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domingo, 1 de enero de 2012

EL CAMARERO ARGENTINO, EL ARQUITECTO ITALIANO Y EL POETA CATALÁN

EL CAMARERO ARGENTINO, EL ARQUITECTO ITALIANO Y EL POETA CATALÁN


A veces, aparece en nuestras vidas, de la forma más inesperada, una persona que nos ilusiona. Este es el caso de Stephano B., un arquitecto italiano, que trabaja en un prestigioso estudio de Arquitectura de la capital catalana,( al cual se deben, entre otras, la remodelaciones de importantes museos catalanes). Actualmente, se dedica a la remodelación del Mercat del Born, en cuyos cimientos se encontraron los restos del antiguo barrio de la Ribera.

Todo empezó porque me interesé por una foto de este atractivo arquitecto. Al cabo de unas horas recibí el siguiente mail de él:


Hola Tau,

que bonito, dejarse compartir...

parlem”



Él también había visto mi foto, y debió sentir algún interés por mí. Como siempre es recomendable conocer a gente nueva, me pareció bien responderle.

Su segundo mail fue más largo y más prometedor. En él se podía leer lo siguiente:


home, entre 'compartir' i 'deixarse compartir' corre un abisme!

per mi es que compartir es escollir algo que vols compartir i donar-ho, mentres deixarse compartir es donarse, es permitir a un Tal o un Tau d'entrar a la teva vida i construir algo plegats fent servir lo "teu", fins que es converteix en "nostre"...


Como me parecía que se estaba extralimitando, le recordé, para ser lo más honesto con él, que en mi vida había otra persona. Lejos de desanimarse, me escribió otro mail más largo y más prometedor que empezaba así:

“Els aclariments, com es bo que sigui, obren camins...

Avui hora de literatura, despres toca filosofia metafisica, tot seguit clase de mates, pel final deixem l'hora de religio (opcional)... tot plegat es molt estimulant!


Y continuaba de la siguiente forma:

Aixi deixarse compartir acaba deixant el terreny de la metafisica i del matrimoni
(uff, mas liviano, no?)

Tinc molta curiositat per tu, i per les coses que 'son com son'... ho dius amb un regust...
(no vull triar, tu ho saps).


Crec que si que les coses son com son, pero l'amo sempre ets tu, amb la teva carn viva compartida, o amb ganes de compartir.”



Y acababa de la siguiente forma tan sorprendente:


PD: vull compartir UNA cosa: em deixo tots els acents perque no soc barceloni, sino italia, i en aquests moments estic a casa meva als Alps... ciao”



Sin lugar a dudas, la palabra clave usada por Stephano era estimulante. Nuestro diálogo era muy estimulante para ambas partes y eso me agradaba sobremanera.

Quiso el destino que, desconcertado por lo de italiano y por lo que usara el catalán, y como es mi costumbre, buscara en el Google información sobre los italianos en Barcelona, que son muchísimos. Pues aunque parezca increíble, di con un video de youtube en la que aparecía Stephano hablando de los motivos por los que vino a Barcelona. Menuda coincidencia.

Inmediatamente le escribí un mail para compartir con él esa coincidencia, a la vez que le exponía la teoría de Jung sobre las coincidencias.

Me respondió, entre otras cosas, lo siguiente:

sort que el teu nom conte una "e", sempre que ho digui sera un gust per mi.

Vaja, quan he vist el teu missatge a la llista vaig pensar 'i aixo??', i em vaig quedar alli una estona a gustar la lleugera sensacio de vertic abans d'entrar a descobrir la sorpresa (fa re-molt que no em passa :)



No se la resposta, pero crec en un perque.
Es veritat que n'hi ha millers de possibles combinacions per a les coses, pero perque es dona aquesta i no un altra? i perque es dona davant meu, que la puc entendre, i no pas davant un altre, per qui no resultaria suggerent? Quantes mes coses ens escapen cada dia, perque no les veiem, o perque no les busquem? O be, perque encara no es el moment de veure-les o viure-les? Quin sentit te? o sigui, com puc fer servir aquesta informacio confidencial que vaig descobrir?


En fin cosas de la vida.

Sin lugar a dudas, esta experiencia me recuerda algo a mi convivencia con el argentino.

Con el camarero argentino también nos intercambiábamos mails, pero no eran nada estimulantes. Yo le escribía, y el argentino, me respondía al cabo de bastantes días. No redactaba un mail nuevo, sino que se limitaba a hacer intercalaciones en letra roja sobre el mío. En general, siempre hablaba de sí mismo. Nunca aprovechaba la ocasión para interesarse sobre mi vida. Era como si yo no le importase nada. Al principio, le escribí con ilusión, pero al ver que mis mails no provocaban ningún sentimiento, ni bueno ni malo, dejé de escribírselos, o los escribí sin entusiasmo.

Era como si camarero argentino me dijera, te respondo porque me pides que te responda, te comento algo porque me pides que te lo comente, porque si no, como comprenderás, no perdería mi tiempo hablando contigo. Yo prefiero "alborotarla". Tú eres demasiado poca cosa para mí. Yo soy un ser excepcional.

Exactamente lo mismo que me dijo tras que yo le dijera aquello de “ Fuimos el viajero que no llora, que no reza, que no implora, que se echó a morir”.

Me dijo, a mí, que tanto le había ayudado a cambio de NADA, lo siguiente:

“ Si tienes algo que decirme, llámame”
( como dando a entender que él no tenía, obviamente, nada que decirme, a mí, a "UN MUERTO VIVIENTE COMO YO")

Hay que tener mucha cara para decir eso. Pero el argentino la tiene. No sabe dar la cara, ni tampoco decir adiós, pero de cara no le falta. Desde luego que no¡¡¡

Los mails no fueron estimulantes. La convivencia lo fue mucho menos. El destino le había unido con otra persona, pero a él eso le daba igual. Sólo pensaba en sus cosas, en sus sueños y a mí me hacía el vacío más absoluto. Tan fácil cómo le hubiera sido dejar un bello recuerdo.

Eso justamente es lo que dejará en mí, aunque ya no me mande ninguno más de sus estimulantes mails, Stephano: UN BELLO RECUERDO.