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domingo, 15 de enero de 2017

NORBERTO CICIARO Y LAS BROMAS DE YOUTUBE

 

Norberto ciciaro, el tipo con menos etica con el que he topado…


Estos días, viendo las bromas de YOUTUBE, he recordado mi convivencia con Norberto.


En una de estas bromas, aparece una bicicleta dejada en un rincón de la calle. Un transeúnte se fija en ella, y dominado por la codicia, decide apropiarse de ella. Una vez montado en la bicicleta, sale corriendo, pero antes de que recorra unos pocos metros, un hombre que surge de la parte trasera de un árbol, le estampa una tarta de nata en toda la cara.

Cada presunto ladrón reacciona de una manera distinta: los hay que intentan disculparse, otros huyen a la desbandada, y otros se enfrentan al bromista.


Es evidente la relación entre la broma y el caso Norberto. El argentino, quien se aprovechó de mi hospitalidad, fue capaz de negarme la palabra y de irse sin decir adiós ni dar las gracias, comportándose como el ser más desagradecido que uno se pueda imaginar, no se fue de rositas, pues al igual que en las bromas de youtube, recibió una tarta en plena cara, o mejor dicho, UN BLOG en plena consciencia. Este blog es como una tarta de nata arrojada contra la ingratitud desmedida e injustificada de un argentino sin principios morales.


La reacción del argentino fue tan absurda como la de esos presuntos ladrones que, tras ser alcanzados por la tarta de nata, se enfrentan al bromista. Puede que sea una broma pesada, pero robar algo no es precisamente un acto ligero, sino que implica una clara voluntad de saltarse las mínimas normas éticas. Luego: donde las dan las toman.


En fin, hoy no me cabe la menor duda de que el argentino no tenía ninguna intención de mostrarse agradecido. Para él, mi ayuda, que me supuso un esfuerzo titánico, por razones que no vienen al caso, no revestía ningún valor, por lo tanto, le pareció del todo innecesario exteriorizar su gratitud. Bastaba con que me hubiera dado las gracias y se hubiera despedido como cualquier persona civilizada. No solo no hizo eso, sino que se atrevió, el muy miserable, a negarme la alabra. Durante mucho tiempo, no entendí semejante actitud tan mezquina. Hoy la entiendo aceptablemente bien, Norberto es un tipo que no tiene, o al menos no tenía, el sentido de la solidaridad y no lo tiene por razones psicológicas o patológicas, dígase como se quiera.


Actuó, pues, según instintos, dejando de lado la razón. Ninguna ley positiva le obligaba a ser agradecido, pero al obrar tan unilateral mente, provocó que yo también, por reflejo, obrara unilateralmente, explicando lo absolutamente inmoral de su comportamiento.


Pero, vamos, se fue de mi piso de la misma manera que se fue de la Argentina o ue se fue de la casa de Diego: a saber, por creer que en alguna parte existiría un mundo hecho a su imagen y semejanza. Tal elucubración no existe en ninguna parte, pero el iluminado del argentino sigue buscando fantasmas entre la niebla de su mente a la deriva.