NORBERTO: LO GROTESCO HECHO CARNE
No puedo evitarlo: cada vez que me entero de que el iluminado del Norberto
imparte conferencias sobre cómo resolver conflictos es que me parto de risa,
mejor dicho, me meo de la risa. No se puede hacer más el pelele, porque eso es
lo que es y ha sido siempre el argentino, un pelele (en el sentido de poco preparado intelectualmente), no un loco visionario, un
PELELE CHARLATÁN, quien atrapado en su irrefrenable e inconsistente locuacidad,
lo mismo le da soltar que los toltecas fueron gente pacífica como que los
marcianos de luz velan por nuestro bienestar desde las Pléyades, mamarrachadas
de la NEW AGE, o, lo que es lo mismo, el negocio de lo espiritual.
Curiosamente, el argentino ha dejado supuestamente el tema de las estafas
espirituales para adentrarse en la ortodoxia más sistemática de nuestra época. Ha
abandonado los márgenes disidentes y pseudoespirituales para abrazar, con fe de
converso, las doctrinas más oficiales de nuestra época. Ha dejado
momentáneamente las energías que no se pueden medir, y que tanto atraen a los
más crédulos, para erigirse en portavoz de los nuevos métodos con que las altas
jerarquías del poder quieren armonizar nuestra sociedad. Por supuesto son técnicas
que se olvidan de Dios, son estrategias puramente laicas; pero eso, como
siempre, al argentino le da igual. Lo importante para él es poder soltar una
perorata ante una muchedumbre aparentemente embelesada por sus dotes oratorias,
lo cual es, como no, la mejor bendición para su insaciable ego.
Así que ahora toca hablar de resolución de conflictos, de mediación, de
habilidades sociales, etc. las mismas técnicas que se aplican en todos los
institutos de España para conseguir alumnos menos conflictivos y más sociables.
Sin lugar a dudas, no hace falta ninguna preparación especialmente complicada
para poder enseñar tales prácticas. Un cursillo y poco más. Así que no nos
cuente la milonga de que lo que estudió en Argentina le sirve ahora, porque no
es cierto. Yo he comprobado en los institutos en que he estado como cualquiera
puede enseñar eso. Más aún, he visto como la mayoría de las veces se eligen a
los propios alumnos como mediadores. A veces funciona y a veces no: como todo
en la vida.
Pero bueno, el argentino es un errante por naturaleza y va dando tumbos por
la vida, como de costumbre. Técnicas para entrar en trance con los marcianos o
para resolver conflictos, para él, en el fondo, todo es lo mismo. Una coartada
para poder vivir descansadamente, rodeado de personas que de alguna forma lo
adoren por los grandes beneficios que les aporta. Donde vas a ir buey que no
ares.
Por eso no me ofendo, sino que me río y de qué manera al ver que aquel que
se metía de conflicto en conflicto ahora se vanagloria de enseñar a resolver
conflictos. Cuántas vueltas da la vida, madre mía¡¡¡ es evidente que no
practica con el ejemplo. Porque si así fuera se limitaría a recomendar a sus
alumnos que se pusieran a rezar. Es lo que él hace conmigo. Bueno eso, y decir
que soy un psicópata. ¡¡Dios mío, pero qué forma más buena de resolver los
conflictos¡¡
Con oraciones, y echando toda la culpa a los demás: este es el método
magistral gracias al cual no hay conflicto que al argentino se le resista.
Quizás esta necesidad de tener que dedicarse a dar charlas sobre cómo resolver
conflictos sea un justo castigo a su soberbia, porque es obvio que lo que todas
esas técnicas recomiendan es siempre lo mismo: hablando la gente se entiende.
Justo lo que él no hizo. Mucho más fácil huir, dónde va a parar¡¡ Así es el
argentino: la quintaesencia de la incoherencia.
Por eso, yo opino de él lo mismo que Baltasar Gracián opinaba del mundo:
entré en él engañado y salí de él desengañado¡¡¡