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sábado, 6 de diciembre de 2014

DAVID Y LA PERDIDA DE TIEMPO



DAVID Y LA PERDIDA DE TIEMPO

No sé muy bien por qué David se empeña en decir que fue una pérdida de tiempo. Quizás porque lo compare con una planta de la cual se espera un sabroso fruto. Como la planta no dio fruto, entonces el nacimiento de dicha planta fue un acto absurdo, es decir, una pérdida de tiempo. Sin embargo, yo no opino lo mismo, porque aunque en parte se puede admitir que no hubo fruto, sí que hubo floración, sí que hubo bellas flores, y solo para contemplar en uno mismo las bellas plantas en flor valió la pena, y todo aquello que vale la pena nunca es ni absurdo ni mucho menos resulta una pérdida de tiempo. Tanto es así, que si volviera a vivir, me gustaría volver a hacer eso que David considera, sin mucho tino, una pérdida de tiempo. Porque eso dejó muchos bellos recuerdos, cada uno de los cuales se puede comparar a una flor.
 Una vez dicho lo anterior, también creo que cada planta tiene su propio desarrollo: así las hay que dan fruto muy pronto, otras que tardan más y otras que no lo dan nunca. La impaciencia en estos casos no suele ser muy buena consejera, y muchas veces solo sirve para malograr lo que prometía ser una perfecta culminación. Pero sea como sea, es de lo más injusto afirmar que donde hubo hermosas flores, también hubo una pérdida de tiempo.
En fin, más pérdida de tiempo resulta cortar las flores para que no den fruto. Sobre todo, cuando se sabe que muchas plantas no dan fruto, y a pesar de ello se las admira por sus bellísimas flores, este es el caso de las rosas.