EL SUEÑO DE NORBERTO CICIARO, ESE DIABLO DE LUZ
EL SUEÑO DE NORBERTO CICIARO:
TODO LO NEGATIVO QUE ME APORTÓ
Hace tiempo que no escribo
sobre el argentino, sobretodo porque no ha habido nada relevante que
me haya motivado a pensar en él. En general, ya nunca pienso en él,
solamente cuando voy a mi piso, y entro en la habitación que ocupó,
vuelven a proyectarse en mi memoria los terribles recuerdos que dejó
en mí para su vergüenza.
Ayer soñé con él. El sueño
fue muy poco original. Estábamos los dos en un lugar indeterminado,
reprochándonos nuestro comportamiento, sin que ninguno diera su
brazo a torcer. Es decir, el sueño reproducía un patrón de
conducta que se convirtió en algo habitual en nuestra convivencia.
Pero, ¿por qué soñé con Norberto ayer? Al principio no supe ver
la razón, pero más tarde até cabos. Sencillamente, porque dentro
de unas semanas vamos a visitar el Hospital de Sant Pau, en
Barcelona, y por la ley de la asociación no puedo evitar relacionar
este espléndido monumento modernista con Ferran, ese hombre
desgraciado que se vinculó en un determinado período de su vida
con el argentino.
En efecto, cerca de ese
maravilloso lugar estaba, o está, la residencia de Ferran, donde
convivió una temporada con el Norberto. Recuerdo que Ferran leyó mi
blog, e impulsado por lo que leyó, me mandó un mail, contándome su
terrible experiencia. Yo le contesté con otro mail, diciéndole que
el argentino fingió un amor por razones económicas. Ya nunca más
me volvió a escribir. Quizás fui demasiado brusco, y no debía
contarle lo que el mismo argentino me había explicado. Pero quería
que supiera lo muy retorcido que era el argentino. Engañar a un
pobre hombre como Ferran, Dios mío que vergüenza y cuánta miseria
moral, pero así son algunos que presumen de su fe y de su gran amor
al género humano. Todo patrañas de la peor clase.
Se aprovechó de Ferran y
también se quería aprovechar de mí. Sin el menor rubor, Norberto
Ciciaro me contó que cuando relataba su actual vida a sus conocidos
argentinos, éstos le decían, pero "que hijo puta te has vuelto", y él
me lo explicaba con toda naturalidad. En efecto, se estaba
aprovechando de mí sin el menor escrúpulo. Por supuesto yo le acogí
por dos motivos: por las increíbles coincidencias que se iban
produciendo en mi vida relacionadas con él, y también porque
interpreté que a través de su venida a Lleida, podría conseguir
algo que no tenía nada que ver con el argentino, pero que me
interesaba mucho. Quizás algun día lo cuente todo, pero de momento
lo dejo en el aire.
La única manera que esa
convivencia que intentamos hubiera funcionado es que los dos
hubiéramos practicado alguna forma de mutualismo en que ambos nos
hubiéramos beneficiado. Pero ese egoista y orgulloso argentino no
quería beneficiarme en nada, porque vino a mi piso odiándome y
despreciándome, con el solo objetivo de humillarme cuando se le
presentara la primera oportunidad. La convivencia fue una serie
dolorosa de sinsabores. Finalmente, yo no quise quedar como el tonto
del culo del que un desaprensivo se aprovecha, por lo que decidí
crear un blog donde hablaba de mi vida y de mis estados de ánimos.
No supo darse cuenta el argentino que incluso los seres más inocuos
son capaces de desarrollar espinas si las condiciones existenciales
les obligan a ello.
Ahora, cuando les explique a sus conocidos argentinos sus andanzas en España, no sería descabellado imaginar que le digan: " tu fuiste un hijo de puta, pero el otro no se quedó corto". ¿ Estamos en paces? quizás sí. No supimos compartir lo bueno, pero sí lo malo. Una clase de mutualismo en negativo, al fin y al cabo.