humanos. Gracias a ellos, el argentino ha conseguido medrar, más mal que bien, en la vida.  Vaya forma más torticera de ganarse el pan¡



No puedo concebir nada más absurdo que la espiritualidad convertida en un subproducto del marketing. En un cómico truco de prestidigitador. Que contrariedad más inconsecuente usar el poder de lo espiritual para mitigar un dolor de muelas o una angustia causada por un fracaso amoroso. La desfachatez crematística de los vendedores de humo no tiene perdón de Dios¡¡



Norberto, cuyo desparpajo lenguaraz no conoce mesura, se atreve a curar incluso el MIEDO  de las personas. Y cómo lo cura? pues, dónde vas a ir buey que no ares, a través de su charlatanería incontenible. Desgraciado, cómo vas a curar algo que es necesario para la subsistencia ¿O acaso no es bueno tener miedo a los terremotos o a los leones? Por supuesto que sí¡¡¡ Pero el muy embaucador no se refiere a esa clase de miedos, sino a otra muy distinta que se agrupa bajo el nombre de fobias o también de angustias motivadas por la ansiedad. Pero una cosa no tiene nada que ver con la otra, y el argentino lo sabe, y sin embargo, se hace el despistado. Por qué? Pues guiado por el marketing,  este pícaro sabe muy bien que si se anuncia un remedio para vencer el miedo tendrá mucha más aceptación que si vende un método para acabar con las fobias, porque éstas son menos populares que aquel. Todo puro marketing¡¡¡



En fin, aquel que se prodiga a través de una oratoria casi obscena, no tuvo la dignidad de responder al mensaje que le envié, cuando bien sabía que tenía la obligación moral, por lo muchísimo que me debía, de responderlo. Prefirió callar, creyendo el muy ingenuo que el paso del tiempo jugaría a su favor. Ya ves, desgraciado, ha ocurrido justo lo contrario. El paso del tiempo, justo juez, ha magnificado la iniquidad que cometiste. Quizás toda esa sarta de meditaciones tan torpes  en las que te abandonas  con tanto ahínco te sirvan para no sentirte culpable de lo mal que obraste conmigo. Pero eso no significa que no obrases mal, de la misma manera que la niebla no hace desaparecer las cosas, solo las enmascara, y cuando el viento la ahuyenta, las cosas vuelven a aparecer en todo su esplendor.



Cuándo, Norberto, vas a enseñar a vencer el ORGULLO? Esa es tu asignatura pendiente. Superar esa soberbia que te ha atrofiado desde siempre el corazón.



Esa misma soberbia que te impidió, en su momento, decir algo tan simple como: Dime, carles, qué te pasa? … entiendo tu preocupación, y pienso igual que tú:  ha llegado la hora de poner fin a esta convivencia que no nos lleva a ninguna parte, y, por lo mucho que te debo, quiero acabarla de la mejor manera posible… Perdóname si alguna vez te has sentido humillado por mis palabras, por mis gestos o por mi indiferencia…



Tan simple y tan difícil… En lugar de unas pocas palabras bien medidas, un irreversible  e imperturbable silencio que solo te ha llevado a ensoberbecerte aún más de lo que lo estabas…