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domingo, 3 de julio de 2011

LA PROVIDENCIA, NORBERTO Y PABLO ARRAMBARIA

LA DIVINA PROVIDENCIA, NORBERTO  Y PABLO ARRAMBARIA


"Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de
vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido,
¿porqué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si la
hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará
mucho más a vosotros, hombre de poca fe? No afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o
qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero
vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." (Mateo
6:26-33).

Una vez Norberto hizo mención del anterior texto. Desgraciadamente no recuerdo muy bien por qué lo trajo a colación, pero no estaría muy desencaminado si afirmara que tuvo que ver con la ayuda que le presté a cambio de nada en momentos difíciles para él. A su manera quería expresar que tal ayuda provenía del mismo Dios, quien, en su magnanimidad, nunca se olvida de socorrer a sus criaturas, y para ilustrar sus palabras recitó el anterior pasaje. Como de costumbre, Norberto no comprendió el mensaje último de dicho texto, o peor aún, lo malinterpretó para adaptarlo a su filosofía de vida. El texto es muy poético y la comprensión de su significado requiere ir más allá de esa belleza lírica para acceder a su verdadero núcleo. Si la interpretación de Norberto fuera correcta, los banqueros serían los seres más socorridos por Dios, las criaturas más mimadas de la creación, mientras que los niños fallecidos en África por causa del hambre serían seres abandonados por la Divina Providencia, tanto lo uno como lo otro repugna a cualquier mente mínimamente sensata.

Si esa interpretación fuera la correcta, habría que convenir que la Divina Providencia ha favorecido a Norberto y, en cambio, ha perjudicado a Pablo. Porque el primero se ha quedado en España, en una ciudad lejana y pequeña, organizando sorteos anodinos entre risas previsibles, mientras que el segundo ha tenido que regresar, contra su voluntad, a la Argentina.

De lo anterior se deduce que la Divina Providencia ha privilegiado a Norberto porque éste ha buscado primeramente el reino de Dios y su justicia, mientras que Pablo lo ha desatendido. Porque Norberto ha sido leal a Dios, es premiado, en cambio el otro, por hacer lo contrario, es castigado a regresar sin cumplir sus sueños.
¿Pero se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que Norberto, mientras ha permanecido en España, y antes de llegar a esa pequeña ciudad donde reside ahora, ha buscado primeramente el reino de Dios?

Ni aunque tuvieras una felicidad infinitamente mayor que la de ahora, eso no significaría que Dios te bendice ni que has encontrado el reino de Dios.

Pero aún así te deseo que lo encuentres, que arraigues en esa pequeña ciudad, que dejes un bello recuerdo en los habitantes de esa ciudad, que defiendas los derechos de los que acuden a tu organización sin pisar los de los demás, que ayudes a los que buscan consuelo sin despreciarlos como hiciste conmigo, que moderes tu afán de protagonismo, que aprendas de Diego, que pienses menos en tí mismo y en tus sueños y más en los demás y en sus necesidades, que hagas, pues, el bien y te portes bien con tu prójimo, quizás entonces también tú acabes encontrando el reino de Dios y su justicia.

“ decir que Dios rige el mundo por su Providencia es, pues, sencillamente decir que ordena todas las cosas en vista de sí mismo por su ciencia y por su voluntad. Los seres humanos están llamados al más noble de los fines, pero a su cargo queda alcanzarlo. Ellos son capaces de concebir un fin, que es el bien, y de ordenar los medios necesarios para conseguirlo”.
" Puesto que Dios sondea los riñones y los corazones y los más secretos pensamientos de los hombres: nada se le escapa, todo lo gobierna. Y como el hombre es racional, puede saber cómo la Providencia de Dios lo gobierna, y sabiendo cómo lo gobierna, aprenderá de qué manera debe gobernarse a sí mismo".

Afortunadamente, la Divina Providencia ha confabulado a todos los elementos para que alguien proclame que Pablo dejó un bello recuerdo, que da igual que esté allí o aquí, que lo pase bien o mal, que sea rico o pobre, bello o feo, porque ahora y aquí, alguien se acuerda de él por su bondad y honestidad, porque ahora y aquí alguien levanta su palabra hacia los cielos, hacia el sol, hacia las estrellas, para que esa palabra de fe ante todos los humildes de corazón de que Pablo existe y de que su alma es bella.