STATCOUNTER


viernes, 14 de octubre de 2011

NORBERTO Y DAVID : POEMAS DEL SER Y LA NADA



ACLARACIÓN LITERARIA:
Los poemas sobre la nada expresan el sentimiento que la convivencia con el argentino dejó en mi alma. Lo estéril, por ejemplo, nunca se refiere a una persona, sino a los actos de esa persona. Nunca afirmaría que el argentino, como persona, encarna lo estéril, porque me resulta obvio que hay bastantes personas en el mundo que proclaman lo contrario, pues para ellas ha sido algo fértil y beneficioso. Lo único que digo es que sus actos para conmigo, y en ese lapso de tiempo que fue nuestra convivencia, dejaron en mí el sentimiento de lo estéril. De la misma manera nunca se me ocurriría pensar que el argentino, como persona, es la nada, porque eso es metafísicamente falso, y físicamente todavía lo es más. Lo es porque es evidente que el argentino es algo y también porque hay muchas personas que afirman que el argentino es algo y que para ellas ha sido muy provechoso conocerlo y lo aman y lo bendicen. Lo único que yo sugiero en mis poemas es que en mi pensamiento el argentino simboliza la Nada. Esa palabra la utilizaba él mismo muchas veces para delimitar nuestra convivencia. No sólo la dijo sino que la escribió. No solo la escribió sino que la puso en práctica y se fue sin decir nada, ni siquiera adiós. Me negó, pues, la palabra. Que mi palabra, en desquite, rebose el vacío de su silencio.


ÉL NIEGA LA PALABRA.

A Norberto

Eran las seis del domingo. La seis.
Cuando, para él, me puse a teclear
Un mensaje de móvil: ¿Te puedo llamar
Dentro de una hora? Sin más, se lo envié.

Con la voz de mis sueños se lo envié.
Con la misma ilusión con que los niños
Lanzan al cielo una cometa: así
Se lo envié. Como yedra de la zanjas
Que sueña un paredón para enredar-se,
Así, anhelante, esperé su respuesta.

No hubo ni son ni relámpago. No hubo
Ni sombra de respuesta. No hubo nada.

Eran las seis y cinco y no hubo nada.
Eran las seis y cuarto. Y no hubo nada.
Eran las seis y media. Y no hubo nada.

Eran las siete del domingo y nada.
¡Las siete¡ y nada de nada. ¡Las siete¡

No hubo ni sol ni madrugada. No hubo
Ni sombra de respuesta. No hubo nada.

La nada fue un gusano en la manzana
De mi esperanza y me dejé comer.
Y al mismo tiempo esperé, con fe de ángel,
Que volviera a mi orilla la paloma
Mensajera, a mi río sin meandros.

Eran las ocho y yo aún la esperaba.
Eran las nueve y yo aún la esperaba
Eran casi las doce del domingo.
Las doce. Y aún nada. ¡Sólo nada¡

No hubo ni frío ni verano. No hubo
Ni sombra de respuesta. No hubo nada.

Y vino el lunes y el mismo silencio.
Y vino el martes y el mismo silencio.
Y vino el viernes y el mismo silencio.

Calló el pulgón y el mugido del buey.
Callo el guijarro y el troncho del apio.


Todo a mi alrededor guardó silencio.

No hubo ni toro ni manada. No hubo
Ni sombra de respuesta. No hubo nada.


Rajé septiembre y no encontré respuesta.
Rajé diciembre y no encontré respuesta.
Rajé febrero y no encontré respuesta.

No encontré ni la espuela ni los muslos.
No encontré nada. Ni el hongo ni el viento.

No eres de Cristo si me niegas la palabra.

Si me la niegas, se la niegas a Él.

Me asomo al Reino de Dios y tampoco
La encuentro allí. No está ni aquí ni allí.
No está en ninguna parte. Ni en el orco.

Tu palabra es la nada y es por eso
Que todo te separa del amor de Cristo.

Porque Él es la Palabra
____________________Y con Ella lo hizo Todo.




SAN FRANCISCO DE ASÍS HABLA A LOS PÁJAROS

A David

Seas, mi pájaro, alabado,
porque tu voz es la de Dios
Y tu vuelo es el de su aliento.

Te abro la palma de mi mano
Para que en ella hagas tu nido.

Coge mis cabellos, anúdalos,
Júntalos con la cera de mis oídos:
Y alza, sobre mi piel, tu casa.

Te doy mi palabra y mi sombra.
Mi pan y mi boca. Mi sed
Y mi leche. También mi soplo.

Seas, mi pájaro, alabado,
porque tu voz es la de Dios
Y tu vuelo es el de su aliento.

Sube a mi hombro y atisba, desde allí,
Las hierbas y las flores que plantó,
Para el goce de los sentidos,
Nuestro amorosíssimo Padre.
Son pequeñuelas y, como Él nos ama,
Amémoslas en sueño y en vigilia.

Mira a lo lejos las montañas
Y los bosques, las amapolas
Y los abrojos, el cielo y el sol.
Ellos también te miran y te aman.
Acarícialos con tus alas
Y bendícelos con tu pico.

Allí, a ras de horizonte, el mundo
Es una mesa recién puesta
Para nosotros. El río es un vaso
De agua fresca. La tierra es un plato hondo
Que rezuma la sopa más sabrosa.
Toma ya la cuchara y aliméntate.

Seas, mi pájaro, alabado
porque tu voz es la de Dios
Y tu vuelo es el de su aliento.


Te hablo porque te amo sin cesar,
Mi lengua es aire y por ella vuelas
Hacia los recovecos de mi alma.

Surca mi espacio, mi olvido y mis sueños.
Súrcame todo. Mi nuez y mi hígado.
Y cuando te haga falta la comida
Para tus crías, acude a mi corazón:
Lo troceas y te lo llevas
A cachitos hasta su buche.

Te hablo y me gorjeas sin tregua.
Sigo tus huellas por el cielo
Porque ellas me llevan al Verbo.

Su palabra es mi alegría.
_____________________Por Ella soy y con Ella te amo.