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sábado, 4 de marzo de 2017

EL EFECTO MARIPOSA Y NORBERTO CICIARO

EL EFECTO MARIPOSA Y EL ARGENTINO

Otra vez he ido a Barcelona de visita, y he ido buscando lo mismo que pensaba que podría encontrar gracias al argentino. Buscando algo que nada tiene que ver ni con el sexo ni con el amor. He ido al sitio correspondiente, y allí he depositado lo mismo de siempre, con la esperanza de que algo maravilloso ocurra en el futuro. Seguramente nada ocurrirá, pero yo no pierdo la esperanza.

Sin lugar a dudas, cegado por ese impulso que me empuja hacia ese sitio donde acabo de ir, abrí las puertas de mi piso a Norberto. Fue un error trágico en mi vida, porque movido por esa ilusión arrolladora, no tuve la suficiente lucidez de percatarme de la verdadera naturaleza del argentino: un tipo egoísta que solo miraba por su propio interés sin importarle en lo más mínimo las consecuencias de sus actos. Él mismo es la prueba de que el más aparentemente insustancial acto puede dar lugar a efectos inmensos. Pocas veces lo ridículo y lo supuestamente espiritual se dan la mano de una forma tan absurda como en el caso del argentino. Pocas veces el poder de la soberbia ha alcanzado un cenit tan elevado como en el caso del Norberto, el Iluminado con la luz de una linterna.