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domingo, 12 de diciembre de 2010

¿POR QUÉ EL ARGENTINO ME SIGUE ENTRISTECIENDO?

¿POR QUE EL ARGENTINO ME SIGUE ENTRISTECIENDO?

1. porque todos aquellos a quienes explico mi convivencia con el argentino, se ríen de mí, y lo que es peor, algunos incluso sienten compasión por mí. Y esa lástima no me agrada en absoluto.

2. porque fue un error ofrecer mi caridad al argentino, porque soy el principal responsable de las consecuencias de ese error y de los cargos de consciencia que todavía me crea. Sin duda me equivoqué, pero cómo podía imaginarme que existían personas que proclamándose admiradoras de San Francisco de Asís se comportasen tan egoístamente. Que mala suerte tuve y cuánto me apesadumbro por esa mala suerte. Quizás es pedir mucho que el argentino hubiese sido algo caritativo conmigo, pero no tuve ninguna suerte con él. Bien sabe mi consciencia que hice todo lo que pude para que él se sintiera a gusto, que vencí muchos miedos para alojarlo en mi casa, que luché contra mis propios fantasmas, que medité muy cuidadosamente cada palabra que le dirigía … y todo para nada.

3. porque le hubiese sido tan fácil al argentino  dejar un buen recuerdo en mí, darme hermosos consejos, ayudarme como yo le ayudaba, hacerme críticas constructivas, darme un poquito de aprecio, incluso una migaja de afecto… ya que por mi parte me hubiese contentado con muy poco, pero nada, él no fue capaz de dar nada. Absolutamente NADA. Allá él con su consciencia¡¡

4. Porque sólo se trataba de pasar unas pocas semanas de la mejor manera posible para los dos. Nada más (y nada menos) que eso. Usarnos mutuamente como trampolín uno respecto al otro, para saltar bien alto, de manera que cuando nos separásemos, cada cual hubiese mejorado su situación inicial y estuviese más cerca de sus objetivos. No creo que eso sea pedir mucho.



9. porque, y esto es lo que más me duele de TODO, cuando conocí al argentino yo era una persona con poca experiencia de la vida y con mucha ingenuidad, y de la misma manera que en una fruta tierna se marcan más los dedos, en mi mente cándida e inocente se marcaron con mucha más intensidad las desgraciadas vivencias compartidas con elargentino. Vivencias tristes que ahora sé que me acompañarán para siempre. Él podía haberme ayudado a abrirme más a la vida, pero me DESPRECIÓ por mi inexperiencia. Y ese desprecio en alguien que aún estaba por decirlo así “ muy verde” me ha dejado una huella honda y lacerante, que perdurará para siempre.





27. porque necesitaba sus consejos, su experiencia, pero él no me dio NADA. SE FUE INCLUSO SIN DECIR ADIOS, SIN DAR LAS GRACIAS Y NEGÁNDOME LA PALABRA. LE AYUDÉ TANTO Y A CAMBIO NO RECIBÍ NADA.

En fin, que aunque ya ha transcurrido más de un año desde que el argentino salió como un fugitivo ingrato de mi vida, los malos recuerdos que dejó en mí siguen causándome malestar. En general, consigo mantener ese dolor a raya, y lo resisto bien. Pero cuando por esas cosas naturales de la vida, me siento bajo de ánimos o me sucede algo que me entristece, entonces ese horror, con el cual El argentino llenó mi corazón, rompe el cerco con el que lo amortiguo e irrumpe salvajemente en mí, con una fuerza devastadora y agria, que me hace sentir sucio y angustiado. Afortunadamente, en esas ocasiones me salva la palabra escrita. Me pongo a escribir sobre lo que me entristece, sobre la ingratitud y el desprecio del argentino, y eso al menos me alivia bastante. Que Dios me siga dando fuerzas para seguir escribiendo.





Et laudamus Nomen tuum in saeculum, et in saeculum saeculi.
Dignare, Domine, die isto sine peccato nos custodire.
Miserere nostri domine, miserere nostri.
 

CARLES SOLERR