LA INCAPACIDAD DEL TESTIGO DE JEHOVA PARA LA AMISTAD
Lo dijo con toda solemnidad, con lágrimas en los ojos: nunca olvidaré lo
que has hecho por mí.
A las primeras de cambio, lo olvidó, comportándose de una manera realmente indecente.
Como de costumbre había tomado la decisión equivocada, guiándose por todo ese
enjambre de miedos, de inseguridades, de ideas raras que pueblan su cabeza y
que lo apartan de las demás personas. Había negado la hospitalidad a quién
antes se la había brindado de buena gana. Su ingratitud no tiene perdón de
Dios, ese dios que ahora busca con tanto ahínco y que le sirve para olvidarse,
más mal que bien, de su soledad.
Es un comportamiento el suyo que no sigue los mínimos principios éticos,
pero que debido a que ahora su cabeza no está muy centrada, se aferra a él como
si haciéndolo así cumpliera con su deber.
Cualquiera sabe que si el testigo de Jehová obra así, conmigo y con
cualquier otro, es por la simple razón de que es un MISANTROPO y por su misma
naturaleza no puede obrar de otra manera. Él, que solo habla consigo mismo, no
compartirá que se le llame misántropo, y sin embargo, a alguien que obra como
él no se le puede llamar de otra manera.
Sí que es verdad que en el fondo de su corazón sabe que ha metido la pata,
pero carece de las habilidades sociales mínimas para rectificar. Incluso se
esconde tras de la Biblia para no tener que reconocer su colosal metida de pata.
No hay nada más feo que la traición a un amigo, y más aún, si algo tan feo
se hace en nombre del dios de los cristianos.
Un Misántropo nunca entenderá lo que es la amistad: cómo va a entender algo
que va contra su propia naturaleza?
Sí que lo entendió, en cambio, ARISTOTELES, uno de los más grandes hombres
de la historia al afirmar:
“el hombre virtuoso se comporta con un amigo como consigo mismo, porque el
amigo es otro yo mismo, de ello se deriva que, como cada uno desea la propia
existencia, así también desea la de su amigo.” “ Nadie escogería vivir sin
amigos, aunque estuviese provisto en abundancia de todos los demás bienes.”
En fin, no es probable esperar un gesto de arrepentimiento de quien se
podría definir como: AQUELLA PERSONA QUE SE HA PASADO TODA LA VIDA PONIENDO
EXCUSAS PARA NO TENER QUE HACER COSAS.