DAVID Y EL CORAZON DE VAHO
El pasado domingo David
protagonizó una de las más bellas anécdotas de nuestra convivencia. Cuando me
acercaba a la ventana del comedor para mirar afuera, un sonriente David me
dijo: echa un poco de vaho sobre el cristal”. Al hacerlo, se fue dibujando
sobre la ventana un corazón, en cuyos lados se vislumbraban los nombres de
David y de Carles. Fue una visión que me emocionó profundamente, sobre todo por
lo inesperado y por lo espontáneo.
Sobre todo por el momento en que
llegó. Un momento crucial en nuestras vidas que bien sabemos los dos que puede
cambiarlo todo.
Sin embargo, ese corazón de vaho revela bien claramente que nada es lo
que parece. Que no hay que descartar nada. Que todo puede ser. que aunque
pensemos que lo más probable que ocurra sea esto o aquello, cuando llegue la
hora de la verdad un misterioso e inesperado vaho puede hacer emerger algo con
lo que no contábamos, pero que sin embargo nos abre las puertas de un futuro
lleno de esperanza.