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miércoles, 11 de febrero de 2015

DIEGO, ENTRE LA ESPADA Y EL ARGENTINO



DIEGO, ENTRE LA ESPADA Y EL ARGENTINO

Cada vez me queda más claro que uno de los dos, o Diego o Norberto, usaron este blog para deshacerse del otro.
Fue Diego, quien tomando como pretexto mi blog, se deshizo del argentino o fue al revés. Difícil de determinar.
Fuera lo que fuera, bien pudo ser la existencia del blog un motivo para que Diego vertiera alguna crítica leve, muy leve, sobre Norberto, quien la interpretaría  como una ofensa y como una falta de confianza hacia su persona. Sin lugar a dudas, dicha crítica hizo aflorar al verdadero Norberto, ese ser egoísta, narcisista que solo piensa en sí mismo y en ese Dios, creado a su imagen y semejanza, que siempre lo absuelve de todo. Tan falso como los marcianos de luz en que cree resulta ser ese Dios que se ha inventado. Porque si un blog como este fue la causa que le empujó a romper el vínculo con Diego, semejante ruptura es la prueba definitiva de que  concedía escaso valor a su convivencia con él. Seguramente debieron existir tensiones internas, subterráneas, entre los dos, que salieron a la luz a raíz de las discusiones que debió suscitar este blog (eso es una suposición, a lo mejor había otras desavenencias entre ambos). Pero no creo que el blog tuviera más fuerza que la pueda tener una chispa. Si la chispa salta sobre el acero no se crea ningún incendio, pero si salta sobre la paja, entonces… 
Ciertamente, el blog también pudo despertar los recelos de Diego, porque probablemente era él quien cargaba con la mayor parte de los gastos de la convivencia. Resulta revelador que en los tres casos, el mío, el de Ferran, y el de Diego, Norberto haya encarnado el rol de un "mantenido".
Seguramente, Diego debió formular la pregunta más inquietante de todas: " Pero, Norberto, has intentado arreglar las cosas con ese catalán? Si el Dios en que dice creer fuera el mismo en el que dicen creer los cristianos, sin lugar a dudas que lo hubiese intentado, pero como ese DIOS en el que dice creer es su propia SOBERBIA endiosada hasta el infinito, es evidente que ni lo ha intentado ni lo intentará.
Recuerdo muy bien cómo Norberto consideraba una ofensa imperdonable que Ferran le “criticara” su forma de cortar el pan. Incluso que le recomendara que no añadiera tanta sal a los guisos, y otras nimiedades por el estilo, etc.
Nunca va a entender que muchas críticas se hacen por amor o por afecto o por aprecio y que sin las críticas, las personas no pueden perfeccionarse.