NORBERTO CICIARO Y LAS BROMAS DE YOUTUBE
Norberto
ciciaro, el tipo con menos etica con el que he topado…
Estos
días, viendo las bromas de YOUTUBE, he recordado mi convivencia con
Norberto.
En
una de estas bromas, aparece una bicicleta dejada en un rincón de la
calle. Un transeúnte se fija en ella, y dominado por la codicia,
decide apropiarse de ella. Una vez montado en la bicicleta, sale
corriendo, pero antes de que recorra unos pocos metros, un hombre que
surge de la parte trasera de un árbol, le estampa una tarta de nata
en toda la cara.
Cada
presunto ladrón reacciona de una manera distinta: los hay que
intentan disculparse, otros huyen a la desbandada, y otros se
enfrentan al bromista.
Es
evidente la relación entre la broma y el caso Norberto. El
argentino, quien se aprovechó de mi hospitalidad, fue capaz de
negarme la palabra y de irse sin decir adiós ni dar las gracias,
comportándose como el ser más desagradecido que uno se pueda
imaginar, no se fue de rositas, pues al igual que en las bromas de
youtube, recibió una tarta en plena cara, o mejor dicho, UN BLOG en
plena consciencia. Este blog es como una tarta de nata arrojada
contra la ingratitud desmedida e injustificada de un argentino sin
principios morales.
La
reacción del argentino fue tan absurda como la de esos presuntos
ladrones que, tras ser alcanzados por la tarta de nata, se enfrentan
al bromista. Puede que sea una broma pesada, pero robar algo no es
precisamente un acto ligero, sino que implica una clara voluntad de
saltarse las mínimas normas éticas. Luego: donde las dan las toman.
En
fin, hoy no me cabe la menor duda de que el argentino no tenía
ninguna intención de mostrarse agradecido. Para él, mi ayuda, que
me supuso un esfuerzo titánico, por razones que no vienen al caso,
no revestía ningún valor, por lo tanto, le pareció del todo
innecesario exteriorizar su gratitud. Bastaba con que me hubiera dado
las gracias y se hubiera despedido como cualquier persona civilizada.
No solo no hizo eso, sino que se atrevió, el muy miserable, a
negarme la alabra. Durante mucho tiempo, no entendí semejante
actitud tan mezquina. Hoy la entiendo aceptablemente bien, Norberto
es un tipo que no tiene, o al menos no tenía, el sentido de la
solidaridad y no lo tiene por razones psicológicas o patológicas,
dígase como se quiera.
Actuó,
pues, según instintos, dejando de lado la razón. Ninguna ley
positiva le obligaba a ser agradecido, pero al obrar tan unilateral
mente, provocó que yo también, por reflejo, obrara unilateralmente,
explicando lo absolutamente inmoral de su comportamiento.
Pero,
vamos, se fue de mi piso de la misma manera que se fue de la
Argentina o ue se fue de la casa de Diego: a saber, por creer que en
alguna parte existiría un mundo hecho a su imagen y semejanza. Tal
elucubración no existe en ninguna parte, pero el iluminado del
argentino sigue buscando fantasmas entre la niebla de su mente a la
deriva.